En Morelia los índices de pobreza y desigualdad social son impactantes: una ciudad que tiene 784 mil 776 habitantes, de los cuales 300 mil se encuentran en condiciones de marginación, es decir, un 38.2%.
A estos datos hay que agregar que, según la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), son 170 mil 818 los habitantes con una educación básica incompleta; 267 mil 281 los que no cuentan con los servicios básicos de salud; además de 10 mil 631 viviendas que no disponen de agua entubada y 8 mil 284 viviendas con piso de tierra.
En este ambiente, donde miles de morelianos no tienen una buena calidad de vida, donde hoy deambula por las calles más gente con las necesidades básicas sin cubrir, donde ya es común ver a niños y a personas mayores trabajando en los semáforos, ante este triste ambiente, las autoridades se muestran indiferentes, como si caminaran en las nubes, ajenos a todos los problemas que tanto daño hacen a la sociedad moreliana.
En estas últimas semanas, las manifestaciones en contra de Raúl Morón Orozco, Presidente Municipal de Morelia por el partido del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) han ido en aumento; cada vez son más los sectores sociales que desaprueban y reprueban a la actual administración.
A estas movilizaciones se han sumado los colonos y campesinos del Movimiento Antorchista de Michoacán, así como los estudiantes de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios "Rafael Ramírez", quienes iniciaron solicitando audiencias con el presidente municipal, ante lo cuál Raúl Morón Orozco se comprometió con cientos de colonos, en octubre de 2018, a entregar a los integrantes de esta organización apoyo de vivienda, compromiso que reiteró el 12 de febrero del 2019 y que hasta la fecha no ha cumplido.
Las comisiones de antorchistas dejaron de ser recibidas por el gabinete municipal, y cuando los recibían era simplemente para generar compromisos que evidentemente no se cumplirían; ante esta situación la última alternativa que vieron viable para ser escuchados, fue salir a la calle con pancartas en alto y consignas que hacían que el pueblo moreliano conociera sus demandas.
Con un total de ya 5 marchas, una caravana cultural y una cadena humana, los colonos y estudiantes salieron a demostrar la justeza de su causa; la caravana cultural mostró a los habitantes de la capital michoacana que el arte es también una forma de protesta, que a través del arte el ser humano puede poner de manifiesto sus inconformidades.
Pero a pesar de las diversas manifestaciones, la actitud de las autoridades municipales ha sido de cerrazón y oídos sordos ante las exigencias del pueblo, ese mismo pueblo que los eligieron como sus gobernantes.
La situación de Morelia es la misma que atraviesan diferentes municipios y estados de la República en la que gobierna MORENA: la negativa a escuchar y a atender las demandas de los mexicanos ha sido su bandera. En Morelia, Morena no sabe gobernar.
Urge, pues, hoy más que nunca, la unión del pueblo. Es necesario que todos los mexicanos humildes se sumen a una misma causa, la de defender y garantizar la solución de sus demandas: ¡el pueblo es el que tiene la última palabra!
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