En medio de la tercera ola de infecciones de la covid-19, con más de 270,000 muertes confirmadas por ese virus, con los niños sin vacunar y con una evidente falta de planificación y organización, México oficialmente ha comenzado el regreso a clases de manera presencial después de año y medio que se cerraron las escuelas. En la práctica, será un regreso voluntario, diverso, híbrido entre clases presenciales y lecciones virtuales.
En nuestro país las condiciones de las escuelas son muy diversas, pero en la mayoría no se tienen todas las condiciones, en algunas ni de agua se dispone, un elemento básico y elemental para la higiene. Aún no está claro cuántas escuelas reabrirán, ni cuantos estudiantes regresarán, porque la decisión al final quedo en manos de las escuelas y de los padres.
No se observa por algún lado una estrategia integran, entre las autoridades educativas, de salud y el gobierno de la 4T. Las autoridades educativas se han limitado a publicar el calendario escolar y los protocolos sanitarios; y esto no garantiza que el regreso a las clases presenciales sea seguro, se trata de una política pública que en realidad tiene otros intereses y que no le preocupa la niñez mexicana.
Por eso los maestros de Antorcha Magisterial alzamos la voz y le exigimos al Gobierno de la 4T que niñas, niños y adolescentes (y todos los menores de 18 años) sean incluidos en el programa de vacunación; y que aporte los recursos necesarios para habilitar la infraestructura y dotar a las escuelas del material necesario para el regreso seguro a las clases presenciales.
Pero el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que México no comprará por ahora vacunas covid para niños, hasta que se analice científicamente si lo requieren, que solo se vacunará a los menores de 18 años en caso de que se presente una “situación de gravedad”, se olvida de que precisamente la vacunación es para prevenir esa situación.
En México, miles de niños y adolescentes han sido infectados por el coronavirus SARS-CoV-2, y lamentablemente cientos de ellos han muerto; esto es una realidad, ahí están las cifras oficiales. No podemos ni debemos esperar a que ese escenario catastrófico se presente, no hacer algo para vacunar a niños, niñas y adolescentes es atentar contra su vida.
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