En el mes de mayo existen dos fechas muy importantes en el terreno educativo para nuestro país: el Día del Estudiante y el Día del Maestro. El estudiante, que es como una masa moldeable de la que se pueden formar maravillas, y el docente, que además de brindar sus conocimientos al joven es como el escultor que va esculpiendo su obra de arte: al ser humano comprometido que aporte a la sociedad para su desarrollo.
Un pueblo educado es un pueblo combativo, no agachón, que aprende a exigir y, sobre todo, adquiere las bases para enfrentarse al los retos que se presenten a lo largo de su vida.
El Movimiento Antorchista, desde su nacimiento, se ha preocupado porque la educación en México sea de calidad. Para esto ha luchado a brazo partido para que, en las escuelas fundadas por Antorcha, se apliquen amplios conocimientos docentes, así como programas bien estructurados que desarrollen competencias en los educandos y los preparen para afrontar los retos de un mundo que cada día exige ciudadanos bien capacitados y con amplios conocimientos en todos los ámbitos.
En Antorcha existe una preocupación profunda porque nuestros niños y jóvenes adquieran conocimientos significativos que ayuden en su desarrollo; es por ello que fomenta una educación de calidad e integral, y que conjunta con la práctica deportiva y cultural.
Esto es el ser humano modelo, ideal e integral que puede enfrentarse a este mundo desafiante con las armas necesarias, porque, desgraciadamente, en México estamos a años luz de lograr que esto suceda, y pareciera que, aun sabiendo los requerimientos del mundo actual, quienes ostentan el poder en sus manos están empeñados en hacer todo lo contrario, empobreciendo cada día más y más la educación de nuestros niños y jóvenes para formar mexicanos menos preparados.
En este sentido, Antorcha, teniendo como punto esencial la educación de nuestros niños y jóvenes, no sólo ha sido espectadora del deterioro educativo que se presenta en el país, sino que trata de revertirlo con la formación de escuelas, que a base de mucho esfuerzo y lucha se han fundado. Sin embargo, el compromiso va más allá de crear escuelas —a pesar de que ya con este punto se está haciendo mucho—, sino que se procura que en ellas los docentes, que son una pieza clave para el desarrollo de la educación en México, siempre vayan a la vanguardia en conocimientos. Por eso se les prepara continuamente para que puedan transmitir todo lo que saben y han aprendido a las nuevas generaciones.
De acuerdo con los ideales de Antorcha en el terreno educativo, se analizó que, para lograr los objetivos propuestos, era necesario formar también un frente de lucha específico al que se le destinara capital humano e infraestructura, para que por medio de estas herramientas se mantenga supervisada de manera eficaz y profunda a todas las instituciones fundadas.
Es así como nace Antorcha Magisterial, que está integrado por hombres y mujeres capaces, inteligentes y, sobre todo, que aplican en su trabajo diario su mayor empeño para lograr los mejores resultados, además de luchar por la conquista de mejor infraestructura para estos planteles educativos.
Desde su nacimiento, hace 50 años, Antorcha ha trabajado y luchado por aportar su granito de arena en el terreno educativo, abonando en este terreno con lo anterior mencionado.
Sin embargo, es importante que todos los mexicanos, en primer lugar, se concienticen de la importancia fundamental que tiene la educación en nuestros niños y jóvenes, porque si queremos sacar realmente a nuestro país del hoyo en que se encuentra, debemos entender que la educación es fundamental, pues un pueblo educado es un pueblo combativo, no agachón, que aprende a exigir y, sobre todo, adquiere las bases para enfrentarse a los retos que se presenten a lo largo de su vida.
Y, en segundo lugar, que analicen la importancia que las autoridades imprimen a este rubro, a pesar de entender lo necesario de su existencia y fomento diario en todos y cada uno de los mexicanos. Y ante esto tenemos el desinterés desmedido y la apatía, que son los elementos que han caracterizado a las autoridades de gobierno, quienes mantienen en el abandono cientos de escuelas: sin agua, sin sillas escolares, sin pizarrones, sin escritorios e incluso vandalizadas.
Y lo más triste e impotente es que este terrible abandono no se corresponde con el gran derroche de recursos que se gastan en campañas, por ejemplo, o en obras que sólo han servido para eso: para derrochar recursos y hacerlos parecer como las grandes inversiones.
Es necesario y urgente que todos los mexicanos nos pongamos en la misma sintonía y alcemos la voz para exigir que las autoridades inviertan los recursos públicos en los rubros que realmente beneficien a los mexicanos, y entre estos se encuentra inmersa la educación.
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