En días de pandemia a causa de la covid-19, podemos observar que los estudiantes que tienen mayores oportunidades de aprender durante el confinamiento, serán aquellos que reúnen tres condiciones: disponer de una computadora con internet para su uso personal buena parte del día; un docente con conocimientos en tecnología digital, que disponga de recursos pedagógicos y contar con familiares de nivel educativo y disposición de tiempo para ayudarles en su aprendizaje digital. Por lo anteriormente escrito, es difícil calcular la proporción de estudiantes que cubran los anteriores requisitos, sin embargo, deducimos que serán muy pocos los que cuenten con esos privilegios. No es una regla, pero entre mayores sean las condiciones favorables para el aprendizaje en el hogar, mayor será la posibilidad de que los estudiantes aprendan.
Las condiciones de aislamiento propician que los aprendizajes sean menos eficientes y ensanchen las brechas educativas. El extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) demostró que, al término del tercer grado de primaria, cerca del 70% de los alumnos que asisten a escuelas indígenas (grupos vulnerables), no lograban adquirir las competencias básicas de aritmética, mientras que solo el 13% de los estudiantes que asisten a escuelas privadas, padecen el mismo problema. La brecha entre ambos grupos de estudiantes es muy grande. Algo muy similar pasa en secundaria, donde los estudiantes de escuelas públicas que terminan el tercer grado muestran un nivel de comprensión lectora igual o menor a los estudiantes de escuelas privadas que concluyen la primaria. La brecha aquí es de tres grados escolares. Con los datos anteriormente vertidos no estamos incitando a desaparecer la educación pública, todo lo contrario, es necesario conocer el problema de fondo para poder realizar un análisis serio y ver las deficiencias del sistema educativo público y encontrar la solución con el fin de mejorar la educación que se imparte a la población en México. Desafortunadamente, las brechas del aprendizaje van creciendo con el paso del tiempo ya que este fenómeno es acumulativo y no es posible recuperar el tiempo perdido. El efecto real del SARS-CoV-19, sobre la educación no se sabrá con precisión a corto plazo, ya que el gobierno de Morena, encabezado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), además de desaparecer al INEE, canceló las pruebas de aprendizaje con las que se medía el logro escolar. Todo indica que al grupo morenista no le interesa el rezago académico que hay en nuestro país, en estos momentos la preocupación de ellos está centrada en las próximas elecciones.
Antes de la pandemia, el aprendizaje ya era bajo y excluyente en México, donde el origen de clase determina las oportunidades de educación. La covid-19 profundizó la brecha educativa en nuestro país, tras el cierre de las escuelas se logró extender la educación a distancia, sin embargo, de acuerdo a declaraciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), estamos en la antesala de un desastre generacional. Los estudiantes de los hogares con mayores ingresos económicos, tienen cinco veces más probabilidades que los más pobres de terminar la secundaria.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estimó que 1.4 millones de estudiantes abandonarán sus estudios en el siguiente ciclo escolar. Las escuelas en México permanecen cerradas, las actividades escolares intentaron salvarse con clases en línea, a pesar de eso se prevé una reducción del 15.55%. La dependencia señaló que este es el mismo porcentaje que se proyecta en la matrícula de jóvenes registrados en educación media-superior y posgrado. En total se estima que desertarán 1,431,567 alumnos, divididos en los siguientes niveles: 800,000 en secundaria, en transición al nivel medio superior; 593,000 universitarios y 38,567 de posgrado. Esta organización hizo hincapié en que el retroceso afectaría a las estudiantes universitarias, niñas y adolescentes mexicanas, quienes generalmente son obligadas a realizar tareas del hogar.
Por su parte la SEP indicó que en nivel básico la deserción en el ciclo escolar 2019-2020 alcanzó 10% de la matrícula. Esto significa 2,525,330 alumnos de preescolar, primaria y secundaria.
En entrevista realizada a la jefa de Educación del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF) en México, Astrid Hollander, advirtió la necesidad de apoyar económicamente a las familias para evitar la deserción escolar. La integrante de UNICEF destacó que los niveles que corren más riesgo son los estudiantes que pasan de primaria a secundaria y los de educación media superior. Recalcó que no todos los estudiantes accedieron al programa "Aprende en Casa” implementado por la SEP, ya que no todos cuentan con computadora, internet o señal de televisión, un aspecto señalado como deficiente pues la educación a distancia no pudo reemplazar a la del aula. Aunado a estos factores, indicó que la crisis económica producto de la pandemia afectará también los estudios de los jóvenes mexicanos, pues la falta de recursos es una de las principales razones por las que los estudiantes dejan la escuela.
Las herramientas digitales se volvieron básicas para continuar con las actividades académicas durante la pandemia, sin embargo este hecho evidenció la falta de capacitación de profesores y alumnos en el uso de estas herramientas, así como la desigualdad de acceso a recursos tecnológicos de la población. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reporta que en México la población de más de seis años hace uso del internet, que el 44% de los hogares tiene acceso a una computadora, mientras que el 56% dispone de internet. Sin embargo, la situación en el país no es nada halagador debido a que el 76% de las personas que vive en un ambiente urbano hacen uso de este servicio tecnológico, mientras que solo el 47% usan el internet en las zonas rurales, según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnología de la Información en los Hogares (ENDUTIH).
A pesar de todas las carencias de nuestro sistema educativo, la clase dominante se esmera en implementar en el país un modelo educativo orientado a la formación de capital humano pero no a resolver dos problemas principales: elevar el gasto público en educación y la capacitación técnico pedagógico de los maestros. Los recientes intentos por superar las fallas de la educación se han planeado con la mirada puesta en solo preparar a los futuros trabajadores de las empresas, con el único fin de elevar sus rendimientos, más no en propiciar el desarrollo intelectual, cultural y crítico de ciudadano mexicano…que no se nos olvide.
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