Que histórico momento el que nos encontramos viviendo en todo el mundo. Una situación que nadie esperaba, pero que nos obliga a tomar decisiones y a adaptarnos, una pandemia que no para de extenderse y cobrar vidas.
Como ha sucedido en otros ámbitos, en Educación también se tuvieron que tomar medidas y encarar el problema. El Gobierno federal a través de la Secretaría de Educación Pública, ha decidido retomar las clases de manera virtual este próximo 24 de agosto, implementando una estrategia usada ya en otros tiempos, la educación a distancia a través de programas educativos por televisión.
La estrategia propuesta no me parece mala idea, pues algunos resultados se pondrán lograr con la educación a distancia.Lo que no me parece, es llevarla a cabo en estos momentos donde hay cosas más elementales que resolver.El alumno antes de cumplir su rol, es un ser humano que necesita satisfacer sus necesidades más básicas, como lo son: alimento, agua y descanso. Y creo que esto no se está considerando.
En un informe que realizó la Unicef con otras instituciones, encontré datos relevantes para argumentar lo que digo.En México 55.5 por ciento de la población tiene en menor o mayor grado, incapacidad para satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas durante un período prolongado que los ubica dentro de los 52.4 millones de pobres en el país, y los enmarca en el grupo vulnerable. Esta situación afecta fuertemente a los niños y niñas, de acuerdo con la "Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018, la prevalencia nacional de desnutrición crónica en niños menores de cinco años es de 14.2 por ciento, lo que corresponde a más de 1.9 millones de niñas y niños en México"(www.unicef.org).Estos pequeños son más susceptibles a infecciones, a crecer con retraso física y cognitivamente, a tener un menor rendimiento escolar, y a desarrollar enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y enfermedad coronaria a lo largo de su vida, por lo tanto, tendrán menor productividad y menos posibilidades de ingresos en su vida adulta.
El Coneval dice que la crisis por covid-19 afectará principalmente a estos grupos vulnerables, estimó que, para "el segundo trimestre de 2020, el porcentaje de la población con un salario inferior al costo de la canasta básica aumentará de 37.3 por ciento al 45.8 por ciento", lo que podría acrecentar los niveles de vulnerabilidad, inseguridad y pobreza.Con esta realidad tan cruda, ¿cómo es que se pretende dar continuidad a los programas educativos, y garantizar un avance? ¿Acaso alguien puede aprender con el estómago ardiendo de hambre?
Por otro lado, está el problema del desempleo, según la encuesta "ENCOVID19 en la primera quincena de abril 2020 entre 5.2 y 8.1 millones de personas perdieron su empleo".Está situación golpea directamente los bolsillos de las familias, obligándolos a alimentarse descuidando totalmente la calidad de sus alimentos, por falta de recursos económicos.
Todo aquel que piense que la educación es cosa aparte, se equivoca, como manifestó el pedagogo émile Durkheim en sus escritos, la educación es un hecho eminentemente social por su fin, los maestros no podemos pretender educar al individuo sin antes reconocerlo como un ser social, proveniente de un colectivo, y en ese sentido, luchar por crearle las condiciones mínimas para desarrollar su intelecto.Retomar las clases, así de tal manera, sin resolver antes un problema tan grave como la alimentación o el desempleo, es como querer echar semillas sin antes arar la tierra.Implementar una estrategia que además ya es vieja, y significa un retroceso, me parece solo una simulación, un entretenimiento para los que pueden, y una piedra más que cargar para los domesticados, acostumbrados a cumplir los mandatos, a pesar de que les cueste la salud, los pobres.
Lo que considero se debe hacer de inmediato es: 1) dar de comer a quien no tiene, a través de un programa de alimentación, 2) otorgar un salario básico universal, para que ayude a las familias a pagar sus servicios básicos: renta, luz, agua, etc.y 3) dotar de las herramientas necesarias para adoptar la nueva modalidad educativa, a todo el que no las tenga, me refiero al tan necesario servicio de internet como fuente indispensable de consulta para las tareas.
Considero también que el programa federal "La escuela es nuestra", que propone la 4T debe bajarse a todos los niveles, deben integrarse las escuelas del nivel Medio Superior, que han quedado fuera y que tanta falta les hace.
Y por último, se debe pensar en una inversión seria a la educación, ciencia y tecnología.Crear más escuelas, mejorar considerablemente las que ya existen, crear más plazas para los docentes, garantizar sus salarios y prestaciones, capacitaciones de calidad que le sirvan para mantenerlo a la vanguardia.El Banco Mundial informa que mientras México invierte 4.9 por ciento del PIB en educación, Cuba invierte 12.8 por ciento, mucho más que países de primer mundo (bancomundial.org), y los resultados de ambos dejan clara la diferencia.
La educación en México, debe considerarse como el mecanismo de transformación de la sociedad, la realidad nos exige crear al hombre nuevo, y para ello requerimos de verdaderas condiciones para lograrlo.Si el gobierno de la 4T, trata de mostrarnos otra cara de la moneda, con sus múltiples distractores, los maestros antorchistas tenemos los pies sobre la tierra, y sabemos que el pueblo trabajador nos da de comer, y es a quien siempre debemos servir con honestidad y alto compromiso, por eso levantaremos la voz siempre que haga falta para decir la verdad a quien la ignore, y exigiremos lo que a nuestros alumnos y sus familias les corresponde por derecho constitucional: alimentación, salud y educación, aunque nadie más lo haga.El tiempo demostrará que la razón nos acompañó siempre.
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