La tozuda insistencia del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de iniciar las clases lloviera, tronara o relampagueara, sin generar las condiciones sanitarias en los espacios educativos y la protección con las vacunas a los docentes y estudiantes que, hasta ahora la ciencia ha recomendado como medio de prevención de la covid-19, continúan ocasionando alevosa y premeditadamente el contagio de la comunidad estudiantil y en muchos casos la muerte.
No era el rezago educativo que se sumaba al desastre de la pandemia lo que preocupaba al presidente. En un caos político, económico y social que se ha generado a lo largo y ancho del país por la forma tan ocurrente, desaseada y mal planeada de gobernar de la máxima autoridad nacional, había que distraer y simular capacidad. El presidente actuó y echó por delante a los más vulnerables, a los más desprotegidos a enfrentarse con la covid-19, los utiliza como carne de cañón.
Las presiones de ciertos sectores de la sociedad, algunos organizados, otros de manera espontánea atendiendo a su sentido común, se desgañitaban exigiendo condiciones salubres y sanitarias para regresar a las aulas y después de un largo y cansado camino en busca de ser escuchados, los docentes consiguieron se les aplicara la primera dosis de la vacuna Cansino que, según la farmacéutica China que la produce (CanSino Biologics), a los seis meses disminuye la protección de la primera dosis y a la segunda dosis se logran multiplicar por ocho los anticuerpos neutralizantes.
A la fecha de la redacción de este artículo, los maestros de varios estados de la republica continúan esperando que el gobierno de México autorice el suministro de la segunda dosis, partiendo que fue una recomendación de la farmacéutica.
El presidente de la Esperanza de México (AMLO) ha dejado a la deriva el principal y más grave problema a resolver en estos momentos en el mundo entero, la salud de sus gobernados, se ha ocupado una vez más en sus circos mediáticos, balanceando su espada a diestra y siniestra con todo lo que él no entiende o no comprende, ahora contra los niños con cáncer, luego contra los artistas, los empresarios, los maestros, los científicos, las organizaciones sociales y un sinfín de etcéteras, a los que él considera sus “adversarios”, ha dejado en ultimo plano la preservación de la vida del pueblo bueno y sabio por el que tanto se rasga las vestiduras en sus discursos, pero que en los hechos, la falta de programación de la segunda dosis de la marca Cansino para los docentes, lo delata, le jala la sabana al fantasma, deja ver la demagogia de su tan cacareado discurso de “primero los pobres”.
Los maestros no deben estar en riesgo porque, aún con la vacuna se pueden contagiar, es necesario el refuerzo, porque recordemos que la vacuna completa es para reducir las secuelas o el impacto del coronavirus.
Desde mi humilde opinión como docente, alzo la voz exigiendo una vez más al licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, se programé la aplicación de la segunda dosis de la vacuna Cansino para los docentes y para todo mexicano que la requiera, de igual manera se generen las condiciones de salud para una estancia segura en las aulas de, estudiantes, maestros y todo el personal encargado de la educación en México.
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