Actualmente el mundo está dando un giro de 180 grados, la afectación por la propagación del Covid-19, mejor conocido por coronavirus, ha venido a desmantelar y a poner en tela de juicio los beneficios del actual sistema capitalista que impera en la mayoría de los países, al no poder enfrentar los efectos económicos y de salud que la pandemia ha provocado en un plazo muy corto y, como siempre en estos casos, saldrán afectadas las clases sociales más vulnerables.
En México, por ejemplo, no se han implementado con rigurosidad las medidas preventivas para contener la propagación, pues el encargado de velar por el bienestar de su pueblo solo hacía referencia a que sacaran su estampita del sagrado corazón de Jesús y un trébol de 4 hojas y aseguraba que con eso se protegería cada uno en su persona contra el contagio. Sin embargo, ahora que el problema va creciendo, se nos dice que debemos quedarnos en nuestra casa, que no debemos salir y que, por lo menos hasta el 30 de abril, estaremos en condiciones de saber si hemos superado con éxito el combate al coronavirus.
Pero si bien es cierto que algunas cuantas personas se pueden dar ese privilegio de estar encerrados a piedra y lodo en su domicilio y evitar el contacto con más personas, hay cientos de miles que tienen forzosamente que salir a buscar el sustento, aun a riesgo de contagiarse, pues si no lo hacen así, ellos y sus familias podrían morirse de hambre.
¿Qué han hecho en este sentido la mayoría de los gobiernos municipales, estatales y federal? Muy poco, pues aunque han apoyado con paquetes de artículos de limpieza como cloro, gel antibacterial, cubrebocas, y en algunos municipios han apoyado en la medida de sus posibilidades con despensas. Pero, y el apoyo del gobierno federal, ese que en campaña se desgarraba las vestiduras por defender a los pobres de México, no se ha visto ni se verá tal apoyo, porque la vida del pueblo pobre no es su prioridad. ¿En qué baso lo dicho? En que un gobierno que no es capaz de ver la magnitud del problema y la forma de resolverlo, siga empecinado con obras monumentales como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía. Ahí estaría una forma de enfrentar con éxito esta pandemia: que los recursos que ya tienen etiquetados para esas obras, los utilicen para lo que sea necesario adquirir y atender con responsabilidad las necesidades que diariamente están surgiendo.
Sí, estoy de acuerdo en que la medida de quedarse en casa es correcta, pero también debe proporcionársele alimentación sana y segura a todas las familias, y eso sí es responsabilidad del presidente de la República, pues él es quien administra los recursos e impuestos que generamos a diario.
Con todo esto, una lección nos debe quedar clara: la propagación del virus y el rumbo que debe tomar nuestro país no es ni puede ser decisión de una sola persona, debemos participar todos y cada uno de nosotros, juntos salir victoriosos de esta contingencia; y, aún más, que entendamos que solo unidos y organizados buscando un objetivo común como lo es un gobierno que vele por los intereses de los más necesitados.
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