El 5 de febrero del 2024, hace un año, nuestra compañera Angélica Gasca Dávila, por circunstancias prácticamente inevitables para nosotros y para la ciencia, se nos adelantó en el camino en el que, tarde o temprano, nos guste o no, todos tendremos que andar. La única diferencia es que los que quedamos vivos no sabemos cómo ni cuándo nos llegará el momento. La muerte, aunque nos parezca cruel, también es absolutamente inevitable. Por esa razón, Miguel Hernández decía: “Que sencilla es la muerte, que sencilla, pero que injustamente arrebatada, no sabe andar despacio y acuchilla, cuando menos se espera su turbia cuchillada”.
Fue en esta lucha de ayudar al pueblo pobre de México, con la que coincidió Angélica y en ella se mantuvo hasta su muerte
Creo que prácticamente todos podemos coincidir con el poeta español y lo tenemos que tener presente. Pero, sabedores de que nadie es eterno en este mundo, tiene que haber un cuestionamiento en el sentido de ¿qué razón o sentido le damos a nuestras vidas? Las religiones dan respuestas distintas y cuestionables a la pregunta anterior pero, una de ellas, la religión cristiana, plantea que para vivir en armonía con nosotros y con nuestros semejantes e, incluso, para tener un posible acceso a otra vida (en caso de que exista), es necesario “amar al prójimo como a sí mismo.
Puede ponerse en tela de duda, pero lo cierto es que los antorchistas intentamos aplicar y ser congruentes con este principio. Nosotros queremos al pueblo pobre de México y por esa razón, desde que nació Antorcha, desde en la mañana hasta la noche, durante los 365 días del año, los activistas antorchistas nos preocupamos y nos abocamos a ayudar a la gente humilde y necesitada de nuestra patria. Pruebas palpables y evidentes las hay por miles, a lo largo y ancho del país, ahí donde el antorchismo ha podido plasmar su proyecto.
Fue en esta lucha de ayudar al pueblo pobre de México, con la que coincidió Angélica y en ella se mantuvo hasta su muerte; ella era de la estirpe de “los imprescindibles”, como dijo Bertold Brecht. Los que conocieron a Angélica coincidirán conmigo: hay pocas gentes como ella.
Pero la causa por la que Angélica coincidió y trabajo con Antorcha, no ha terminado, no se ha logrado todavía.
El gobierno del sexenio anterior y del actual nos han vendido la idea, y quieren que la aceptemos, de que todo está y va muy bien, lo cual es una vil mentira y, para nuestra desgracia, la realidad es totalmente contraria a lo que se dice.
Por ejemplo: no se construyen obras de infraestructura para pueblos y colonias marginadas tales como: pavimentaciones de calles, construcción de drenajes, electrificaciones, redes de agua potable, etc., por haber desaparecido el ramo 23 que asignaba recursos para lo anterior. Estas obras de infraestructura prácticamente están canceladas y, en ese sentido, el desarrollo y progreso de las colonias se ha estancado.
Nuestro anterior presidente prometió: “Desde el primer día de mi gobierno, no al mes, desde el primer día, los narcos cambiarán las armas por tractores y se convertirán en gente de bien, se los juro”; dicha promesa no se cumplió y lo que sí se dio fue el aumento de muertos en 43 mil 553 con respecto al periodo del ex presidente Felipe Calderón, la más alta cifra considerada en nuestra historia. Y esta ola de violencia y muerte no tiene para cuando terminar, basta ver las noticias de lo que está pasando en Sinaloa, Tabasco, Chiapas. En cuanto al sistema de salud mejor que el de Dinamarca simplemente fue una burla cruel y la situación es tan dramática que el hospital Aurelio Valdivieso, de la ciudad de Oaxaca, hace algunos días dejó de atender a los enfermos por carecer hasta de agua potable, situación similar ocurrió en el Hospital IMSS 5 de Mayo de Tuxtla Gutiérrez.
¿Para qué seguirle?
La realidad de nuestro país es patética y vergonzosa, en ese sentido todos los que conocimos y convivimos con Angélica: familiares, amigos, plenistas de la zona y del país, así como todo hombre bien nacido, tenemos que continuar la lucha, pues la lucha de Angélica y de Antorcha, siguen total y absolutamente vigentes.A
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