MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Aprende en casa: simulación y fracaso

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El pasado 20 de abril regresaron a tomar clases a distancia, 30 millones 700 mil alumnos de educación obligatoria, es decir desde educación preescolar y hasta el nivel medio superior, estudiantes que son atendidos en 254 mil escuelas por un millón 643 mil docentes. La Secretaría de Educación Pública instrumentó para dicho fin, la estrategia denominada "Aprende en Casa", misma que está diseñada fundamentalmente para ser ejecutada por televisión abierta a través de los canales 11 niños e Ingenio TV entre otros, y por la red pública de radiodifusión.

Además de presenciar los programas, los alumnos irán conformando una carpeta de experiencias qué será evaluada cuando termine la contingencia, por los profesores que atienden a estos alumnos. Como tarea complementaria, se les pidió a los maestros instrumentar asistencia remota, utilizando la herramienta digital denominada Classroom de la plataforma Google for Education y otras plataformas educativas que se operan a través de la red de internet.

Hasta aquí, toda esta estrategia a simple vista, parece bien pensada y planeada, sin embargo, la pandemia deja al desnudo el rezago histórico del sistema educativo mexicano y en particular los problemas de infraestructura en las escuelas y la extrema pobreza de los estudiantes mexicanos. Según datos del INEGI, sólo el 53 por ciento de los hogares en México tiene acceso a internet y el 44. 9 por ciento a una computadora, es decir que prácticamente el plan instrumentado por la Secretaría de Educación Pública en caso de poder aterrizarse, sólo atendería a la mitad de los estudiantes mexicanos.

Ahora bien, en televisión y radio ciertamente no andamos tan mal; según FORBES 32 millones de hogares mexicanos, es decir el 92.9 por ciento tienen televisión, y 20 millones de familias tienen acceso a la radio. Uno pudiera concluir entonces, que la estrategia de clases por televisión es acertada, ya que abarcaría a la mayoría de la población escolar, sin embargo, esto no es así, veamos.

Ciertamente las clases por televisión y radio pueden asegurar una mayor cobertura y accesibilidad, pero se deja de lado la eficiencia y la equidad en la educación. Según algunos estudios e investigaciones pedagógicas serias, la educación vía remota no garantiza la adquisición de aprendizajes significativos por parte de los alumnos, incluso se cataloga a esta modalidad como mera instrucción, es decir que esta estrategia de la SEP federal no es garantía de que las niñas, niños y adolescentes aprendan.

Algunas de las deficiencias de estos modelos a distancia, por mencionar sólo las más evidentes, es que no hay certeza de que el alumno esté atendiendo a la clase por televisión, por lo tanto, los controles de este tipo de instrucción son débiles; también se señala la falta de interactividad y espontaneidad por parte de los alumnos. En resumen, fundamentalmente se les critica a estos modelos, su eficiencia.

Ahora bien, no queremos decir con esto que nos opongamos o desechemos por completo estas propuestas, sabemos que dichas herramientas son solo un auxiliar más para enriquecer el proceso de enseñanza aprendizaje, pero en las condiciones de atraso técnico, didáctico y pedagógico de los estudiantes y maestros mexicanos (atraso provocado por las carencias históricas del sistema educativo mexicano) no darán buenos resultados. Lo cierto es que, la difícil tarea de nivelación académica, la haremos los maestros cuando regresemos a las aulas, una vez que la contingencia haya terminado.

Esta propuesta de la SEP, que por cierto se acerca mucho a los modelos educativos neoliberales, que se instrumentan en los países más desarrollados del mundo, también denuncia una actitud insensible por parte de las autoridades educativas, ya que no reparan en las condiciones socio emocionales de los estudiantes y sus familias, mismas que son provocadas por el aislamiento y el hacinamiento en que viven.

La SEP no se detiene a pensar en la situación económica que están viviendo las familias mexicanas en las actuales condiciones, es decir en los despidos laborales que están sufriendo varias cabezas de familia, el hacinamiento en muchos de los hogares mexicanos, la falta de alimentos, los problemas de salud, los problemas psicológicos y emocionales que provoca el encierro, etc., todo esto definitivamente impacta en el ánimo emocional de los alumnos; dicho de otra manera si no se resuelven los problemas más apremiantes de las familias mexicanas, no habrá modelos educativos ni estrategias, que funcionen, de forma presencial y menos en la modalidad a distancia.

En tanto no se doten a las escuelas de la infraestructura tecnológica necesaria, no se atienda el déficit de espacios físicos, se cubra el faltante de maestros y se creen las condiciones materiales mínimas, para que docentes y estudiantes puedan volverse verdaderos autodidactas y sacar provecho a las clases a distancia, en tanto esto no ocurra, intentos como la actual estrategia "Aprende en Casa", no dejarán de ser mera simulación (cómo sostenemos que lo es) para justificar que la SEP está trabajando.

Los maestros mexicanos no debemos olvidar que el problema educativo es un problema de justicia social, es un problema de vivienda, de salud, de empleo, de salarios bien pagados, etc., si hemos comprendido esto y que los problemas de la clase trabajadora son los mismos que padecemos nosotros, por pertenecer justamente a esa misma clase, tenemos que obrar en consecuencia.

Llamamos a los maestros mexicanos a que cerremos filas en pro de las familias más empobrecidas, ciertamente no tenemos muchas alternativas, tendremos que cumplir con las "clases a distancia" o en caso de no hacerlo, ser objeto de sanciones administrativas y laborales por parte de las autoridades educativas, pero sin dejar de señalar que esto no servirá de mucho y sobre todo, debemos disponernos a remontar el rezago de nuestros estudiantes cuando nos encontremos de nuevo en las aulas, como siempre lo hemos hecho los buenos maestros mexicanos. Las crisis nunca las han resuelto los funcionarios trajeados desde sus escritorios, la labor educativa la hemos hecho y la seguiremos haciendo, los obreros de la educación; alcemos la voz para exigirle al gobierno federal encabezado por López Obrador, que salvaguarde la vida de nuestra gente, que se garantice la atención médica, el alimento, apoyos económicos para los desempleados, y la permanencia en el empleo para quien todavía lo tiene. Esta es la tarea del momento, de otra manera la historia y el pueblo, tarde o temprano nos lo reclamará.

Los maestros y el pueblo pobre de México no debemos olvidar en el futuro mediato lo que está ocurriendo: no olvidemos la manera tan oprobiosa en la que se nos trata, la gente que no tiene para comer, los pacientes que están muriendo en los hospitales porque el gobierno de la 4T no abastece a nuestros profesionales de la salud, de los insumos necesarios para combatir al virus, no olvidemos cómo el gobierno federal hace oídos sordos al clamor popular que le pide auxilio; recordemos, llegado el momento, el abuso y el abandono al que ha sido sometido el pueblo de nuestra patria, incluidos los maestros. Llegará el día en que toque el turno a los que hoy estamos sufriendo, de cobrar caras estas afrentas.

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