MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Berenice Bonilla, sempiterna tea, luz de los jóvenes

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El 6 de octubre de 2018 cerró sus ojos, para siempre, nuestra querida Berenice Bonilla López, no puede haber un solo antorchista que no conociera a Bere, sus fotografías, sus videos declamando, sus pasos de baile… Fueron inspiración de miles de jóvenes y alegría de todos los que buscamos un mundo mejor. Así era ella: toda llena de alegría, de humildad, de calor, de amor por los pobres, una mujer revolucionaria; con todas sus cualidades era capaz de inventar una nueva palabra, haciendo referencia a una mujer valiente, luchadora, soñadora, entregada y aguerrida; ella, su nombre: Berenice del Rosario Bonilla López.

Su origen humilde fue, sin duda, un elemento indispensable para su formación. ¡Con qué orgullo hablaba de su pueblo: Huitzilan de Serdán! De los huapangos que tocaba su abuelo, de las canciones compuestas para nuestra organización, del agua que bajaba del manantial y hacía que su cabello tuviera esos destellos castaños. Verla en el escenario era un goce excepcional, sonreía para todos, para los humildes; y nunca, ningún escenario, fue demasiado pequeño o grande para ella, pues, desde el Auditorio Nacional o el Estadio Azteca, abarrotados de miles de personas, hasta la cancha o el entarimado más humilde, entregaba siempre al pueblo todas sus sonrisas y su ánimo a la hora de bailar.

Todo aquél que pudo escucharla declamar, no pudo ocultar la emoción que provocaba la traducción de los versos de los poetas más grandes a través de sus palabras, esas palabras que en su voz de contralto se volvían ora dulces y armoniosas, ora fuertes y aguerridas, y que invitaban a la lucha y mantenerse activos, de pie, alertas… Así era Bere, un ejemplo para todo aquél que la escuchase y viera.

Empezó desde muy joven a abrazar la lucha de los estudiantes de la FNERRR y sus cualidades artísticas la llevaron pronto a integrarse a los Grupos Culturales Nacionales del Movimiento Antorchista donde pronto logró destacar. En 2017 y como parte de su servicio social, se trasladó a Sinaloa para poder conformar junto a un grupo de jóvenes humildes, el ballet estatal del Movimiento Antorchista, labor a la que entregó su juventud y su fuerza los últimos años de su vida. Después de graduarse en el Instituto Macuil Xóchitl y con apenas 21 años, regresó a Culiacán para continuar edificando la labor cultural en el estado. Fue junto a Omar Lugo Espinoza, otro joven antorchista, que emprendieron la labor de formar el ballet estatal de Antorcha en Sinaloa; labor más noble no pudieron haber encontrado y fue ésta la que les ganó la inmortalidad entre todos los sinaloenses y todos los antorchistas, pues dejaron una huella imborrable en todo aquel que los conoció.

El 6 de octubre de 2018, Bere y Omar junto con otra joven, estudiante suya, se encontraban realizando una actividad económica en virtud de poder llevar a sus integrantes del ballet estatal al encuentro de folclor internacional, que realiza el Movimiento Antorchista año tras año. Ahí encontraron la muerte a causa de un conductor ebrio que, a exceso de velocidad, les arrebató la vida a los jóvenes maestros. Fue una tragedia a nivel nacional, y no hubo un solo antorchista que no se uniera a la pena que embargaba a los familiares de los jóvenes antorchistas. 

Hoy se cumplen 3 años de la irreparable pérdida de nuestros hermanos, las heridas aún están abiertas y aún duele enfrentarse a la realidad de la ausencia de tan queridos compañeros; sin embargo, el ejemplo tan grande de entereza, dedicación, humildad, valentía y tantas cualidades que no podemos encontrar sino en un corazón como el suyo, sigue vigente y sigue marcando nuestras vidas. Bere ya no está más con nosotros; sin embargo, en la memoria y el corazón de todos los artistas, de todos los antorchistas, seguirá brillando como luminosa antorcha el ejemplo y el camino que nos enseñó que vale la pena vivir: el de verdaderos artistas del pueblo. Bere seguirás viva entre nosotros, en cada corazón noble que exista, en la memoria del pueblo trabajador, y serás como lo dijo Octavio Paz, ¡Ola sin fin, sin límites, eterna! Eterna: Berenice del Rosario Bonilla López.

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