MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¡Don Filo un hombre bueno, un hombre del pueblo!

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“Cuando enfermé tocaron a la puerta: no era el doctor, entraba otra vez la pobreza. Te vi sacar mis muebles a la calle: los hombres los dejaban caer como pedradas. Tú, con amor horrible, de un montón de abandono en medio de la calle y de la lluvia ibas haciendo un trono desdentado, y mirando a los pobres recogías mi último plato haciéndolo diadema”. Fragmento del poema Oda a la Pobreza, del autor Pablo Neruda.

En México es el modelo económico neoliberal o capitalismo salvaje quien distribuye, de manera injusta, la riqueza material producida por todos. Y esta injusta distribución la que divide a la sociedad en dos grupos fundamentales: de un lado un reducido grupo de gente adinerada, opulenta, con todos los privilegios y, del otro lado, una enorme masa de gente humilde que carece de todo, o casi todo, que se cuenta por millones. 

La pobreza, producto de esta injusta distribución de la riqueza, es causa de los males en nuestra sociedad, tales como las enfermedades, la ignorancia, la inseguridad, y muchos más. Y es la gente humilde de nuestro pueblo la que carga sobre sus espaldas todos esos problemas, juntos o por separado, a los cuales se enfrenta día con día con verdadero heroísmo. Como dice el poema de Neruda: el pobre no tiene para medicinas, para pagar consultas y menos para internarse y recibir tratamientos costosos en hospitales especializados... O son víctimas de despiadados e injustos desalojos de sus viviendas porque no tiene para pagar el alquiler, y menos cuentan con ingresos suficientes que les permitan aspirar a una vivienda propia. Ante estas calamidades terribles, el humilde tiene que hacer acopio de fuerzas para enfrentar la pobreza, poder sostener a los hijos y mantener unida a su familia.

¡Se ha ido el amor de mi vida!, exclamaba recientemente mi señora madre, al darle el último adiós, a quien fue su compañero de vida por más de 16 años; con quien compartió cariñosamente los momentos felices, pero, sobre todo, solidariamente noble las adversidades propias de la vida de los pobres de México. 16 años se dicen fácil, pero, son toda una vida. A don Filo, como lo llamábamos familiarmente, lo vamos a recordar así, solidario y bueno como la gente del pueblo. 

Ellos fueron compañeros inseparables. En tiempos difíciles, los más de la vida, siempre lucharon juntos sin importar la carestía o la enfermedad: cuando por causas "legales" les desalojaron de su terreno botando sus cosas a la calle, resistieron; cuando les pidieron que desalojaran la casa que tenían prestada, resistieron; cuando por causa de la diabetes le tuvieron que amputar una de sus piernas, resistieron; cuando agravó la enfermedad, resistieron. 

Despedimos a don Filo; y siento impotencia al ver sufrir a mi madre y no poder regresarle esa sonrisa que solía tener siempre.

Sin embargo, he tenido el ejemplo vivo de mi madre, Lourdes Walle Córdova y mi finado padre adoptivo, don Filomeno Bernal Franco, quienes a pesar de todas las vicisitudes que lleva aparejada la pobreza, supieron salir adelante, luchando muchas veces al lado de otros pobres como ellos, que, además, alimentaron en mí el espíritu de lucha y abnegación. Quiero hacerles a ellos, y a través de ellos a todos los pobres, un reconocimiento sincero por personificar el sacrificio, pero, sobre todo, por hacerme comprender que un mundo mejor no sólo es deseable, sino absolutamente posible, a través de la unión de las voluntades y acciones de los que, como ellos, son víctimas de un modelo económico que instituye la apropiación de la riqueza social por unos cuantos, mientras condenan al resto a sobrevivir apenas sobrellevando una terrible subsistencia.

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