La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece en su artículo 4° que “Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa”. Esto dice, entre otras cosas el mencionado escrito, pero por desgracia este sólo quedó plasmado en el papel, tal como pasa con otras garantías que tenemos los mexicanos.
Y este hecho lo demuestra la realidad, es del conocimiento público que lugares como los municipios de Guadalupe o en la capital de Zacatecas abundan los hogares en los cuales se vive en hacinamiento o por lo menos como se dice vulgarmente, de "arrimados" con otros familiares, aunado a las personas sin casa propia y que rentan.
Si bien no hay datos específicos del número de personas sin vivienda propia, hay cifras que nos pueden ayudar al análisis. En nuestro estado hay 442, 623 viviendas de las cuales el 40.2 tienen 2 dormitorios y el 27.2 tienen solo uno; y no es necesario decir que es un número rojo ya que ninguna familia cabe en una habitación, ni en dos dormitorios, dado que el mínimo de personas mayores de edad es de 3.7 habitantes (Inegi, información por entidad).
Por otra parte, de 60,452 viviendas el 24.02% son hechas con materiales no aptos para vivir, esto por dos motivos: primero porque no es su casa, sino que están rentando y no se le hacen mejoras al inmueble al no ser su patrimonio, en este caso las viviendas no están en tan malas condiciones, pero entran en el rubro; en el segundo caso se trata de personas que hicieron su hogar con lo que encontraron, es decir, con materiales improvisados como madera, cartón y plástico pues no tienen certeza del terreno dado que se asentaron en el sitio existe con el riesgo de que la autoridad los desaloje. Entre estos dos casos se suman cerca de 24,000 familias. (Plan de Desarrollo Guadalupe).
Insisto, si bien no hay datos concretos de la gente que vive en hogares que no son suyos, hay indicadores serios que permiten darnos una idea de la carencia de vivienda. A estos números no se escapan las viviendas catalogadas como familiares, que no se precisa cuánta gente vive en estas unidades, pero hay testimonios que demuestran el fenómeno donde se sufren los efectos del hacinamiento y las molestias que se provocan al vivir en casa ajena; también escapa la gente que, si bien vive en condiciones aceptables pagando renta, pero sigue sin tener vivienda propia.
La opción de comprar a título particular es inviable ya que los costos son exorbitantes y la capacidad adquisitiva de este estrato social es relativamente baja, mientras que buscar créditos en programas de asistencia social, (además de tedioso y de difícil acceso), es restringido a las personas con trabajo que les brinde seguro, haciendo que esta opción, que es aceptable, no pueda cubrir a la mayoría de la población.
Ante tal problemática, el Movimiento Antorchista Guadalupense, está enarbolando a más de 400 personas demandantes de vivienda que representan a su familia en busca de una opción para darle un patrimonio a sus hijos; se han logrado acercamientos a los programas de Gobierno del Estado sin respuestas positivas, en consecuencia, seguimos esperando opciones para acceder a algún programa gubernamental que solucione esta necesidad latente en la zona conurbada.
Sin embargo, ante la nula respuesta oficial se prevén otras opciones como adquirir predios con particulares en un trámite legal y con los permisos necesarios para lotificar para que a cada solicitante le toque su terreno para iniciar con su vivienda con un costo accesible.
En Guadalupe seguimos en la senda de la solución a este problema y no nos detendremos ante la indiferencia del gobierno, esperamos que al menos no ponga trabas a la iniciativa de la población y si esto pasa la sociedad organizada tendrá derecho a reclamar por la falta de opciones en una muestra clara de que el derecho a la vivienda como el de la salud y educación gratuita son solo de papel. Al tiempo.
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