Gran conmoción provocó la noticia del secuestro de 16 funcionarios públicos del gobierno estatal que, de acuerdo con el periódico El Universal, del 29 de junio, fueron víctimas de un levantón por parte del crimen organizado que se disputado con un grupo contrario “las rutas de tráfico de armas, drogas y, sobre todo, de personas” de “cientos de migrantes que entran a diario a territorio mexicano de manera irregular sin que nadie lo impida”.
Si dicha atrocidad -que se cometió a plena luz del día y en una de las vialidades más transitadas- generó miedo, terror e histeria colectiva, la actitud del presidente Andrés Manuel López Obrador frente a tan lamentable hecho nos dejó simplemente helados. Todos fuimos testigos de la respuesta en su mañanera, con tanta sorna y frivolidad, a un reportero que lo cuestionó sobre el tema.
Una respuesta que retrata, de cuerpo entero, al gobernante como un ser sin entrañas a quien no le preocupa lo más mínimo la integridad de sus gobernados. Si su actitud hacia el sufrimiento de integrantes del gobierno estatal, emanados de su propio partido es sarcástica y burlona ¿qué podemos esperar los simples mortales?
Ante tal desinterés gubernamental y nula empatía, los familiares de los funcionarios públicos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC), caídos en desgracia, optaron por bloquear la carretera Tuxtla-San Cristóbal de las Casas, a la altura del retén de Chiapa de Corzo durante todo el día; sin embargo, al no recibir ninguna intervención de las autoridades y vencidos por el agotamiento físico, tuvieron que liberar el paso al caer la noche, anunciando una marcha para el día siguiente, gracias a lo cual, en la tarde de ayer, se anunciaba que los 16 secuestrados habían sido liberados; no rescatados por la policía, sino liberados por sus captores.
En Chiapas, vivimos un fenómeno no visto en más de 20 años, estamos experimentando, como dice David Saucedo, consultor en seguridad pública citado por El Universal “un escenario de guerra, como el que se vive en Michoacán, Zacatecas y Guanajuato”; quien además anticipa que en las elecciones de 2024 seguramente le apostarán “a financiar campañas para controlar municipios a través de los alcaldes y la Policía Municipal”; es decir que estamos viviendo la guerra entre dos grupos criminales por ver quién se queda con el territorio chiapaneco; un problema que apenas empieza, el cual se irá intensificando conforme se acerquen los tiempos electorales.
“Lo que está ocurriendo en toda la zona de Frontera Comalapa, Ocosingo y otras comunidades, con muertos, secuestrados, es consecuencia de esta lucha” agrega Jorge Fernández Méndez, columnista de Excelsior.
Por su parte Raymundo Riva Palacio, en su columna de El Financiero, aseguró que “a finales de mayo llegó la Guardia Nacional a la región de Frontera Comalapa, lo que temporalmente sofocó la espiral de violencia, pero en el mediano y largo plazo el conflicto va a escalar, porque no se está resolviendo la guerra; sólo hay un impasse”.
Desgraciadamente, como ya quedó dicho, el escenario de guerra está en todo el país sin que las autoridades hagan algo para atender la situación: “Ataque armado a una tortillería en Taxco Guerrero deja un muerto y 4 heridos”, “Asesinan a Hipolito Mora ex líder de las autodefensas en Michoacan”, “Celaya, coche bomba lesiona a varios elementos de la Guardia Nacional”, son sólo algunos encabezados de los diarios que hemos visto nada más en la última semana. La pregunta es: si estos temas que son motivo de un escándalo en todos los medios de comunicación a nivel nacional no conmueven ni preocupan al presidente ni a ninguna otra autoridad, que más bien, se encuentran ocupados haciendo campaña a favor de sus corcholatas favoritas ¿que pasará con otros problemas que padecemos a diario, pero que son menos atractivos mediáticamente como la falta de empleo, los bajos salarios y nulo crecimiento económico? ¿cuando se atenderá la carencia de agua potable, de hospitales, de medicamentos y de drenaje, que por cierto, el 24 de junio acaba de cobrar la vida del biólogo Ariel Muñoz, quien fue literalmente tragado por una alcantarilla abierta en plena ciudad de Tuxtla Gutiérrez, al tratar de ayudar a un automovilista que se había atascado en ella?
Al momento de escribir estas líneas, la televisión anunció que el primero de julio se dará puntual seguimiento a la magna concentración convocada por el presidente y su partido Morena en el zócalo capitalino para conmemorar los cinco años de la Cuarta Transformación.
¿Qué va a festejar? Escuchando estas noticias uno no puede evitar que la mente traiga el recuerdo de un pasaje del historiador Tácito que cuenta cómo Nerón, aquel emperador romano, se puso a cantar y a tocar la lira mientras observaba complacido las llamas que devoraban a la ciudad de Roma; un incendio que él mismo había ordenado provocar la noche del 18 o 19 de julio pero del año 64 antes de Cristo. Difícilmente se puede encontrar otra imagen que represente mejor en este acto a Andrés Manuel López Obrador.
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