Los malos gobernantes siempre han existido y existirán, son aquellos que llegan al poder sólo para enriquecerse, esa es la única meta que tienen.
Son los que embaucan a los votantes aprovechándose de la buena fe del pueblo, de sus necesidades, a quienes les prometen cambios radicales que al final no llegan, a ellos la historia los juzgará, pero antes lo hará el pueblo que los señala con índice de fuego. Ese es el caso del gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, quien está próximo a concluir su mandato, el que sin duda pasará a la historia como uno de los más nefastos.
Hace 5 años vivimos esas condiciones Joaquín González llegó a los rincones más apartados y pobres de la entidad, como no lo había hecho nunca, y aprovechándose de las necesidades de los pobres los embelesó y envolvió con su discurso de cambio total, de hacer las cosas de manera diferente, dando preferencia a la gente humilde, de escasos recursos, pobre, a la que aseguró atendería con prioridad.
Lamentable que ese rollo se lo creyó el pueblo, como pez se tragó la carnada con la ilusión de que ahora sí las cosas cambiarían, que el progreso y la justicia social por fin tocarían a sus puertas.
Joaquín González resultó ser lo mismo o peor que otros políticos también mal recordados, un gobernante deshonesto y mentiroso, que dejó a un lado su palabra empeñada y dedicó a disfrutar del poder, olvidando a la gente que le otorgó la confianza de su voto que lo convirtió en Gobernador de Quintana Roo.
Luego de cinco años de mal gobierno, la ciudadanía, hoy califica con un cero la administración que está por concluir. El mandatario sabe, que no quede duda alguna, que su administración ha sido desastrosa, sabe que le quedará a deber a los quintanarroenses, pues la entidad presenta estadísticas malas en pobreza, desempleo, falta de obra social y servicios básicos.
Y en inseguridad no se diga, se tienen las peores estadísticas en toda la Península, a tal grado que ocupamos el primer lugar, producto del desempleo y del cierre de negocios, todo por el nulo apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas. Sin duda alguna han sido 5 años de insensibilidad y cerrazón.
Para intentar contribuir a contrarrestar esos males, el Movimiento Antorchista pidió el apoyo del Gobierno del estado, y como resultado, sólo se tuvieron muchas reuniones con funcionarios estatales y en alguna ocasión con el propio gobernador, quien prometió las perlas de la virgen, pero, como buen ateo, no cumplió nada. Nos mostró que su palabra no vale nada y que lo menos le interesó fue cumplir lo ofrecido en tiempos de campaña.
Como hemos dicho e insistimos, los malos gobernantes siempre existirán, y Joaquín González será recordado como el peor gobernador de Quintana Roo y quizá su destino, por ese mal gobierno en el que prevaleció la sospecha del desvío de millonarios recursos, de obras no concluidas, pero sí cobradas, sea el mismo que otro mandatario de la entidad que fue encarcelado por los mismos actos presuntamente fuera de la ley.
Ahora resulta que Joaquín González anda muy calladito y todo indica que a las órdenes de Morena. Se dice que allana el camino para que este partido llegue al poder y con ellos la protección que le impida ser huésped del reclusorio estatal. Al menos eso aseguran sus allegados, funcionarios y partidarios quienes alegan que les ha dado la espalda.
A estas alturas sabemos que del gobierno de Quintana Roo no obtendremos nada, pero no nos cansaremos de denunciar la mala política y demagogia de Carlos Joaquín González.
Nuestra denuncia no cesará, nuestra lucha continuará porque la pobreza, desempleo e inseguridad está a la orden del día y corresponde al pueblo organizado, luchar y luchar para cambia la situación inhumana por una de progreso y justicia social.
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