MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Detener el avance del fascismo

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El capital financiero en México ha instrumentado una forma de dominio que no es nueva, al menos en lo que se refiere a la experiencia de otros países en los cuales los grandes ricos, la burguesía, han tenido necesidad de hacer uso de ella para proteger sus intereses y mantenerlos a salvo, lejos del alcance de los pobres, de aquellos que reclaman una distribución más equitativa de la riqueza social.

En nuestro país, ahora, de la misma manera que sucedió en otras regiones del mundo en décadas pasadas, las instituciones parlamentarias y democráticas, como aquí los son la Cámara de Diputados y el Instituto Nacional Electoral (INE), así como aquellas que deberían tener un carácter autónomo, como la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), entre otros, fruto de las conquistas de los movimientos sociales y no un regalo de ningún gobernante en turno, al parecer, ya resultan insuficientes para satisfacer el hambre de ganancia de los grandes empresarios.

En diversas ocasiones, varias voces han advertido del peligro que corren estas instituciones bajo el gobierno actual, el de la autodenominada Cuarta Transformación (4T). Bajo el argumento de que son corruptas y neoliberales, el presidente Andrés Manuel López Obrador y su camarilla de incondicionales han intentado eliminarlas para ser sustituidas por otras que les resulten más convenientes, que se acomoden a su proyecto político.

Lo cierto es que sus justificaciones resultan insuficientes para efectuar la eliminación de los frutos de aquellos movimientos históricos que se desarrollaron en México, como el del magisterio nacional en el año de 1958 con el maestro Othón Salazar a la cabeza, el ferrocarrilero, bajo la conducción de Demetrio Vallejo; el de los médicos de los años 1964 y 65, el estudiantil de 1968, el de los grupos clandestinos de jóvenes que ante la falta de oportunidades políticas optaron por el uso de la vía armada y otros más que se han desarrollado en el transcurso de los años posrevolucionarios y que a fuerza de movilizaciones y acciones revolucionarias, obligaron al Estado burgués mexicano a reconocer los derechos de los ciudadanos y a crear las respectivas instituciones para salvaguardarlos.

No es una casualidad el que se haya desarrollado un movimiento político con las características y con los objetivos que tiene el también llamado Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), envoltura democrática legal bajo la cual se resguarda el proyecto de dominación social y sus ejecutores. La aparición de este conjunto de personas y su propuesta, la 4T, obedece a la necesidad de fortalecimiento de la burguesía nacional e internacional debilitada por la profunda crisis mundial que se ha agudizado en las últimas décadas y el avance y fortalecimiento de los movimientos sociales.

Para proteger e incrementar sus ganancias con el mínimo de riesgos posibles, los dueños del dinero, los grandes empresarios, requieren desarrollar y mantener un férreo control social y principalmente, el de los trabajadores. Una de las posibilidades que la democracia les permite, es hacerse de una institución política electoral legal, a través de la cual, implementen su propio proyecto y sus medidas con un matiz que aparente una libre decisión de las mayorías populares, alejado de todo lo que se asemeje a una imposición dictatorial. Morena y la 4T se han convertido en la esperanza, pero de los grandes millonarios.

La 4T entonces, como defensora a ultranza de los intereses de los grandes empresarios, debe facilitar bajo una apariencia democrática, el control social. Para ello requiere de la formación de un Estado autoritario, que concentre todo el poder, que controle todos los aspectos de la vida de los individuos, que sus determinaciones se conviertan en ley tan sólo por el simple hecho de haberlas mencionado el señor presidente, que nunca sean cuestionadas y que se declare como enemigo a todo medio, organizaciones o personas que se atrevan a contradecirle.

En su intento por implementar el autoritarismo como medida política, es evidente que le estorban las instituciones políticas y democráticas; por eso, busca desesperadamente mantenerlas bajo su férula o su eliminación cuando no se les puede someter.

Debemos subrayar que la implementación del estado autoritario al servicio de la burguesía es una característica de la corriente fascista, variante de la política que defiende los intereses de los grandes capitalistas, síntoma inequívoco de la desesperación de los grandes ricos por conservar sus ganancias a costa de cualquier precio. Lamentablemente, no es la única coincidencia que tiene el proyecto político del partido Morena y la 4T con esta nefasta expresión de la dictadura del capital, que causó mucho daño a los trabajadores de países europeos como España, Italia y Alemania a mediados del siglo XX.

Detrás de la embestida del gobierno actual a las instituciones políticas y sociales, se esconde el autoritarismo que suprime las libertades democráticas, que declara proscritas a las organizaciones y a los sindicatos de trabajadores, que priva al pueblo de sus instrumentos de organización y de defensa de sus intereses y de su vida. Estamos viviendo una nueva forma de violencia, la violencia institucionalizada de la clase burguesa en contra de la clase proletaria y de aquella otra que se desarrolla simultáneamente junto a la primera, la creciente marea de criminalidad sin precedente que ha servido para amedrentar a la población y a mantenerla alejada de cualquier intento de resistencia.

Aparentar ser el partido que representaba las verdaderas aspiraciones de los pobres y clasemedieros, el encumbramiento hasta la llegada al poder de líderes reformistas que adormecieron a la población con sus discursos demagógicos, curiosamente coincide también con la consolidación del fascismo en Europa.

Sin embargo, el fracaso de la política económica de este gobierno, el empobrecimiento de más mexicanos y, al mismo tiempo, el inmoral enriquecimiento de sólo 14 familias, que, en 2022, bajo la gestión de López Obrador se embolsaron alrededor de 3. 06 billones de pesos, indican que efectivamente, el proyecto de la 4T, es el conjunto de medidas políticas y económicas que buscan proteger e incrementar sus ganancias.

En días próximos se realizarán elecciones en varios estados de la república, estamos frente a un peligro inminente: el que este proyecto con su autoritarismo y su ofensiva contra los pobres y su descarado apoyo a los ricos, con su indiferencia ante el incremento de los índices de criminalidad, con el abandono de las colonias y las comunidades que requieren servicios elementales para sobrevivir, anide y se consolide en el Estado de México.

Cada expresión de fascismo debe tener su propio Stalingrado, el Estado de México debe convertirse en la expresión del descontento por el engaño que significa el proyecto de Morena para los pobres, debe una de las primeras entidades de nuestro país, que detenga el avance y consolidación del proyecto de la 4T que sólo ha servido para crear más miseria.

En la próxima jornada electoral, los ciudadanos deben analizar detalladamente y con toda realidad, a la luz de los resultados que ha arrojado el presente gobierno en materia de educación, salud, vivienda, obras públicas, trabajo, acceso al bienestar y decidirse por poner un alto al autoritarismo y a la violencia en contra de los mexicanos.

 

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