No hay duda de que no existe mal que por bien no venga. Sí, este famoso dicho mexicano se emplea siempre que hay una dificultad personal, familiar o social, pero es un dicho que tiene algo de razón.
Durante los meses de marzo, abril y mayo, las quejas se centraron en el constante calor que invadió el país: teníamos un sol que apenas se soportaba en lugares donde había sombra.
De las máximas temperaturas que se registraron en el territorio mexiquense, una alcanzó los 34°, algo que nunca antes había ocurrido.
Los habitantes de Chalco debemos organizarnos y unirnos para exigir mejores condiciones y, sobre todo, para que acontecimientos naturales desastrosos puedan prevenirse.
Ante esto, muchas personas añoraban la llegada de la lluvia. Cierto es que las lluvias no solo se esperan para mitigar la sensación térmica; para la zona campesina, las lluvias ayudan en los tiempos de cosecha, además de que permiten a las distintas presas almacenar una mayor cantidad de agua.
Pero las lluvias han causado algunos estragos en distintas poblaciones: las malas noticias iniciaron en el municipio de Chimalhuacán, donde a través de redes sociales se pudieron apreciar distintos videos en los que el agua invadía casas o se llevaba un mototaxi, muy probablemente el único medio de sostén para esa persona.
Días después, las cámaras voltearon al municipio de Chalco donde, como ya es costumbre, el agua del canal se desbordó, afectando a las comunidades de Pueblo Nuevo y Los Héroes Chalco; este suceso es algo que ocurre año con año.
Lamentablemente, no hay ninguna autoridad competente que diseñe y ponga en acción un plan para evitar ese tipo de desastres que afectan a la población.
Las lluvias han sido constantes; en Chalco hay comunidades que están asentadas a orillas de canales de aguas residuales. Seguramente hay gente que opina cosas como “quién los mandó a vivir ahí”, “la culpa es de ellos por tener casa a orillas del canal”, etcétera.
La realidad es que solo los mejores asentamientos están destinados a personas que tienen solvencia económica. No obstante, las unidades habitacionales de Chalco fueron las primeras afectadas.
Las condiciones económicas de la mayoría de los mexicanos no permiten que puedan tener viviendas en terrenos alejados de los canales o incluso que sus viviendas queden en lugares donde no estén bajo el riesgo de un deslave.
Lamentablemente, esas familias tienen que soportar que personas insensibles arrojen sobre el canal un cúmulo de desechos, tanto domésticos como escombros o, como sucede por todo el perímetro de la colonia Margarita Morán y la Nueva Esperanza, costales con plumas de gallina, lo que a la larga ocasionará un tapón en el canal, impidiendo que el agua fluya de manera correcta y provocando el desbordamiento del canal que traerá severas consecuencias.
Algunas comunidades, como Xico Nuevo, que está a orillas del canal de Chalco, han decidido poner costales de tierra para evitar el desbordamiento del canal u optan por cerrar la avenida Chalco-Mixquic a fin de solicitar la intervención inmediata de las autoridades municipales. Pero “no hay mal que por bien no venga”; es claro que el mal es el desbordamiento del canal, y el bien es que la población tiene la oportunidad de organizarse para realizar acciones en conjunto que ayuden a tratar de contrarrestar el problema.
Los habitantes de Chalco debemos organizarnos y unirnos para exigir mejores condiciones y, sobre todo, para que este tipo de acontecimientos naturales puedan prevenirse con mucho tiempo de anticipación, pues los afectados son habitantes de varias comunidades.
Unos están afectados por el desbordamiento del canal de aguas residuales, otros por deslaves o desgajes de cerros, y otros por inundaciones a causa del mal drenaje de su comunidad. Problemas todos en los que no hubo prevención por parte de las autoridades para evitar que los chalquenses salieran afectados.
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