La Organización de Estados Americanos (OEA) es la organización internacional más antigua del mundo, tiene sus orígenes en el Congreso de Panamá que convocó Simón Bolívar en 1826, posteriormente, los Estados Unidos decidió integrarse de manera periódica a partir de 1889 con el fin de establecer normas e instituciones, así como generar un arbitraje para controlar el tráfico comercial y asegurar los mercados entre los países americanos coordinándose el Estado y el sector privado. Por ello, el 2 de octubre de 1889 se realizó la primera Conferencia Internacional Americana en Whasington, D.C. para establecer los acuerdos entre los países.
Así, sentó sus bases para crearse como organización oficial en 1948 en Bogotá, Colombia y entró en vigencia en 1951. Estableció como objetivo mantener "un orden de paz y de justicia, fomentar la solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad regional y su independencia".
De esta manera, actualmente reúne a 35 “Estados independientes de la Américas” donde se excluye a Cuba debido a que no se somete a los lineamientos de La Carta de la OEA para ejercer la democracia y las libertades.
En los días que corren, ha levantado revuelo la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que es propiamente un mecanismo intergubernamental de diálogo y concertación política de la región que surgió en 2011, que a diferencia de la OEA cuenta con 33 Estados y excluye a los Estados Unidos de América. Así, la CELAC ha contribuido al diálogo entre los países en temas de desarrollo social, educación, desarme nuclear, agricultura familiar, finanzas y medio ambiente (http://s017.sela.org/celac/). Un intento de subsanar los temas contrarios a los estatutos de la OEA.
Como se puede ver con esta breve y limitada remembranza, los orígenes de la OEA corresponden a los intereses económicos y políticos de los Estados Unidos de América para impulsar el desarrollo del capitalismo como modo de producción mundial y para ello creó un andamiaje legal y normativo para concentrar los medios de producción y concentrar la riqueza en los magnates americanos. Para ello, se cuida ante todo la propiedad privada como derecho sagrado por encima de las naciones.
Por otra parte, vemos a la CELAC un siglo después, como un intento tardío de contrarrestar las leyes del capital y que de manera voluntarista o ingenua quieren desprenderse del grillete que los ata el país imperialista del norte. Al grado que varios países como Brasil, Nicaragua, Guatemala, Paraguay y Argentina que tienen acuerdos comerciales con EEUU amenazan con retirarse por las consecuencias que tiene para sus naciones. En este mismo rubro, México es un país que tiene el 80% de su economía comprometida con los Estados Unidos y su presidente Andrés Manuel López Obrador es uno de los promotores de la CELAC. ¿Será ignorancia o ingenuidad la del presidente? ¿Está midiendo las consecuencias del desafío al imperio?
El día de hoy, 18 de septiembre se han dado cita 16 jefes de Estado de la CELAC donde resalta la presencia de Cuba y Venezuela por sus inclinaciones ideológicas y políticas con el actual gobierno mexicano. El objetivo que se propusieron en esta reunión fue desplazar a la OEA para formar un bloque común en los objetivos descritos arriba. Para ello, se propuso tratar los temas del embargo a Cuba, Islas Malvinas, COP26, Generaciones futuras, lenguas y pueblos indígenas y Declaración de la Ciudad de México. La reunión se concentrará también en Centroamérica y la crisis migratoria.
Sin embargo, no se contó con la presencia de países importantes como Brasil, Nicaragua, El Salvador y Argentina, los últimos 3 tienen gobiernos afines a la ideología del presidente mexicano.
Por tanto, los gobiernos promotores tuvieron que recular a su objetivo y limitarlo a un simple “Comité de Reflexión”. Pues, todos los Estados a excepción de Bolivia y Venezuela no estuvieron dispuestos a romper con la OEA. Este hecho, convirtió en un rotundo fracaso la política exterior del gobierno mexicano en su intentona por convertirse en el héroe de la película.
Hasta el momento, las “reflexiones” de la CELAC han quedado en buenas intenciones y ha dejado como consecuencia las relaciones diplomáticas más fragmentadas. Como era de esperarse, la reunión solo vino a confrontar más a los gobiernos socialistas contra los capitalistas.
Los países que acudieron a la Cumbre han recibido un extrañamiento de la Casa Blanca por tratar asuntos que le competen directamente al presidente de la OEA Luis Almagro. López Obrador han creado ni más ni menos, que una nueva crisis diplomática.
A lo largo de veinte años, López Obrador ha dicho que en México el problema de fondo es la corrupción. Que se debe separar el poder político del poder económico pues, según, López Obrador esto ha causado el apogeo de la corrupción en México y así se hicieron las grandes fortunas. Lo dicho por el presidente mexicano es una aberración por carecer de sustento científico, pues, desconoce de las leyes que rigen el modelo de producción capitalista. Y es esta ignorancia la que le lleva a pensar que su personalidad política puede estar por encima de la económica.
La realidad le está dando de bofetadas al presidente y está metiendo en verdaderos aprietos a los países que han actuado de buena fe al llamado de AMLO. Sin embargo, en poco tiempo veremos las consecuencias que esto traerá a nuestro país en los aranceles, la política migratoria, las vacunas para la covid-19 y otros temas de los que nuestro país es dependiente del imperio gringo. La irresponsabilidad de un gobierno que no entiende de geopolítica trae consecuencias desastrosas, algo parecido como dejar una cirugía del corazón a un carnicero para darnos una idea del problema.
México, si debe quitarse el yugo de los países que lo oprimen, pero esto será posible sólo si el pueblo se organiza como un solo hombre y un solo ideal. Que tome el poder en sus manos y cambie el modelo económico que lo rige para distribuir de mejor manera la riqueza que se produce con empleo bien pagado y remunerado, obras de beneficio social que permitan una mejor vida a todos los mexicanos. Pero, primero hay que organizarse y luchar si queremos un mundo mejor. Y no andarle jalando la cola al toro como lo hace López Obrador. Que conste.
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