MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

CRÓNICA | “Que no se repita la historia”

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El pasado 6 de marzo, a las 10 de la mañana, las calles de Querétaro se llenaron de voces clamando justicia social. Entre las pancartas y los cánticos, destacaba la figura de doña Bertha, una mujer de más de setenta años originaria de Ahuacatlán, en el municipio de Pinal de Amoles.

Para unirse a la manifestación, doña Bertha salió de su hogar a las tres de la madrugada, enfrentando el frío de la sierra y recorriendo caminos sinuosos hasta llegar a la ciudad. Su motivación principal: exigir servicios básicos que su comunidad ha necesitado durante décadas, como agua potable, apoyos para vivienda, alimentación y salud.

“Que no se repita la historia de marginación y olvido que ha condenado a tantas comunidades a la pobreza, mientras la riqueza del país se queda en pocas manos”.

El Pueblo Mágico de Pinal de Amoles es uno de los municipios con mayores índices de pobreza en Querétaro. En 2010, el 84.6 % de su población se encontraba en situación de pobreza, de los cuales el 34.9 % vivía en pobreza extrema.

Además, en 2020, el municipio fue identificado con un grado de marginación alto y un grado de rezago social medio, lo que llevó a ser considerado en atención prioritaria por la federación.

Desde hace más de ocho años, doña Bertha ha estado involucrada en la lucha por mejorar las condiciones de su comunidad, formando parte de las filas del Movimiento Antorchista. Con acciones como gestionar apoyos para molinos de nixtamal, ha beneficiado a cerca de sesenta familias de la zona serrana de Querétaro.

Durante la marcha, doña Bertha avanzaba con paso firme. Aunque no tuvo la oportunidad de asistir a la escuela, su deseo es que las futuras generaciones no enfrenten las mismas carencias que ella vivió. Su participación en la manifestación es un testimonio de resistencia y esperanza, buscando que sus nietos y las generaciones venideras tengan acceso a una vida digna.

Al llegar a la Plaza de Armas, el cansancio era evidente en su rostro, pero su determinación permanecía intacta. Observaba a su alrededor, viendo a jóvenes y adultos alzando la voz por un futuro mejor. Con voz suave pero firme, expresó que no se repita la historia. Su lucha no es sólo por ella, sino por todos aquellos que merecen una vida con oportunidades y sin carencias.

Al finalizar la manifestación, doña Bertha emprendió el regreso a su comunidad, consciente de que el camino hacia la justicia social es largo, pero con la esperanza de que sus esfuerzos y los de muchos más rendirán frutos para las próximas generaciones.

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