MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Colonias antorchistas en Quintana Roo, fruto de la necesidad

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No me detendré mucho a responder la saña y maña con que el portal de noticias elmomentoqroo.mx arremetió contra la lucha de los colonos antorchistas para que se respete el patrimonio que estas familias construyeron con mucho esfuerzo y sacrificio para sus hijos.

Por si fuera poco, la agresión de este medio local tachó a los dirigentes antorchistas de pseudolíderes y mentirosos. Ante estas acusaciones infundadas, he de decir que Antorcha en este año cumplió cincuenta años de lucha constante contra el principal enemigo del pueblo mexicano, la pobreza.  

Nos queda muy claro que manteniéndonos unidos lograremos contrarrestar los males que aquejan a la ciudadanía, porque sólo unidos y organizados nada ni nadie nos podrá doblegar.

Con el paso del tiempo, nos convertimos en una organización política adulta; la misma lucha revolucionaria nos dio la experiencia y el camino que hemos de seguir por el bien del pueblo.

Y, por qué no decirlo, hemos enfrentado la furia de los poderosos, que ven amenazados sus mezquinos intereses, tratando siempre de sofocar la llama de Antorcha. 

Lo han hecho por todos los medios posibles, entre ellos, algunos medios de comunicación acostumbrados a torcer la verdad a cambio del dinero fácil y deshonesto para propagar toda su furia contra los líderes antorchistas que, sin recibir nada a cambio, buscan el bienestar y el progreso del pueblo trabajador.

Pero por mucho que lo intenten, nuestros detractores no podrán apagar la Antorcha encendida que ilumina y guía el andar diario de los pobres.  

El Movimiento Antorchista en Quintana Roo sostiene su dicho sobre la insensibilidad y la doble moral del gobierno del Estado, porque se desvive acusando a los colonos al hacer uso excesivo de poder para que, a través de la Procuraduría de Protección al Ambiente (PPA), hostiguen a la gente trabajadora, humilde e indefensa de las tres colonias chetumaleñas: Fraternidad Antorchista, Mártires Antorchistas y La Esperanza Antorchista, y una más, La Antorcha, ubicada en la cabecera municipal de Bacalar.  

Desde luego que el gobierno estatal está actuando de mala fe para desentenderse por completo de los compromisos que suscribió con los quintanarroenses. Enojados ante las constantes gestiones que la organización ha mantenido para que se hagan efectivos los compromisos de regularización de las colonias antes mencionadas, así como obras sociales y servicios básicos que se plantearon en tiempo y forma al gobierno de Mara Lezama, y en las que se llegó a buenos términos.

Sin embargo, como respuesta a estas justas y sensibles solicitudes, lo que hemos recibido es el comportamiento amenazante y perturbador de la PPA contra las colonias antorchistas, y el desprestigio contra la protesta legal y sus dirigentes sociales.  

Una de las principales mentiras lanzadas en nuestra contra es la de promover invasiones; es decir, que "a la mala nos hacemos de grandes extensiones de tierras, muchas de ellas en zonas de alto riesgo, para crear asentamientos irregulares para luego adquirir jugosas ganancias".

Pero nosotros afirmamos y podemos demostrar que nuestra organización nunca ha fomentado la formación de colonias a través de la invasión. Las colonias formadas han sido legalmente adquiridas y lo podemos demostrar.

Sin embargo, es revelador que nuestros acusadores se excedan de su poder para aprovecharse de la gente honesta, que lo único que busca, como cualquier ser humano, es el bienestar de su familia.  

Más allá de que las colonias antorchistas sean o no irregulares, es necesario precisar que son fruto de la necesidad, debido a la injusta distribución de la riqueza nacional, los bajos salarios que no alcanzan para mucho o nada, y por la falta de oportunidades que limita a los pobres para adquirir una pequeña proporción de tierra a fin de edificar un modesto patrimonio para proteger y salvaguardar a los suyos. 

Porque gran parte del presupuesto estatal está etiquetado para saciar los intereses de unos cuantos empresarios, para tenerlos contentos con obras multimillonarias como el Tren Maya y el puente de Nichupté.  

Pero, ¿en dónde están las autoridades que no vigilan sobre la irracional distribución del presupuesto del pueblo? Y, ¿por qué no ha actuado Protección al Ambiente sobre el gran daño que han causado estas obras? Porque están a merced del gobierno y amenazando a los pobres.

El Gobierno todavía se justifica al decir que estas obras traerán a los quintanarroenses muchos empleos, pero lo que no dicen, porque no les conviene, es el gran daño que están causando al medio ambiente con estas dos obras.

Con el Tren Maya talaron millones de árboles, y con el puente de Nichupté, según manejan algunos medios, además de que será el puente más largo de América Latina, contaminaron con sustancias tóxicas gran parte del manglar de Cancún.

Mientras tanto, a los humildes trabajadores se les hostiga por construir con mucho sacrificio una humilde morada para resguardarse después de una larga jornada laboral.  

Ante estos absurdos proyectos que dañan al medio ambiente y no una colonia popular, los colonos antorchistas, molestos por las perturbaciones de la Procuraduría de Protección al Ambiente, marcharon sobre las principales avenidas de la capital del Estado para exigir a la gobernadora Mara Lezama que detenga los abusos perpetrados contra las cuatro colonias antorchistas, al clausurarlas bajo argumentos legaloides infundados de “violación al medio ambiente”.  

Los más de quinientos antorchistas que se manifestaron señalaron que esta lucha fue necesaria porque ya es hora de que el pueblo sea escuchado y para demostrarle al gobierno que no podrán doblegarlos tan fácilmente.

Los antorchistas hemos actuado con respeto y prudencia, partidarios del diálogo a fin de tender los puentes para llegar a acuerdos para el bien de los que menos tienen, y eso esperamos del Gobierno.

Por ello acudiremos una comisión de antorchistas el próximo martes 3 de septiembre a la reunión que citó la secretaria de gobierno, Cristina Torres Gómez, misma que confiamos que sí se lleve a cabo; de lo contrario, los antorchistas seguiremos en la lucha, porque los pobres no tenemos nada que perder.  

Nos queda muy claro que manteniéndonos unidos lograremos contrarrestar los males que aquejan a la ciudadanía.

Por ello seguiremos luchando como hace cincuenta años, porque el objetivo de Antorcha es eliminar radicalmente la pobreza, el enemigo del desarrollo. Y aquellos que calumnian a nuestra organización, para su desgracia, seguiremos defendiéndonos con todas nuestras fuerzas, porque no permitiremos que satanicen mediáticamente y dicten sentencia en contra de nuestra lucha por la defensa del pueblo humilde.

A mis compañeros les quiero decir que debemos seguir cerrando filas, porque sólo unidos y organizados nada ni nadie nos podrá doblegar. Muestra de ello es la lucha que están dando los antorchistas chetumaleños. Antorcha dixit.

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