Hoy más que nunca, el arte se erige como un faro que nos guía en tiempos de incertidumbre. La política, la sociedad y el arte están más conectados que nunca y, como artistas del pueblo, tenemos la responsabilidad de utilizar nuestro arte para dar testimonio de la realidad que nos rodea.
No solo estábamos presentando un espectáculo más, estabamos despertando y compartiendo emociones
Recientemente tuve el privilegio de ser parte de la gira artística organizada por el Movimiento Antorchista de Baja California, donde los Grupos Culturales Nacionales llevamos “Bodas de Sangre”, un espectáculo escénico que conjuga teatro, música y baile; creado por Antonio Gades, bajo el texto dramático del genio español Federico García Lorca.
Las emociones estuvieron siempre a flor de piel, desde que se nos dijo que iríamos hasta que partimos rumbo al estado fronterizo. Para mí fue muy especial ver a mis compañeros subirse a su primer vuelo, ver la emoción en sus rostros, esa mezcla de nerviosismo y alegría me hizo pensar en lo bonito que es vivir momentos nuevos. Para muchos de nosotros esta experiencia significa no solo un avance personal, sino también la oportunidad de expandir el arte, la cultura y de descubrir nuevas formas de conectar con la gente, con los más humildes, con el pueblo trabajador. Sentí una felicidad enorme al ser testigo de eso y fue una de las tantas razones que hicieron de esta gira algo único.
Cada presentación fue una experiencia única y diferente: el nerviosismo antes de subir al escenario, la adrenalina corriendo por nuestro cuerpo, la emoción de ver al público reaccionando a nuestra propuesta. Cada público tenía algo especial que nos motivaba a dar lo mejor de nosotros. Estar en el escenario, frente a los ojos atentos de tantas personas, me hacía sentir nerviosa, pero también muy viva. La emoción de compartir lo que uno ama, lo que uno hace y ver cómo este arte es muy bien recibido por personas de diferentes lugares y con distintas historias, me llena de felicidad.
La reacción de la gente, los aplausos, las sonrisas, las caras con lágrimas o las conversaciones después de cada presentación, confirmaban que no solo estábamos presentando un espectáculo más, estábamos despertando y compartiendo emociones.
Quiero agradecer de todo corazón a todos los que hicieron posible nuestra gira a Baja California, no sólo por el esfuerzo y la dedicación para que todo saliera increíble, sino también por las atenciones tan lindas que recibimos en cada momento. Y bueno, ¡qué decir de la comida! Gracias por todo, fue una experiencia maravillosa que nunca vamos a olvidar. ¡Nos llevamos lo mejor del antorchismo de Baja California con nosotros!
Gracias al Movimiento Antorchista por brindarnos esta bonita oportunidad de ser parte de los Grupos Culturales Nacionales y de esta gira, por mostrarnos que, a través de la cultura, podemos transformar realidades, sensibilizar a las nuevas generaciones y, sobre todo, mantener viva la esperanza de un mundo más justo y solidario.
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