Desde la llegada de los españoles a nuestro territorio motivados por buscar nuevas rutas comerciales se ha estado en una dependencia económica. Cuando Hernán Cortes instauró las estructuras españolas, esencialmente, el Ayuntamiento y la Iglesia, se modificaron los usos y costumbres de los antiguos mexicanos. Esto provocó la explotación de los mexicanos para que otros disfrutaran de la riqueza que se producía, un ejemplo claro son los gastos y excesos que se hacían cuando se realizaban los banquetes para recibir a los virreyes. Los siglos XV, XVI y XVII fueron años donde se consolidaron las estructuras españolas para explotar paulatinamente los recursos naturales, en Europa las potencias marítimas se disputaban nuevos mercados a través de guerras, por ejemplo, la piratería inglesa que robaba las embarcaciones españolas, Inglaterra, Francia, España y Portugal eran las potencias más desarrolladas en tecnología marítima durante el siglo XVII. A partir del siglo XVIII se empieza a reflejar un enfrentamiento más directo entre Inglaterra, Francia y España para conquistar nuevos territorios.
Con la llegada de Carlos III al reino español, se realizaron una serie de reformas que provocarían acelerar más la explotación para fortalecer a la Real Hacienda, las llamadas reformas borbónicas fueron la antesala para que se suscitara el movimiento de independencia encabezado por el cura Miguel Hidalgo y el miliar Ignacio Allende. Al establecerse las Cortes de Cádiz se renovó la dependencia económica porque se establecía todo un marco legal para que siguieran funcionando las estructuras españolas. La dependencia económica, ahora apuntaba a los Estados Unidos y se hizo efectiva en 1859 con el Tratado de Tránsito y Comercio mejor conocido como McLane-Ocampo que consistía en vender a perpetuidad el tránsito por el Istmo de Tehuantepec, aunque años antes, en 1845, los norteamericanos se adueñarían de más de la mitad del territorio mexicano debido a la independencia de Texas. No sólo había dependencia económica, sino una terrible invasión. Se pasó de la dependencia de España a la dependencia de Estados Unidos, como decía Nemesio García Naranjo, “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.
Los siglos XIX y XX correspondieron a la instauración de las estructuras económicas provenientes del modo de producción capitalista. A partir del siglo XX se fue instaurando el modelo neoliberal abanderado por Estados Unidos, una de las potencias económicas de nuestros días, esto ha provocado que su economía sea más desarrollada y que este país ponga las reglas del juego económico sobre la mesa haciendo firmar tratados económicos para favorecer a su economía, sin duda, esta dependencia económica con los norteamericanos se traduce en un claro servilismo. Y, así, ha sucedido hasta nuestros días, seguimos dependiendo excesivamente de los Estados Unidos.
La solución a este problema radica en cambiar el modelo económico para desarrollar nuestra economía y no vernos débiles ante otras naciones, pero esto se podrá realizar hasta que se instaure un poder político con un proyecto de nación bien definido para potencializar las fuerzas productivas y desarrollar la educación para conformar un ejército de científicos que desarrollen la ciencia y la tecnología y nos pongamos a tono con las potencias económicas más avanzadas. Es necesario que se instaure una nueva forma de gobernar para tener una posición digna ante el mundo. La dependencia económica de nuestro país se debe al neoliberalismo, porque este modelo no reparte equitativamente la riqueza y no potencializa a las fuerzas productivas para ser una nación poderosa y así tener una postura más digna ante el mundo. Actualmente el mundo está en una tensión debido a que los norteamericanos, siguiendo con su lógica invasiva militarizada, ahora quieren provocar y amedrentar a Rusia con la instauración de bases militares en Ucrania. Sin duda lo que quieren es seguir monopolizando los mercados y atacando a naciones que han venido desarrollándose debido a la economía política que han implementado como el caso de Rusia y China. Si queremos ser un país que se desarrolle necesitamos desarrollarnos por medio de otro modelo económico que priorice el bienestar social y podamos de una vez por todas y para siempre dejar de depender económicamente de los norteamericanos. Pero esto no se logrará hasta que no sea el pueblo quien gobierne y no los presidentes autoritarios y caprichosos como el que actualmente tenemos.
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