“Guaymas ya no tiene ni una calle buena”. Así se titula una nota aparecida en el diario Expreso, de Sonora, el pasado 14 de agosto. Aunque el énfasis podría no corresponderse completamente con la realidad de esa ciudad, la nota sí refleja lo que mucha gente siente y piensa de tres años de gobierno moreno-petista, refleja lo que salta a la vista: una situación de abandono general, de falta de inversiones en obras y servicios y mantenimiento, de desempleo altísimo e inseguridad descontrolada, de desastre higiénico y sanitario, de retraso educativo, entre otros, situación por la que cada vez es más conocida esta ciudad porteña. Todo ello exhibe de manera contundente el fracaso de Morena y del PT como alternativa de Gobierno en favor de los humildes, de las clases medias y hasta de grandes empresarios. En boca de muchos está el comentario de que la actual administración no sirvió para nada, que Guaymas sigue igual o peor que antes, como se consigna en la nota “El nepotismo y mal Gobierno, 'la marca' de la administración que se va de Guaymas”, publicada por el diario tribuna.com.mx, el 8 de junio pasado.
Y debe quedar claro que, para explicar el desastre de Guaymas no es cuestión sólo de la incapacidad de la alcaldesa saliente Sara Valle Dessens, sino del verdadero propósito de la alianza de partidos que le dio la candidatura, del grupo político que le puso en bandeja de plata la presidencia municipal otra vez, para que hiciera de todo, menos mejorar las condiciones de vida de los más humildes y mejorar sus capacidades organizativas. Todo guaymense debe recordar que, además de las consabidas promesas de su campaña demagógica, luchar contra la corrupción fue el embustero argumento principal de Valle Dessens, y ahora aquí la ve usted, saliendo de su mandato con un desprestigio generalizado y casi casi por la puerta trasera, antes que dignificada por sus acciones. Contra lo que prometió al impulso del tsunami electoral de 2018, la triste realidad guaymense muestra la verdadera cara de la palabrería y el engaño de su propuesta: la lucha contra la corrupción fue sólo el disfraz.
La realidad de la ciudad grita que todo fue una trampa electoral y que la mayoría la creyó. Aquí le van ejemplos de las últimas denuncias que han trascendido en los medios de comunicación y que confirman estas afirmaciones, como el sistema de recolección de basura desatendido y casi inexistente en zonas inmensas del basurero en que está convertido el puerto. O como la ineficacia fatal de su participación en la lucha municipal contra la Covid-19 y la promoción de brujos chamanes, mientras la ciudad “se le cae a pedazos” (SARA VALLE SE ENCIENDE EN LAS REDES SOCIALES (expreso.com.mx)): los guaymenses no encontraron en su gobierno municipal una ayuda contra la pandemia cuando más meses duró la población enclaustrada durante el 2020, las ayudas alimentarias fueron prácticamente inexistentes: eso no se le va a olvidar a miles de familias hambrientas.
El manejo de los recursos del municipio tuvo la misma claridad de las aguas sucias que los guaymenses pisan todos los días: el regidor por el PVEM Daniel Cardoso Arroyo denunció que “Se han manejado alrededor de 2 mil 400 millones de pesos en Guaymas y no se ven en la ciudad, dos años hubo ingresos excedentes en el presupuesto de ingresos, pero no se ven”, (“¿A dónde se fue el dinero?”; sospechan de desfalco en Ayuntamiento de Guaymas (expreso.com.mx), dijo Cardoso en referencia al mal estado de las calles, las obras públicas de dudosa calidad, la recolección de basura y el drenaje paralizados. Todo el trienio hubo quejas de empleados municipales, policías y funcionarios por faltas de pagos, retrasos injustificados y también despidos sin fundamentar, desatención y desprecio a los problemas de los yaquis, cobros ilegales de derechos municipales e impuestos; la última la ve usted en “Esos 18 mdp se negociaron en lo oscurito”: otro escándalo en Guaymas (expreso.com.mx). Primero se gastaron el dinero “y después pidieron que se autorizara”, acusa esta nota.
Recuerde usted lo siguiente: al poco tiempo de iniciar su mandato, en febrero de 2019, la alcaldesa se entrevistó en Palacio Nacional con el dictador Obrador y con Lázaro Cárdenas Batel, jefe de sus asesores, y declararon a la prensa que le prometieron “todo su apoyo” al puerto, con grandes “proyectos estratégicos” que harían de Guaymas… bla bla blá. Ilusionaron a muchos. La realidad es que el puerto se llenó de excrementos porque se colapsó el sistema de drenaje de la ciudad por ineficacia gubernamental de todos los niveles y aquellos grandes planes se fueron entre la suciedad. Y así sigue; nadie sabe cuándo volverá Guaymas a tener sus calles libres de deshechos. Mucho de las ayudas federales que en dinero llega a algunos guaymenses —que no a la mayoría, claro— se va en cubrir gastos que no tendrían por qué hacer de haber una gestión municipal y federal a favor realmente de los más humildes. ¡El colmo, la 4T primero quita programas y derechos, recorta presupuestos y fideicomisos útiles y luego “da” un poco de dinero en efectivo para que la gente beneficiaria, como si le sobrara, pague con él las deficiencias que la propia 4T genera! Ahora hay más pobreza que antes y muchos siguen ilusionados. ¡Excelente engaño, muy rendidor electoralmente!
Pero ya es tiempo de quitarse la venda de los ojos. Sara Valle fue el instrumento de un proyecto político que no pretende combatir la pobreza, sino contener y golpear la lucha de los más humildes, que busca no permitir que se fortalezcan las organizaciones populares independientes, así como solamente administrar el caos y hacerlo llevadero, a pesar de todo. Y tuvo éxito.
Ya es tiempo de que el pueblo guaymense reconozca su debilidad y se organice de una manera superior, con el objetivo político de tomar el poder, hacer de su ciudad un lugar digno para residir e impedir que se le manipule otra vez para mantenerlo sumiso y doblegado. Antorcha le ha presentado su propuesta de lucha legal y pacífica, usted lo sabe, y aunque con altibajos, golpeada arteramente por los explotadores y sus sirvientes, pero el pueblo sabe que Antorcha siempre ha estado de su lado. De hecho, la parte del pueblo organizado es Antorcha, no es algo ajeno “ni informe, ni incoloro ni lejano” a sí mismo: Antorcha es pueblo y es tiempo de que se levante orgulloso y combativo.
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