MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Al alza, delincuencia en el país

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¿Cómo que no hay cárcel en Tecomatlán? Me pregunta asombrada una señora a la que en una reunión entre los plenos hablábamos sobre el proyecto de nación en nuestro país; claro, es cuasi increíble pensar que en un municipio de México no haya cárceles. ¿Por qué?

Un artículo publicado con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), durante 2020, dice lo siguiente: “De acuerdo con el Inegi, en 2020, ocurrieron un total de 36,773 homicidios, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) los delincuentes terminaron con la vida de un total 34,555 víctimas por medio de homicidios dolosos. Esto significa que la tasa de homicidios en México fue de 29 por cada 100,000 habitantes”. Entendiéndolo así, no es difícil saber el porqué del asombro de nuestros compañeros.

Al mismo tiempo en el que se escriben estas líneas, una investigación en uno de los municipios más emblemáticos de nuestro estado es publicada y muestra la facilidad con la que se consiguen drogas en el mercado local y no solo ahí, sino en sitios concurridos cómo la plaza central y el parque; “es de la buena”, se escucha que el proveedor exclama al comprador después de recibir 100 pesos por “la bolsita”. 

Este es uno solo de los hechos que dan veracidad a que la entidad registró un índice de 188.41 delitos por cada 100 mil habitantes, tan solo el año pasado.

-¿Y usted por qué no me cree?

-Ay abogado, ¿pues qué no ve usted las noticias? Todos los días, en la mañana, están anunciando en “el feis” que ya volvieron a asaltar en la combi, que se desapareció una muchacha, que si encontraron a unos muchachos con drogas… y si así vivimos aquí, qué más será allá, tan cerca de las grandes ciudades.

Así es, en efecto, el alza en el consumo de drogas, en secuestros, crímenes dolosos y asesinatos, cuando menos en los últimos años ha sido mayor que antes de 2018. Y ante esta situación, las autoridades estatales han estado vacilando en acciones reales que pongan fin a las acciones delictivas de nuestro estado y en nuestro país.

Sin embargo, la verdadera solución tiene raíces aún más profundas. Por ejemplo, el poder operar desde un programa educativo real y ambicioso que pueda masificar las instituciones educativas en todo nuestro país, que al mismo tiempo pueda potenciar las habilidades deportivas y artísticas de nuestros jóvenes; procurar empleo y buenos salarios para todo aquél que esté en edad ya de poder trabajar y garantizar que la riqueza nacional pueda dirigirse al gasto social real en dónde el sector más pobre necesita la acción inmediata de la infraestructura para su bienestar, pues carecen de hospitales, red hidráulica y otros elementos indispensables para su subsistencia.

No existirá remedio más efectivo que la educación del pueblo para atenuar la delincuencia en nuestro país, pues, seguramente, la inmensa mayoría de la gente que se acercó a las redes delictivas, en un primer momento, lo hicieron por necesidad. Garantizar entonces los medios suficientes para la subsistencia, será un método infalible en el combate contra la pobreza, madre de los males sociales tan acendrados en la actualidad. 

¿Quién necesita cárceles cuando se puede garantizar educación para todos como en “Teco”?, que se corona con una villa estudiantil que alberga a más de 500 alumnos, por poner un ejemplo.

Estas son las evidencias de que un gobierno del pueblo no solo puede llevar las riendas de nuestro país, sino que se vuelve, incluso, más necesario que nunca, y para que en nuestro estado podamos replicar los grandes logros de nuestro emblemático Tecomatlán, compañeros, sigamos organizados con la única organización que vela por los intereses de los que menos tienen, nuestra Antorcha que sigue iluminando el camino de los pobres hacia un nuevo porvenir.

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