Nuestro querido maestro nació el 2 de marzo de 1941 en la región poblana de Tecomatlán. Hijo del culto, entregado y apóstol maestro rural Luis Córdova y de una mujer tenaz, sacrificada, luchadora, conocedora del Náhuatl y dotada de una excepcional capacidad para desarrollar los sabores de la comida tradicional poblana, Margarita Morán. Desde muy pequeño aprendió a leer. A los cuatro años el maestro Luis Córdova enseñaba a leer a sus hijas mayores y el pequeño Aquiles de apenas 4 años asistía de oyente a las lecciones que se daban en el piso. Mientras las hermanas estaban frente a los materiales de estudio, el pequeño Aquiles aprendía la lección viendo los materiales de cabeza y cuando el maestro Luis desesperaba, pues sus hijas no aprendían a la velocidad esperada y se disponía a levantarles la voz, el pequeño Aquiles salía en su defensa ofreciéndose él a leer. Cuál sería la sorpresa del maestro Luis cuando escuchó leer de corrido al pequeño Aquiles. La fama de lector corrió en Tecomatlán al grado de que al ir a la tienda le pedían que les leyera algún fragmento de periódico.
Desarrolló desde esa edad una memoria impresionante, similar a la de Sor Juana Inés de la Cruz o la del historiador Francisco Xavier Clavijero. Esa memoria ha sido correctamente alimentada desde su infancia, pues el maestro Luis Córdova le enseñó a declamar poemas y se convirtió el pequeño Aquiles en el “declamador oficial”, ya que en todos los programas cívicos de la escuela y del pueblo no faltaba su declamación.
De pequeño, también, se descubrieron sus dotes de un gran orador, pues al no conocer aún un cúmulo suficiente de palabras, para expresar ideas o sentimientos en ese momento inexpresables en palabras conocidas, lo hacía sustituyéndolas con palabras inventadas. Fue de pequeño: “inventor de palabras”.
Otra anécdota importante fue su primer acercamiento con la literatura, pues de la basta biblioteca del maestro Luis Córdova Reyes, extrajo una extraordinaria novela: Madame Bovary, de Gustave Flaubert. En ella descubrió que encerrado en esos pequeños cajoncitos llamados libros se podía acceder a culturas nuevas, a culturas distintas, a costumbres distintas, a inventos no conocidos, a lugares excepcionales, a sentimientos no experimentados. Aunque el maestro Luis le recomendó no leer ese libro por no ser para niños de 6 años, el pequeño Aquiles vio donde lo guardó el maestro Luis y a escondidas logró terminar fascinado la obra. Desde entonces, a la fecha, el maestro Aquiles es un gran devorador de libros que no lee por encima, sino que saca de todos los libros las lecciones que le han de servir para instrumentarlas a favor del desarrollo del Movimiento Antorchista.
Un aprendizaje integral abrevó de las aulas de la escuela de Tecomatlán de la cual fue maestro su propio padre. Esas bases le permitieron llegar con una preparación adecuada para ingresar en la Escuela Práctica de Agricultura de Champusco, Puebla. Cuál era el nivel académico del joven Aquiles que llegó a corregir en más de una ocasión a su maestro de matemáticas en Champusco. Ahí, además de las bases agronómicas, aprendió la música: el danzón, el vals, las grandes orquestas y la magnífica música popular mexicana. Hasta la fecha recuerda con precisión títulos de canciones que escuchó por primera vez en Champusco como “Rosas rojas para una dama triste”. Su primera participación y enseñanza política fue fruto de una huelga a favor de las normales rurales de México. El ejercito tomó Champusco y llevaron a los jóvenes que consideraban rebeldes al cuartel militar. Para ir al baño, iban siempre acompañados de dos centinelas armados. Más fortalecido de espíritu y experiencia salió el pequeño Aquiles Córdova.
Gracias a su buen desempeño académico en Champusco, fue admitido en la Escuela Nacional de Agricultura donde inició una radical preparación profesional desde la preparatoria agrícola hasta culminar exitosamente su carrera de ingeniero agrónomo especialista en agroindustrias. Fue un destacado alumno, absorbía todo el conocimiento que le llegaba y gracias a su disciplina, pudo avanzar significativamente en el terreno académico. Conoció maestros que le influyeron positivamente en la disciplina académica y cultural. Obtuvo el cuadro de honor y descubrió un error en la resolución de un ejercicio en un famoso libro de Cálculo, el Granville. En Chapingo se desarrollaron sus dotes de luchador social y de orador, pues logró ser electo presidente de la sociedad de alumnos de Chapingo. Algunos de sus colegas que lo conocieron, hoy en día comentan que cuando Aquiles tomaba la palabra, cortaba con el filo de su lengua. Evitó que la preparatoria agrícola desapareciera; logró que se construyera el edificio de la sociedad de alumnos, que se acabaran las “novatadas”, terribles, que golpeaban a los alumnos de nuevo ingreso, los rapaban y los discriminaban los de grados superiores. Sumó a los estudiantes de Chapingo en la defensa de la huelga a favor de la escuela de agronomía Hermanos Escobar.
