MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Como imponer una ley a costa de amenazas

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En los días previos a los preparativos para conmemorar la gesta heroica CCXII de la Independencia de México, se desplegó en todo el territorio nacional una campaña a través de televisión, radio y redes sociales, con mensajes directos al celular de las personas, para informar dónde sería la ceremonia del grito, qué grupos musicales se iban a presentar y qué restaurantes ofrecían la mejor noche mexicana acompañada de mariachi, antojitos y verbena popular. Toda una avalancha de propaganda que inundó, hasta la saciedad, a toda la población y que culminó con la concentración en el zócalo de la Ciudad de México con Los Tigres del Norte.

Entre tanto, en la Cámara de Diputados, donde Morena tiene la mayoría simple, se dieron a la tarea de convencer a diputados de otras fracciones para aprobar las iniciativas que le interesan a Andrés Manuel López Obrador, como la reforma sobre la Guardia Nacional. Ya durante el IV Informe de Gobierno, el presidente adelantó que la iniciativa de reforma que enviaría al Congreso de la Unión tiene el objetivo de incorporar a la Guardia Nacional a las fuerzas armadas para asegurar su profesionalización y garantizar sus valores.

Pese a las múltiples críticas y oposición de las fracciones parlamentarias, así como de destacados personajes de amplio conocimiento de las consecuencias negativas para la población, como el hecho que sea el ejército el que dirija la Guardia Nacional y no un mando civil, y la posible violación de los derechos humanos, esta fue aprobada en la Cámara de Diputados en lo general y en lo particular, con 335 votos a favor, 152 en contra y una abstención, el dictamen que amplía, de 5 a 9 años la participación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública. Ahora se espera su aprobación en el Senado. La militarización de México es evidente.

Y por si esto no fuera suficiente, lanzó el amarre jurídico que tejió el Ejecutivo, celebrando que la Suprema Corte de Justicia (SCJN) continuará aplicando la prisión preventiva oficiosa consagrada en la constitución, modificada exprofeso por los propios morenistas. Intencionalmente continuará aplicando la medida completamente arbitraria, violando la presunción de inocencia del acusado. Dejando en entredicho la autonomía del organismo jurídico de la nación.

Al presidente le bastó colocar a cuatro ministros afines a sus decisiones para contar con los suficientes votos dentro de la Corte. Continuará la prisión de todo personaje público o privado considerado como una amenaza a la política del lopezobradorismo.

Para asegurar su objetivo, ni tardo ni perezoso, nuevamente recurrió a la exhibición de presuntas operaciones fraudulentas en compra de inmuebles en Campeche por parte del dirigente nacional del PRI Alejandro Moreno, a través de la gobernadora de esa entidad, Layda Sansores en sus “noches del jaguar”, con todo cálculo de provocar la ruptura de La Alianza Va por México, y anunció que los “partidos del bloque opositor están en una etapa decadente cuya integración los ha desdibujado como fuerzas políticas”. 

Así obligó a los diputados del tricolor a apoyar la iniciativa para que la Guardia Nacional permanezca en las calles hasta el 2029. Obviamente los reclamos de los otros partidos políticos no se hicieron esperar, pero el objetivo estaba cumplido; conseguir a como diera lugar que una mayoría calificada en la Cámara de Diputados aprobara las reformas constitucionales de interés para el presidente y su grupo de adeptos.

Grotesca manera de parar cualquier inconformidad que surja de las entrañas de la población, cada vez más creciente por perjudicar sus intereses políticos y económicos. De ninguna manera los deseos de cualquier persona sensata están en la postura de que México esté en una franca desestabilización, sin embargo, la celebración de la gesta heroica por el gobierno morenista ya no es heroica, ni es para celebrar, es una franca amenaza a los mexicanos.

El destino de la patria está en manos de 307 representantes populares, 252 diputados federales morenistas y 55 senadores que no velan por los intereses nacionales sino por quien los llevó a ocupar dicho cargo.

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