MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Conciencia y gubernamentalidad

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La individualización de los seres humanos llega a un punto egoísta en donde las conciencias se encuentran enajenadas, éstas no siempre obedecen a sus propietarios; en muchas ocasiones, las conciencias humanas son alienadas y, de alguna manera, se vuelven ajenas a ellas mismas. Foucault explica que esto ocurre de manera congénita a la gubernamentalidad. De acuerdo con dicho filósofo, la gubernamentalidad es un régimen económico específico en el que las y los ciudadanos son elementos de una red comercial cuyo mínimo reducto es la familia. En ese sistema, la vigilancia de las personas se da a través de sólidos dispositivos de seguridad. “La gubernamentalidad es una forma “muy compleja de poder que tiene por blanco principal la población, por forma mayor de saber la economía política y por instrumento técnico esencial los dispositivos de seguridad”.[1] Este orden social, inscrito en el neoliberalismo, conduce la conducta de la gente hacia la competitividad. La indiferencia descrita por Poe y por Engels está fundamentada en el modelo económico capitalista.

No obstante, el capital no es la forma absoluta de ser del mundo; pese a que imponga sus leyes, hay otras normas que gobiernan el universo. Esto es, que hay fuerzas ajenas al momento presente, a lo que se es actualmente.[2] Es allí en donde entra en función la historia, cuando se asoman acciones que no pertenecen de manera originaria al capitalismo, como el trabajo colectivo, la rebelión o la educación popular. Una de las funciones de la historia consiste en rememorar que no somos meras personas hiper-individualizadas y sujetas a la explotación, sino que podemos construir nuestros propios significados.

Los peligros del sistema invocan al conocimiento de la historia como resistencia. Benjamin afirmaba que “son los peligros del presente los que convocan a la memoria, en tanto que son una forma de traer el pasado como un relámpago, como una iluminación fugaz al instante de peligro actual”.[3] Los significados construidos a partir de la memoria no son repeticiones inermes, la fidelidad de las historias no consiste en la simple repetición de un hecho pasado idéntico. De ser así, los contenidos de la memoria no podrían transmitir vida a sus oyentes, por eso, es necesario que las memorias de la gente contengan proyectos de vida, posibilidades de futuro.

Así, la historia, aludiendo a la memoria popular, construye coordenadas de sentido que permiten solucionar los problemas actuales. Esto posibilita la continuidad de las historias, no se analiza la historia de forma aislada sino que se conecta con el presente para tener un uso práxico. Saber los orígenes del presente permite construir formas de resistencia.

Hay, entonces, otros ciclos heterogéneos que se contraponen al ciclo capitalista, hay otras temporalidades y otros espacios, que emergen desde los instantes de peligro y ofrecen nuevas posibilidades de lo real.



[1] Calveiro, Pilar. Resistir al neoliberalismo: comunidades y autonomías, Ciudad de México: Siglo XXI, 2021, p. 13.

[2]  Cf. Sartre, J. P., Crítica de la razón dialéctica, Buenos Aires: Losada, 1963, p. 63.

[3] Calveiro, Pilar, “Los usos políticos de la memoria”, apud Sujetos sociales y nuevas formas de protesta en la historia reciente de América Latina. Argentina: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), p. 378. 

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