Ya casi para nadie, mínimamente informado, es desconocido el hecho de que nos encontramos en medio de un rebrote por todo el país, del mortal coronavirus SARS-CoV-2, popularmente conocido como coronavirus, cuyas consecuencias más evidentes y reveladoras son el aumento súbito en el número de muertos por todo el territorio. Y, tal como sucedió en su momento con la propagación masiva de este mal, ya son muchas las voces que culpan directa o indirectamente de este trágico suceso al pueblo, sobre todo, a los mexicanos y mexicanas que, aseguran, no hacen caso a las medidas de restricción sanitarias recomendadas por las autoridades del Sector Salud.
Hoy, tal como lo hice ya en su momento en repetidas ocasiones, dejo aquí mi humilde pero sincera opinión, en defensa de los que no pueden hablar por ellos en este ni ningún otro medio, para afirmar que, en esencia, quienes así opinan se equivocan. No pueden ser ni serán, por su innegable y tangible condición económica de miseria, los mexicanos más pobres los culpables del brote y rebrote de la covid-19. Aseguro que es, ha sido y será, el afán de ganancia y de lucro irracional desmedido de unos cuantos, el verdadero culpable de la hecatombe mortal a que hoy nos enfrentamos.
Pero, hay cómplices en este crimen de lesa humanidad causado por el injusto afán ya referido. Y no son otros, sino los gobiernos venales que hoy, como desde hace siglos lo acusarán las mentes más lúcidas al servicio honesto de los pobres del mundo, están al servicio y gustillo de los grandes potentados capitalistas de todo el orbe. ¿Cómo pudo ser, que el virus viajara y se propagara por todo el mundo, en un pobre y sufrido organismo viviente que, apenas ganaba lo justo para comer él y su pobre familia?, y, ¿cómo es que se puede pensar, que el rebrote es culpa exclusiva de quienes no se quedan confinados en su casa, cuando es el afán de ganancia que los sume en la miseria, el que los impele a salir a buscar el sustento diario, para no morir de hambre en sus humildes moradas? Como ya dije antes, se equivocan los que acusan al pueblo.
Sin embargo, por fortuna ya no durará mucho este engaño embustero. El pasado día 3 de febrero, la versión digital del periódico El Financiero, hizo pública una encuesta financiada por el mismo medio, donde se afirma que el 57 por ciento de los mexicanos encuestados, considera que el manejo que los gobiernos han hecho del coronavirus es un fracaso. Se dice también que este porcentaje, es mayor al 49 por ciento que resultó de una encuesta similar realizada en el mes de agosto pasado. En cuanto a la metodología del ejercicio, se dijo que la encuesta se realizó por vía telefónica a mil mexicanos adultos, entre el 15 y 30 de enero de 2021, y consistió en un muestreo probabilístico de teléfonos residenciales y celulares en las 32 entidades federativas. El medio afirma que el nivel de confianza de la encuesta es del 95%.
Pero el rebrote ya está aquí, y por mucha propaganda que se haga acerca de las vacunas, no podrá ésta, ahogar con su ruido lo que ya es más que evidente a causa del mal manejo de la pandemia, que señala la encuesta citada, es decir, el gran número de muertos y contagiados que aumenta día con día. El medio citado informa que, para el martes 3 de enero pasado, ya sumaban en todo el país, 159 mil 533 personas fallecidas, y los casos confirmados ascendieron a un millón 874 mil 92 casos. Además, somos ya el tercer país del mundo con mayor número de muertos.
Y en Colima, que según Inegi somos el estado más pequeño en territorio y población, la cosa no está nada mejor. Se dice que uno de los detonantes del rebrote de la covid-19, fue el cambio climatológico invernal, época donde típicamente se disparan las enfermedades respiratorias como la neumonía y la influenza, pero se afirma también insistentemente, que la causa fundamental es el relajamiento por parte de los colimenses, de las medidas recomendadas por el Sector salud. Y es por esto que yo protesto.
Tan sólo entre los meses de diciembre y enero pasado, el número de muertos por covid-19 pasó de 818 a 1,020; es decir, 202 fallecidos más; y los casos confirmados pasaron de 6 mil 909 a 8 mil 745, o sea, mil 836 casos nuevos. Y entonces fue que pasamos del semáforo naranja al rojo nuevamente. Incluso la doctora Leticia Delgado, Secretaria de Salud estatal, afirmó a un medio local que ya no hay disponibilidad de camas en el Hospital Regional Universitario. He aquí las consecuencias del rebrote.
El gobernador del estado, por su parte, dio a conocer a través de un video una serie de medidas para enfrentar la contingencia en semáforo rojo: se decretó el cierre total de negocios cuya actividad principal es la venta y consumo de bebidas alcohólicas, y se prohíben todo tipo de fiestas y aglomeraciones; se ordenó la restricción de horario a los negocios calificados como no esenciales, incluido al ambulantaje que, además deberá cerrar sus tianguis los fines de semana. Y no se permitirá el acceso a ningún negocio a los menores de 5 años, mujeres embarazadas y adultos mayores. Luego de señalar que lo que se busca con las medidas es el beneficio de todos, el gobernador señaló que "es imposible que la autoridad esté en todos lados&rdquo, por lo que exhortó a las y los colimenses a que salgan solamente a actividades esenciales, que "colaboren, sean prudentes, solidarios y respeten la vida”. Es decir, - aquí supongo yo-, que lo que el Gobierno dice es que el rebrote se dio porque la autoridad no está en todos lados y porque los colimenses somos imprudentes y no respetamos la vida. A mí sinceramente esto no me parece. ¿Es válido decir que los muertos por covid-19, se murieron por no respetar la vida?
Pero, además, ¿qué apoyos habrá para las familias que, "prudentemente” se queden en su casa?, y, ¿de qué vivirán mientras tanto?, ¿qué apoyos económicos van a tener los vendedores ambulantes, cuyo ambulantaje es precisamente la esencia de su sustento? Pero, además, ¿qué pasará con los desempleados que, indudablemente producirá el cierre parcial y total de los negocios esenciales y no esenciales? Es aquí precisamente, donde a mí no me parece que las medidas que se anuncian, hayan sido diseñadas pensando verdaderamente en todos. Y es aquí también, donde yo distingo de manera muy tangible el rebrote, pero de la insensibilidad gubernamental. Ya nos veremos en las urnas. Que conste.
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