Cuando uno es aspirante a un cargo público suele promover ideas que dicen podrían solucionar un problema en determinado lugar, ya sea un municipio, un estado o una nación.
Los malos aspirantes suelen decir muchas cosas para endulzar los oídos de la gente y finalmente se anime a votar por ellos; sin embargo, su meta no es ayudar a la población del lugar, lo que en realidad buscan es un puesto público para meter a sus bolsillos todo el dinero que puedan y beneficiarse de todo aquello en lo que tengan la oportunidad de lucrar.
En las pasadas elecciones, Ixtapaluca no fue la excepción: un candidato -ahora ya presidente municipal, Felipe Arvizu de la Luz-, se vistió con la ropa del pueblo y se hizo de la bandera de un hombre honrado, de visión, que aseguró que acabaría con la inseguridad, la corrupción y el nepotismo que existe en todo el municipio. Al igual que el presidente de la república, Arvizu de la Luz aseguró que acabaría con los males más graves de Ixtapaluca como lo es la inseguridad. Pero es irónico todo cuanto miramos de su desempeño en estos dos meses.
El combate a la delincuencia implica no solo hacerse cargo de delitos menores, sino que abarca hacerle frente a: los actos que involucran el abuso y la distribución de sustancias ilegales, la persecución y captura de organizaciones delictivas estructuradas, establecidas en jerarquías y que planifican todas y cada una de sus acciones, de ahí que se le nombre como delincuencia organizada.
Vinculado a este tema se encuentran las desapariciones de niños, jóvenes y adultos que mayoritariamente son víctimas de alguna organización criminal que se dedica: al reclutamiento de jóvenes, la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral e incluso para la venta ilegal de órganos.
Cuando se sabe de la desaparición de alguna persona, el deber de cualquier alcalde debe ser actuar de manera inmediata para lograr la localización, el resguardo y la entrega del individuo a sus familiares, por medio del cuerpo policíaco.
Las instancias gubernamentales deben proponerse implementar un plan de búsqueda eficiente que involucre la utilización del equipo de seguridad, puesto que la vida y la integridad de una persona está en peligro; se debe actuar de manera puntual y con un plan de acción certero, pues la búsqueda es a contrarreloj, cualquier tiempo mal utilizado, se vuelve tiempo perdido y reduce cada vez más las posibilidades de encontrar a la víctima. Así debería ser la manera en la que se pudiera enfrentar el problema; sin embargo, al morenista Felipe Arvizu no parece interesarle la seguridad de sus gobernados.
De acuerdo con los datos proporcionados por la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de México, en Ixtapaluca, a lo largo de enero y febrero de 2022, se han registrado 26 personas desaparecidas, en las que se encuentran 5 adultos de entre 39 y 69 años; 6 niños entre 10 y 13 años, 7 adolescentes de entre 14 a 17 años y 8 jóvenes entre los 18 a los 26 años, de los cuales solo se han localizado a 11; es decir el 42%, mientras el otro 58% continúa desaparecida.
Lo peor es que la localización de estas personas no fue logro de la administración 2022, sino que fue producto de la solidaridad de los propios ixtapaluquenses que a través de redes sociales han difundido la información de cada desaparecido para así lograr obtener pistas que ayuden a encontrarlos.
La preocupación por la gente aumenta día a día porque cada semana desaparecen tres personas.
Si la tendencia continua de esta manera, al cabo del primer año de administración habrían desaparecido 144 personas. Pero debido al historial de acontecimientos durante estos dos meses (asaltos, robo de motocicletas, liberación de criminales y balaceras), se cree que las desapariciones podrían aumentar aún más y es esta preocupación lo que ha llevado a familiares, amigos y conocidos de los desaparecidos a manifestarse, exigir la apertura de una carpeta de investigación para la pronta resolución de los casos. Piden respuestas ante tan lamentable situación y al no obtener respuestas por parte de los funcionarios, deciden acudir directamente con el morenista Felipe Arvizu, quien les cierra las puertas, muestra indiferencia y olvida a quienes lo llevaron al cargo de alcalde.
Con ello demuestra que sus palabras de campaña estaban huecas. Lo malo es que ahora se dedica a tapar con una cortina de humo lo que no resuelve y, por ello, se exhibe en redes sociales como el salvador y solucionador de las necesidades de la gente, lo cual es mentira.
¿Qué vamos a hacer los ixtapaluquenses? ¿Nos quedaremos cruzados de brazos viendo cómo nuestro municipio va de mal en peor? ¿O nos organizaremos para luchar por el bien de Ixtapaluca? La respuesta la dejo a criterio propio.
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