MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El deporte que nos puede salvar

image

En general los deportes han jugado un importante papel en la formación de los seres humanos en todo el planeta. Los más antiguos vestigios de la civilización universal humana atestiguan que desde tiempo inmemoriales, como hoy sigue sucediendo, a las nuevas generaciones les impactaba y dejaba impronta en su alma (y en toda su formación ulterior) el descubrimiento de las actividades deportivas, de los más habilidosos deportistas y de sus hazañas, las cuales en todos los sentidos (y a través de todos), por la energía que irradian, el valor que demuestran, el suspenso y la alegría del éxito, o la tristeza del fracaso, lo motivador de las proezas realizadas, y hasta por la estética que caracteriza a los deportistas, a toda actividad deportiva, y todo el ambiente que les rodea, influían positiva o negativamente en su ánimo, en su fantasía y en sus acciones cotidianas. Todos alguna vez quisimos (o aun quisiéramos) ser como equis estrella deportiva a la cual admiramos, y alcanzar las hazañas deportivas de ellos, o mejores, y la gloria que les rodea.

Pero, además, también todos sin lugar a dudas, hemos vivido la experiencia de sentir el placer de la actividad deportiva, en la tensión de nuestros músculos y de nuestra inteligencia, en los movimientos logrados, en las estrategias bien o más o menos implementadas, en el cansancio satisfecho de haber valido la pena y hasta en la dopamina y otras hormonas que de otro modo no podrían circular en nuestro cuerpo ni hacernos sentir el placer, la alegría y la plenitud a la hora de hacer alguna actividad deportiva y más si es de competencia y si la ganamos.

¿Cuántas veces no hicimos (hacemos aún) espacio en nuestras tareas cotidianas y responsabilidades para acudir a una cancha, pista o campo a buscar ese placer que no tiene nada de divino? Recuerdo que en el Bachillerato faltábamos algunas veces a las clases más aburridas e intrascendentes (por culpa de planes y programas infaustos y “maestros” peores), para ir a jugar basquetbol a las canchas de la escuela.

Pero es mucho más lo que puede hacer y hace todavía (para bien o para mal) el deporte en la formación de las nuevas generaciones. Lo debemos entender quienes queremos y trabajamos por una mejor sociedad, pues en esta tarea que hemos tomado como misión los antorchistas (y todos los luchadores sociales del mundo), la educación y formación de nuestro pueblo, de quienes de ese pueblo abandonado caigan en nuestro radio de influencia, el deporte es un instrumento muy valioso e insustituible. 

Pero no cualquier deporte. Al deporte moderno le rodea, asfixia y corrompe un mundo de suciedad que le convierten en uno de los principales corruptores de la mente de los niños y jóvenes de hoy, al grado de que algunos activistas sociales más ingenuos y todavía presas de sus prejuicios pequeñoburgueses (aunque ellos se crean equivocadamente radicales de ultraizquierda) creen equivocadamente que a las personas que quieren “educar” las deben alejar del deporte y de toda otra distracción “reaccionaria” y desprecian la actividad deportiva en general. No solo cometen el error de bañar al niño y tirarlo con el agua sucia, sino que ni siquiera intentan lavarlo y lo ignorar y hasta repelen como si fuera el demonio.

Y es que es cierto, es innegable el uso clasista que la actual sociedad le ha impregnado al deporte en todas sus aristas, para adoctrinar en su interés al inocente ciudadano puesto a la merced de sus medios de comunicación y de todo su aparato ideológico, que trabaja cada segundo con sus mejores cerebros y con todos los recursos técnicos y financieros a su disposición, para idear e implementar ese control sobre el pueblo trabajador al que tienen sometido de todos los modos, pero destacadamente por este aparato ideológico.

Pues así el deporte de hoy, negocio pingüe y lúbrico, entretenimiento intencionalmente embrutecedor, e instrumento de malformación del espíritu que hace confundir todos estos buenos impulsos en egoísmo malsano, competencia desleal e individual carente de todo lo bueno de la competencia sana, deseo de ganar fama, lisonjas y dinero para vivir en el despendio y la degradación en todos los sentidos (alcohol, sexo, lujos, drogas, etcétera) como lo hace la mayoría de las estrellas profesionales hoy millonarios negocios de sus dueños, y como no es posible que todos se transformen en eso, quedan irremediablemente convertidos en espectadores pasivos y consumidores consuetudinarios.

Pero no, el problema no es el pueblo ni su afición al deporte, sino las cadenas doradas que le atan al carro del capital, el problema no es el deporte, sino su secuestro por parte del interés, su uso por parte de la clase dominante como medio de control y mediatización, además de como pingüe negocio. 

¿Podemos bañar a ese niño? No estoy proponiendo transformar todo ese aparato del deporte profesional y convertirlo en deporte de nuevo tipo. Para hacer eso se debe transformar antes todo el sistema económico que determina a la sociedad entera, y sobre ese nuevo sistema, y con el pueblo en el poder político de la nación, construir la nueva estructura social que generará, sin duda, no sin problema, a pesar y hasta en contra de quienes se quisieran oponer, surgirá el nuevo deporte nacional que nos llenará de glorias y de orgullo. 

Pero mientras, hay que hacer deporte con el pueblo, que no tendrá las mismas luces (todavía) que el deporte profesional, pero conserva su capacidad transformadora y forjadora (para bien) con todos sus beneficios y nos ayudará a crear a los nuevos mexicanos que nos ayudarán y hasta nos exigirán, a nosotros y a la sociedad en su conjunto, esas trasformaciones que exige su espíritu educado entre otras cosas por todos esos beneficios del deporte libre. Los revolucionarios debemos infaltablemente hacer y promover la práctica y el gusto del deporte del pueblo. 

¿Cuál es este? El que ya practican millones de mexicanos como pueden en sus vidas cotidianas y nosotros debemos promoverlo, desarrollarlo, elevarlo, hacerlo lo más metódico y científico posible, luchando con el pueblo para desarrollarlo desde abajo y convertirlo en poderosoinstrumento cotidiano de educación y formación de nuestros compañeros, de nuestro pueblo. Los éxitos y sus beneficios ya están a la vista de manera incontestable en las Espartaqueada Deportivas Nacionales del Movimiento Antorchista y en todos los torneos, encuentros, jornadas y demás actividades deportivas que implementamos con avasalladoras dificultades y haciendo las más inimaginables proezas para lograrlo, para una sola cosa: avanzar en nuestra tarea de organizar y educar al pueblo para lograr su emancipación definitiva y ponerlo al frente de una sociedad que avance hacia el progreso con justicia.

En este sentido va también la primera Jornada Nacional de Basquetbol, la cual se llevará a cabo en las principales capitales del país el domingo 26 de noviembre, en las ramas varonil y femenil en las categorías juvenil A, B, C y libre. Todo indica que será una jornada exitosa e invitamos a todos los que quieran y puedan a que la disfruten. En Campeche también seguiremos trabajando para lograr cada día más y mejores éxitos en este y en todos los terrenos de la labor antorchista.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más