Estamos frente a un presidente que ha cambiado su discurso, su forma de pensar, su forma de actuar, los mexicanos estamos contemplando cómo el hombre que prometió un cambio radical para los millones de familias mexicanas y, además, se decía ser democrático, ahora se ha convertido en un ser que quiere controlarlo todo, que busca, por todos los medios, imponer su voluntad, ahora vemos tristemente como está sacando su verdadero rostro.
Y estaba claro que esto pasaría, pues su ambición de poder lo llevo a ser candidato presidencial más de una vez, primero con un discurso antiempresarios, después se volvió amigo de los que, según él, aborrecía, y con ello cambio su discurso, pero seguía manteniendo su frase de “por el bien de todos, primero los pobres”.
Y es que tantos años de candidato le valieron para hacerse experto en decir lo que cada sector de la sociedad quería escuchar, se volvió un político estratega, con muchos matices, por eso en sus mañaneras se le puede escuchar decir una cosa un día y al siguiente negarlo, como si nada, él siempre tiene un as bajo la manga, es decir, siempre tiene otros datos. Y como reza el refrán, “una mentira dicha cien veces se convierte en verdad”, por eso nuestro presidente repite y repite lo mismo hasta convencer al pueblo y, más aún, si se tiene el control de todo el aparato estatal.
Poco a poco, durante estos más de cinco años al frente del gobierno federal, el mandatario ha realizado una serie de campañas y acciones que lo van describiendo como lo que realmente es, una persona que navega con bandera de austero pero que vive en un palacio, vendiendo la idea de que es lo mejor, que la residencia oficial de los Pinos eran lujos de los conservadores y la llamada mafia del poder, además de ser un verdadero insulto al pueblo pobre. Solo no mencionó que el vivir en el recinto nacional les cuesta a los mexicanos 6 millones de pesos mensuales, eso sí es una burla para los más de 56 millones de pobres que viven en México.
Con su clara ambición de controlarlo todo y de desaparecer del ámbito político a quien no comulgue con su ideología o simplemente sea un estorbo para lograr cumplir sus caprichos, inició una campaña de desprestigio contra instituciones respetables como el INE, INAI, y contra la SCJN, sin olvidar las campañas negras en contra de las organizaciones sociales, de los periodistas, de los niños con cáncer, de las madres buscadoras, de los ecologistas, de los científicos, las descalificaciones hacia los productores que pedían apoyo debido a la sequía severa que azotó a nuestro país tachándolos de politiqueros y mafias locales que solo buscaban desestabilizar su gobierno, y para acabar, los enfrentamientos con gobernadores y gobernadoras que no son de su partido y que se han atrevido a cuestionar sus decisiones y acciones, como por ejemplo con la gobernadora del estado de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, del Partido Acciona Nacional por la defensa del agua del estado, por la entrega de los libros de texto gratuito y ahora por ser una entidad que no acepta ser parte del IMSS-Bienestar.
Todo esto que esta pasando nos debe preocupar a los mexicanos, la política de la 4T es de venganza, de menosprecio a las necesidades del pueblo, es una política populista en discurso, pero con raíces llenas de corrupción, es un gobierno que quiere asegurar su permanencia en el poder, aniquilando políticamente a todo organismo que lo critique, que no le aplauda sus caprichos (que por cierto salen muy caros) y, al más viejo estilo priista, comprando conciencias regalando dinero, aprovechándose de la necesidad del pueblo, necesidad que él como candidato juro combatir, pero en la práctica solo ve en cada apoyo un voto asegurado.
Ante esta situación es necesario que los mexicanos hagamos conciencia del rumbo que queremos para nuestro país, hoy más que nunca debemos hacer un solo frente para detener las locuras del “emperador” que tenemos en Palacio Nacional, México está muy lastimado y es necesario un cambio de modelo económico y de gobierno con urgencia.
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