Entre el 15 y 16 de septiembre del presente año, se llevó a cabo la Cumbre Anual de Jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Sanghái (OCS), en Samarcanda (Uzbekistán), evento que para muchos analistas reviste una gran importancia debido a que ha reunido a grandes potencias económicas como China, Rusia e India, además de la reciente integración de Irán.

En conjunto, la membresía de OCS representa a una población de 3.1 mil millones de habitantes y una superficie de 34.3 millones de kilómetros cuadrados; suman un PIB de 16.9 billones de dólares, es decir 20.8 del total mundial, lo que nos da una idea del poder que reúnen estas naciones, pero su importancia no se limita a lo económico.

En lo geopolítico, también envía un fuerte mensaje de unidad de una región que enfrenta el asedio del imperialismo gringo, fundamentalmente Rusia y China. Como es bien sabido Ucrania se ha convertido en el campo de batalla de Estados Unidos (EE. UU.) contra Rusia, y China sufre la presión por la disputa de Taiwán, territorio que siempre le ha pertenecido.

Para los que poco hemos escuchado hablar de la OCS, es un conglomerado intergubernamental que tiene como fin garantizar la seguridad regional, coordinar la política exterior de sus países miembros y la cooperación entre los gobiernos líderes de la Asia continental; sus bases históricas datan de los años 60 del siglo pasado, cuando la entonces Unión Soviética y China iniciaron un diálogo en aras de resolver disputas territoriales;  para 1996 Rusia, China, Tayikistán, Kazajastán y Kirguistán dieron cuerpo a los 5 de Sanghái, pero es hasta el 15 de junio 2001 que se creó oficialmente la OCS, ese mismo año ingreso Uzbekistán, le siguieron la India y Pakistán en 2016.

En esta cumbre, el presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev, en calidad de presidente de la OCS, estableció como prioridades aumentar el potencial y la autoridad de la organización, garantizar la paz y la estabilidad en la región, reducir la pobreza, garantizar la seguridad alimentaria, fortalecer el trasporte y la conectividad económica.

Como sabemos, la sede de la cumbre está cargada de simbología porque Samarcanda, ciudad conocida por sus mezquitas y mausoleos, entre ellos, el gran mausoleo de Tamerlán (Timur), fundador del imperio timúrida, solía ser una de las principales ciudades de la Gran ruta de la Seda uniendo a Oriente con Occidente y fusionándolos en un solo nodo. Asimismo, Mirziyoyey afirma que el “espíritu de Samarcanda” completa al “espíritu de Shangai”, lo que puede ser la base para un nuevo formato de interacción internacional donde el mundo es visto como un todo indivisible, en lugar de un mundo fragmentado.

Es importante recuperar algunas de sus declaraciones, por ejemplo, se hace hincapié en la transición del sistema internacional, de un sistema unipolar a uno multipolar y resalta el compromiso de todas estas naciones en la búsqueda de un orden mundial más representativo, democrático, justo y multipolar, sustentado en los principios universalmente reconocidos del derecho internacional, el multilateralismo, la igualdad y la seguridad común. 

Asimismo, afirman que se aboga por el respeto al derecho de los pueblos a elegir de forma independiente y democrática su desarrollo político y socioeconómico, y destacan los principios de respeto mutuo a la soberanía, independencia, integridad territorial de los Estados, igualdad, beneficio mutuo, la no injerencia en los asuntos internos y el no uso o la amenaza del uso de la fuerza como la base para el desarrollo sostenible de las relaciones internacionales.

Todas estas declaraciones son importantes en los tiempos que corren, ya que los pueblos pobres de la tierra sólo han vivido años de colonialismo, es decir, del saqueo de sus recursos naturales, la explotación de sus habitantes por partes de las naciones más poderosas y la pérdida de su soberanía; pasaron los años y bajo el imperialismo, una nación se ha convertido en el amo del mundo y las cosas han empeorado para todos, por ello, el surgimiento de otro grupo de naciones que le hagan contrapeso a EE. UU. debe ser aplaudida por nosotros los mexicanos.