Habíase una vez, un pueblo muy muy lejano, conocido por todos como Querétaro, una provincia próspera y bien situada, pues conectaba el norte con el centro del reino, paso obligado para comerciantes, viajeros y todo aquel que deseara buscar nuevas tierras, donde el futuro fuese mejor.Aunque Querétaro pareciera un lugar muy ameno para vivir, contaba con un gran problema, sus autoridades, quienes eran las encargadas de llevarlo por un camino lleno de fortuna y prosperidad, en lugar de esto, solo se preocupaban por sus bolsillos, su estatus, y su porvenir, olvidando durante muchos años a la gente del pueblo, que muy decepcionada ya se encontraba.
Cada tres y seis años era la misma historia, llegaba alguien nuevo que todo prometía, mejores transportes, mejores salarios, más vivienda, crecimiento de la economía, y todo lo que en sus campañas se les ocurría.Una vez en el poder, de todo esto se olvidaban, comenzaban a trabajar para ellos y para la gente que les rodeaba y, algunos de los gobernantes, al pueblo reprimían, encarcelaban y golpeaban, Francisco Garrido Patrón, es claro ejemplo de lo que aquí se habla.Transformando al centro del pueblo, de forma muy estética, bonitas calles, mucha limpieza y luces blancas para variar, engañaban al reino entero, pintando a Querétaro como el mejor destino para llegar.
Desgraciadamente, en su periferia vivía la verdad, casitas humildes sin luz eléctrica, agua potable, drenajes o calles pavimentadas, en Corregidora, El Marqués, Huimilpan y Pedro Escobedo, lo podemos constatar, delegaciones enteras que durante muchos años han estado en el olvido, que son visitadas únicamente cuando se anda pidiendo el voto, y nunca más vueltas a ver cuándo el nuevo gobernante ya se ha elegido.La educación para los estudiantes, de pésima calidad, los empleos para sus padres, arduos y mal pagados, los precios de la comida por el cielo rozan, y de la gente de la Sierra Gorda ni hablar, Landa, Pinal y Jalpan en olvido total, Cadereyta, Tolimán, Colón y Peñamiller, sin agua para beber.
Este crudo cuento, es la pura realidad, y ahora en 2021, lo piensan replicar: gobernador, alcaldes y diputados se piensan postular, nuevamente las promesas al pueblo van a llegar, una vez más, cual canto bello que te hace suspirar, se convencerá al pueblo para que salga a votar.Tarea importante tenemos ahora los que este cuento hemos leído: evitar a toda costa que la historia se repita, no caer en cantos de sirena como en el pasado hemos hecho, sino luchar a contracorriente para que todo lo malo de Querétaro podamos cambiar.
Querido lector, hablo con total franqueza, y aunque todo lo que intentamos explicar aquí, parece cosa de gracia y temas que a los queretanos no nos deben preocupar, la realidad nos dice que sí debemos tomar total seriedad ante la situación en la que nos encontramos en este momento.En el estado, se acerca un proceso electoral muy importante, pues prácticamente todos los cargos públicos se volverán a elegir, por lo que nuestra participación será de suma importancia.
Aquí me dirijo a todos los antorchistas, pero también, a los ciudadanos que no están afiliados a nuestro movimiento, y es que, nuestra entidad, si bien es cierto que no es de las peores del país, sí podría ser mucho mejor, si el principal interés de nuestros gobiernos fueran los ciudadanos, y para que esto sea así, es nuestra tarea trabajar desde hoy, para que los próximos gobiernos y gobernantes, sean verdaderos ciudadanos de nuestro estado, la gente que entiende el sufrimiento; lograr poner un gobierno que no descanse hasta resolver todos los problemas de Querétaro.A esto los llamo yo, a cerrar filas, y convertir de nuestra tierra en una mucho mejor, a punta de trabajo arduo e incansable, de la mano del Movimiento Antorchista.
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