MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

China se defiende y el libre mercado tiembla

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Visto de manera superficial, el cambio que ha implementado la industria del entretenimiento, al poner a Latinoamérica en el centro de su atención como un espacio rentable para sus superproducciones de Hollywood, podría parecer extraño. Esto se demuestra en la creciente representación de personajes latinos o con ascendencia latina, y en la realización de cada vez más eventos en México o Brasil, ya que estos países se han convertido en aliados clave para evitar el fracaso o al menos mitigar el impacto negativo de una película o serie.

En el pasado reciente, China desempeñó este papel, con el cine y otros gigantes del entretenimiento volcando su atención hacia el gigante asiático, atraídos por su vasto mercado y la promesa de ingresos masivos. Sin embargo, esto encontró su límite. A pesar de ser el país más poblado (MIL412 millones de habitantes), el mercado chino llegó a un punto en el que, aunque se trataba de impresionar a una cultura que desprecian activamente, era necesario incluirla debido a los ingresos que generaba. Este "sueño dorado" de un mercado con un insaciable apetito por contenido visual, desde películas de acción hasta grandes franquicias de superhéroes, se encuentra ahora en su apogeo, pero ya no con producciones norteamericanas o europeas, sino con producciones nacionales. Hasta junio de este año, cuatro de las ocho películas más taquilleras de 2024 sólo se habían estrenado en China ('Yolo', 'Pegasus 2', 'Article 20' y 'Bonnie Bears: Time Twist'), acumulando más de 400 millones de dólares cada una, dinero que se queda en el país y fortalece su industria nacional.

No solo eso, sino que China también ha accedido al mercado de los videojuegos, donde, para sorpresa de nadie, representa el mayor mercado, siendo la nación que más gasta en este tipo de entretenimiento. El lanzamiento de 'Black Myth: Wukong', un juego basado en la clásica novela china del siglo XVI 'Viaje al Oeste', sólo tardó un par de horas en convertirse en uno de los más jugados de la historia y dos semanas en vender 18 millones de copias. “Daniel Wu, propietario de Hero Game, ha asegurado a Bloomberg que el juego podría vender 30 millones de unidades a lo largo de su vida. Sin embargo, el mensaje más importante es que demuestra que se pueden crear grandes juegos en China, incluyendo elementos propios de sus historias y mitología. En estos momentos, se estima que el título ha generado más de 800 millones de dólares en ingresos” (esports.as.com, 5 de septiembre).

Las críticas no se han hecho esperar. La agencia EFE lo calificó como un “catalizador de su poder blando”, y periodistas especializados han denunciado su “falta de diversidad e inclusión” o se han quejado de las “estrictas regulaciones gubernamentales y la censura”. Estas críticas, en el fondo, reflejan la resistencia de China a ser controlada y ninguneada por la cultura estadounidense, que ha intentado imponer su visión del american way a través de todos los medios disponibles, especialmente en el cine y la televisión.

Aquí se observa el doble rasero que maneja la tierra del liberalismo, por no decir hipocresía, frente al libre mercado. Esa supuesta libertad de competencia sólo sirve cuando beneficia a los grandes poderes económicos de Occidente; de lo contrario, se emplean artimañas legales (e ilegales) para evitar que sus ganancias se vean afectadas. Esto se ha visto desde empresas tecnológicas como TikTok o Huawei hasta productos audiovisuales, que superan con creces las producciones a las que estamos acostumbrados en Occidente. Mientras tanto, Latinoamérica sufre una invasión de la industria hollywoodense que le extirpa millones, mientras las industrias nacionales sufren por la falta de recursos e interés del público.

México y toda la región deberían mirar al otro lado del mundo y seguir el ejemplo de China, Rusia o India, con industrias nacionales poderosas que luchan por preservar y difundir su cultura. La realidad en la que vivimos está lejos de la que nos pinta el imperialismo, pero para superarla se necesita un proyecto sólido, con una economía robusta, guiada por un pueblo comprometido que hará todo lo posible por enfrentar la verdad en un mundo que está cambiando.

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