Paciencia, inteligencia, valentía, sacrificio, contundencia y mucho corazón. Son solo algunas de las cualidades que nos unen a cientos de miles de antorchistas en el país y en Sonora también. Nos une también y nos hermana el abnegado esfuerzo que hacemos por transformar la condición social en que viven millones de familias pobres y vulnerables. Las mismas familias de obreros, jornaleros, albañiles, taxistas, maestros, médicos y demás profesionistas, que son el músculo y el nervio que mueve a la economía del país, por lo cual, a cambio, reciben pedazos de vida y migajas de aliento para sobrevivir en este modelo económico que condena a millones a vivir con apenas lo indispensable, mientras que unas cuantas familias lo tienen todo y en abundancia.
Luchar en contra del sistema mismo y en contra de todo tipo de deformaciones políticas como la actual (4T) y en contra de todo tipo de trampas ideológicas (“echaleganismo”), representa siempre un peligro y una constante superación personal y organizativa. Como la clásica comparación del salmón, el cual nada contra la corriente del río para poder reproducirse. Se omite casi siempre la mejor parte. La parte que habla sobre cómo el salmón nada a contracorriente para regresar al mismo lugar en que nació, gracias a su olfato puede regresar al lugar en el que nace y donde posteriormente se reproducirá, pues solo su etapa adulta la pasa en la inmensidad del océano.
Como los guijarros que pule la corriente del río, los antorchistas debemos esmerarnos en acrecentar nuestros conocimientos de la realidad que nos tocó vivir, pues, solo de esta manera podremos transformarla. Ningún cirujano opera sin conocer a detalle a su paciente y la función de cada órgano del cuerpo humano. De la misma manera que no cualquier enfermo pondría su vida en manos de médicos inexpertos. Así, debemos ser capaces de entender y analizar nuestra realidad para poder proponer las soluciones más adecuadas. Soluciones que no deben ser nunca ocurrencias ni despropósitos que perjudiquen o pongan en riesgo la vida de los demás. Como aquel despropósito de defenderse de la COVID 19 con detentes o caricias.
En tiempos del oscurantismo el ocultamiento del conocimiento a la población era la tarea primordial para el sistema. Actualmente en el país, el presidente de la república y su partido político Morena, buscan por todos los mecanismos a su alcance, pintar u ocultar la verdadera situación económica y social del país, disfrazándola de una velada romántica de los mexicanos con el bienestar, progreso y la transformación radical de los males del país. ¿Es así esto? Los datos (no los del presidente) estadísticos del INEGI, CONEVAL, Secretaría de Salud, BANXICO, entre otros, nos dicen que las cosas van de mal en peor.
La economía no creció, en parte por el desastre económico mundial derivado de la Covid 19, pero, en mayor parte por la nula inversión presidencial en el desarrollo económico del país. Lejos de apostarle al desarrollo económico, desde la presidencia de la república se ejecutó la orden de no apoyar a las Pymes, quebraran las que tuvieran que quebrar (1 millón), sin importar los millones de familias que dependían de ellas. Derivado de la inflación, los precios de la canasta básica andan por los cielos. El presidente presume el incremento del salario mínimo ($31.17) en 2022, la cuestión es ¿en cuánto el kilo de limón?
Al pueblo debe hacérsele ver que las cosas no marchan tan bien como las pinta la 4T. Y en este sentido, se contextualiza las constantes campañas de desprestigio y odio en contra del Movimiento Antorchista, por ser de las pocas voces que no se callan y menos se doblegan ante la voluntad presidencial. Se nos acusó de intermediarios y de robar los apoyos destinados a la gente, ¿se ha demostrado una sola acusación después de 3 años ya de gobierno? ¿Sabe usted a quién sí? A Delfina Gómez, actual secretaria de la SEP y fundadora morenista. Se le comprobó el robo del 10% del salario de más de 500 trabajadores del Ayuntamiento de Texcoco del 2013-2015. Pero como todo queda en familia, ni sanción, ni persecución, ni nada.
¿Pugnamos por el regreso de la mafia del poder? No. Se trata de transformar radicalmente las condiciones de vida de los millones de olvidados en el país y en Sonora. Los partidos políticos de siempre han demostrado en los hechos, una y otra vez, no tener intenciones de cambiar sus viejas costumbres de hacer gobierno y el pueblo los ha castigado. Puso en el gobierno a Morena, proyecto político que ha demostrado no entender a profundidad que tipo de transformación requiere la nación. Destruyendo a diestra y siniestra programas e instituciones bajo la consigna del combate a la corrupción, ha dejado desamparadas a miles de familias que antes se beneficiaban con un tipo de programa. Todo el programa presidencial se resume a las tarjetas con dinero, que más que una solución es un mejoralito.
Ningún programa político en México ha demostrado ser lo suficientemente capaz de atacar los problemas estructurales de falta de empleo, de salarios bien remunerados y menos de solucionar la falta de obra pública (escuelas, hospitales, carreteras y caminos, etc.), todo esto sin cargarle el muertito a los mismos de siempre, a las clases pobres. Es momento de hablarle al pueblo de una nueva alternativa política de organización social. Es momento de hablarle a la mayoría del pueblo sobre Antorcha y sus propuestas para la nación. Esto molesta, por supuesto, a la clase política del país y a las élites económicas que no han alcanzado a comprender los objetivos de Antorcha. Y en su desesperación han tratado de desaparecernos como organización. Ningún intento ha logrado derrotarnos y es que como dijo nuestro líder nacional: Antorcha se acabará el día que deje de haber pobres en el país, pues Antorcha lucha contra la pobreza.
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