Más tarde, escribe Pablo Martell Santos “[...] nos dimos a la tarea de reforzar la planta académica [de la escuela Hermanos Escobar en Chihuahua, aclaro yo] con maestros como Aquiles Córdova y Pedro Zapata Vaqueiro que habían sido dos líderes muy importantes de Chapingo, que ya habían egresado, ya eran profesionistas y nos los llevamos como maestros en la escuela, como una garantía de que la escuela continuara con sus proyectos adelante.” El ingeniero Aquiles siempre tuvo una excelente reputación como profesor y ha sido un gran pedagogo, cosa que me consta, pues no he conocido mejor expositor, por ejemplo, de la obra cumbre de Carlos Marx, El Capital.
De regreso en Chapingo como profesor, daba la clase de filosofía de la ciencia en el departamento de Zootecnia. Había quienes, por razones de prejuicio y enemistad política, quisieron cuestionar al ingeniero Aquiles como profesor; sin embargo, siempre fue respaldado por los alumnos, pese a que no coincidían con su visión filosófica y política. Le respetaban, pues, como buen profesor. Es más, la reacción quiso correrlo de Chapingo y no pudieron, hicieron un plebiscito que ganó el ingeniero Aquiles.
El ingeniero Aquiles promovió la transformación de Escuela Nacional de Agricultura a Universidad Nacional Autónoma Chapingo, que quedó sólo como Universidad Autónoma Chapingo y se sentaron las bases democráticas que hacen de Chapingo un caso excepcional pues es la única universidad que permite a la comunidad universitaria elegir por voto directo, libre y secreto, desde el rector de la universidad, hasta los consejeros universitarios y departamentales. La reciente caída del rector Solís se realizó con base en una asamblea universitaria con quorum legal y casi por unanimidad votaron por la salida del rector y el nombramiento de un rector interino. Ese mecanismo que permite a la asamblea tener esa capacidad de quitar a un rector como ya sucedió en Chapingo, fue impulsado por la comisión redactora del proyecto UACh, en la que participó de manera sustancial el ingeniero Aquiles Córdova Morán.
Los enemigos del progreso vieron la fortaleza del ingeniero Aquiles como ideólogo, profesor y promotor del cambio en Chapingo y, por lo mismo, el estado decidió enviar al ejército y correr violentamente a más de 150 luchadores por el desarrollo de la Universidad, entre ellos al ingeniero Aquiles Córdova Morán. Creyeron que así acabarían con el liderazgo de Aquiles Córdova. ¡Cuán equivocados estaban! En ese momento nació, como si dijéramos, la diáspora revolucionaria que sembró en todo México al Movimiento Antorchista Nacional y nació así la lucha de esta gran y querida organización social.
El maestro Aquiles Córdova, fundó el Movimiento Antorchista. Por cierto, el nombre de nuestra organización resultó de la recomendación de Doña Margarita Morán Veliz quien sugirió llamar a la organización Antorcha Campesina, nombre que tomó de una revista campesina y lo sugirió porque “sería la llama que iluminaría a los pobres del campo”.
Como activista político, luchó y fundó en Tecomatlán la secundaria, el Cbta y el Instituto Tecnológico Agropecuario, hoy Instituto Tecnológico de Tecomatlán. Dio luz a un sin número de logros en favor de los pueblos de la región y sentó las bases para el modelo de desarrollo de los pueblos con base en la lucha revolucionaria para la solución de sus demandas, pero sólo como un mecanismo educativo que permitiera al pueblo a aprender que si se unía, se educaba, se organizaba y luchaba, podía lograr grandes cosas, pero, con ello, se sentaban las bases para alcanzar el verdadero objetivo de la lucha revolucionaria: crecer para luchar por el poder político de México y convertirnos en factor que cambie profundamente al país, haciendo de México una patria más justa, más libre, más soberana y más poderosa.
Nació Antorcha con la luz de las universidades, pero después inició su trabajo en el campo, para después enraizar en los distintos sectores de la sociedad: antorcha obrera, antorcha campesina, antorcha popular, antorcha estudiantil, antorcha cultural y deportiva, que juntas conforman el gran Movimiento Antorchista Nacional.
El maestro Aquiles Córdova, fundador y guía de la organización más grande y mejor estructurada de México no es un caudillo, es un mexicano sencillo, pero muy trabajador y culto, preparado en la filosofía que ha de permitir al pueblo construir la unidad ideológica, la unidad organizativa y la unidad de acción para hacer de México una patria más justa y mejor.
Los antorchistas mexiquenses felicitamos al maestro Aquiles, no por haber simplemente cumplido un año más, sino por entregar todo su tiempo, toda su vida a la causa de los desprotegidos de México. Salud querido maestro y muchas gracias por hacer de nosotros gente dispuesta a servir a los más humildes de nuestra patria y por enseñarnos que sólo si estudiamos, si nos preparamos podremos educar y organizar al pueblo de México. Gracias por sus enseñanzas y por su entrega camarada y querido Maestro: Aquiles Córdova Morán.
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