A lo largo de la historia han surgido una serie de fenómenos naturales que han lapidado a muchos seres humanos. Una de ellas fue la peste de Atenas que se propagó en el 428 a.C. durante la Guerra del Peloponeso. Algunos de estos fenómenos han sido epidemias. Por ejemplo, la viruela trasmitida por un hombre negro que se describe en la obra: Historia de las epidemias en el México Antiguo. En la Nueva España se dio una terrible epidemia de sarampión (1531), mejor conocido como Záhuatl Tepiton, para el siglo XVI se propagó el Cocoliztli (1545) por medio de fiebres y cólicos sangrientos.
La pandemia de la influenza en 1918 cobró la vida de 40 millones de personas. En México, durante el 2009, se propagó la influenza AH1N1, donde el gobierno reconoció 20 muertos, 1000 personas perdieron la vida y 70,000 fueron contagiadas. Hubo varias críticas al gobierno de Felipe Calderón, una de ellas fue la de no informar a tiempo para tomar las debidas precauciones.
Ahora, ha brotado una pandemia que está desafiando al mundo, el COVID-19 mejor conocido como Coronavirus. Hasta el 16 de marzo del 2020 se han registrado 80 casos de infectados en México, ante esta situación, la Secretaría de Salud, recomendó, desde el 28 de febrero, no abrazarse ni saludarse, pero el presidente no ha seguido las recomendaciones de su mismo gobierno, él sigue haciendo giras, abrazando y besando a la gente sin importarle las recomendaciones preventivas.
En diversos países se han tomado medidas drásticas para evitar la propagación del virus, el ejemplo más ilustrativo es el de China, Italia, España y Estados Unidos. En México, la situación preventiva es muy lenta, no se ha tomado con seriedad el grave problema de este virus. El presidente ha dicho que él trae consigo amuletos para protegerse del virus. Politiza el tema diciendo que este problema lo utiliza la oposición para desprestigiar a su gobierno, sin embargo, esto no es así, una persona con sentido común, se daría cuenta, por lógica elemental, de que éste es un problema muy serio, ya que los gobiernos de múltiples países están preocupados por la situación que se vive.
México enfrenta un claro desafío que pondría en jaque a la economía mexicana. Uno de los sectores que se verían más afectados con este COVID-19 sería el comercio informal. La informalidad en México es muy grande, pero, además, los trabajadores de este sector no cuentan con prestaciones sociales, como el servicio médico. Hay poca creación de empleos formales. La población general de México es de 125.8 millones de personas, pero solamente el 59.8% de la población está considerado como población económicamente activa, mientras que 30.9 millones de personas están en la informalidad, sólo 26 millones trabajan en empleos formales que pagan impuestos directos y que tienen prestaciones sociales (Benito Solís, El grave problema de la economía informal en México). Lo más preocupante de estos datos es que el gobierno no tendría la capacidad para atender a un gran sector de la población sí se llegará a contagiar de este virus, ya que no hay infraestructura en el sector salud, desde la falta de medicamentos hasta un equipamiento moderno.
Los cuatro puntos que propone el Movimiento Antorchista Nacional serían la solución para este tipo de problemas, por ejemplo, darles empleo a todos los mexicanos de acuerdo a sus capacidades, mejorarles su salario, y con ello, se podría tener una mejor y progresiva recaudación fiscal ya que todos los mexicanos estarían en condiciones de pagar impuestos directos mientras que los empresarios tendrían que pagar una cantidad mayor de impuestos de acuerdo a sus niveles de riqueza acumulada. El dinero recaudado se destinaria para mejorar la redistribución del gasto público, es decir, construir hospitales de primer nivel que cuenten con todo el equipamiento necesario y con la tecnología de punta para poder hacerle frente al COVID-19. Pero, desgraciadamente, este gobierno, está haciendo todo lo contrario, no hay empleos formales, no hay buenos salarios, no hay una política fiscal progresiva y, por lo tanto, no hay una eficaz redistribución del gasto público. El diagnóstico del presidente fue equivocado, la corrupción, no es el problema fundamental que tiene este país, el principal problema, en estos momentos, es el modelo económico, ahí es donde se deben hacer los cambios necesarios, sin embargo, no se ve que este presidente cambie de parecer. Su sordera y ceguera política pueden afectar la vida de millones de mexicanos que están en situación de pobreza y que serían presa fácil para el COVID-19.
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