MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

CRÓNICA | Y llegaste con tu alegría, Alicia…

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Fue un día del mes de diciembre cuando acudimos a una fiesta de periodistas, un convivio de fin de año organizado por compañeros del gremio, encabezados por Polo Pacheco, El Paquillo, El Choche, El Alamilla, El Teo y otros más que no recuerdo. Se llevó a cabo en el local de la Muestra Gastronómica del Patronato de la Feria Potosina (Fenapo) y fue de estricto “traje”: unos llevaron cervezas, otros botanas, vinos, comida, música y sonido. Algunos más pusieron el ambiente, incluso subiendo al escenario para cantar y bailar.

Además de ser comunicadora, escritora y feminista, Alicia tenía una vocación aún más grande: la solidaridad con los más desprotegidos. Por ello se unió al Movimiento Antorchista Potosino en el sector magisterial.

Un invitado invita a otro. Yo llevé a una gran amiga, Alma Alicia Gallegos Tudon (+), y juntos fuimos al convivio. Recuerdo que vestías elegantemente con un vestido rojo y un sombrero de ala ancha, y que lucías espectacular. Al llegar, los colegas periodistas te recibieron con alegría, abrazos y sonrisas.

Eras bien conocida por tu sencillez y amabilidad en los distintos medios donde trabajaste, entre ellos El Sol de San Luis, junto a grandes amigos como los reporteros gráficos Polo Esquivel y Daniel Esquivel, Angélica Maldonado, Zaira Quevedo y otros más, como el Killer, Martín Rodríguez y Alberto El M1.

También te conocían periodistas de la vieja guardia como Filiberto Juárez, Chuy Pereda, Jesús Aguilar y Ángel Guerrero, etcétera. Me hablaste bien de todos ellos. Aquella noche bailaste, estuviste de buen ánimo y compartiste la alegría de un ambiente relajado, solidario y fraterno entre periodistas.

Además de ser comunicadora, escritora y feminista, Alicia tenía una vocación aún más grande: la solidaridad con los más desprotegidos. Por ello se unió al Movimiento Antorchista Potosino en el sector magisterial, impartiendo clases en las colonias más marginadas de la ciudad.

Como originaria de Ahualulco, también llevó su labor social a las comunidades más pobres y abandonadas de su municipio. Con valentía y entrega, recorría a pie esas localidades para educar y organizar a sus paisanos en busca de una mejor calidad de vida.

Caminaba bajo el sol, por brechas y calles polvorientas, siempre con su sombrero de ala ancha. A veces con hambre compartía lo poco que tenía.

Recuerdo aquel domingo en que la acompañé a visitar campesinos de la región; de regreso a la cabecera municipal, me preguntó: “¿Tienes hambre?”. Cuando respondí que sí, me ofreció la mitad de una torta de carnitas.

Alicia, tu vocación fue entregarte a los demás, incluso hasta dar la vida si era necesario. Así te vimos durante los peores momentos de la pandemia de covid-19, enfrentando no sólo los estragos del cáncer, sino también encabezando las luchas de Antorcha Magisterial contra la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (SEGE), exigiendo el pago de salarios a los maestros.

Pero no sólo combatías injusticias, también nos regalabas tu voz en el canto y la poesía, iluminando nuestras almas con tu arte.

Con tu terca pasión por ayudar, llegaste al corazón de maestros y alumnos que jamás te olvidarán. Llegaste a dar alegría y consejos a los padres de familia en las colonias más pobres y abandonadas, donde las calles polvorientas y empinadas parecen condenadas al olvido. Pero llegaste tú, con esperanza y alegría.

Por tu vida ejemplar, ahora inicias un nuevo ciclo en el devenir universal. Llegas al alma y corazón de quienes te amamos: compañeros, alumnos, amigos y seres queridos. Ahí vivirás por siempre. Lo aseguro.

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