El cierre de comedores en escuelas de la Ciudad de México ha tenido un impacto significativo en la alimentación y el bienestar de los estudiantes, especialmente aquellos que dependen de estas comidas como una de sus principales fuentes de alimentación diaria.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en América Latina y el Caribe, 85 millones de alumnos acuden a los comedores escolares en sus escuelas, y para cerca de diez millones de ellos, estas comidas constituyen una de sus principales fuentes de alimentación diaria.
Los comedores escolares en primarias y secundarias de la Ciudad de México ofrecían acceso a alimentos saludables, apoyo a familias vulnerables, y fomentaban la convivencia y participación comunitaria.
En el caso específico de la Ciudad de México, en agosto de 2020, un total de 33.2 millones de niños y adolescentes fueron afectados por el cierre de escuelas a raíz de la pandemia por covid-19. De estos, más de 28 millones estaban inscritos en escuelas de nivel primaria y secundaria, mientras que alrededor de cinco millones eran alumnos de preescolar.
El cierre de los comedores escolares ha supuesto un desafío para garantizar la alimentación y el estado nutricional de muchos niños y niñas, especialmente de los grupos más vulnerables de la población.
Además, el impacto va más allá de la nutrición, ya que el cierre de escuelas compromete el bienestar actual y la oportunidad de desarrollo hacia el futuro de la niñez y adolescencia, afectando significativamente su rutina, interacción social y logros de aprendizaje.
Los comedores en primarias y secundarias de la Ciudad de México ofrecían una serie de beneficios significativos para los estudiantes y sus familias. Estos beneficios incluían:
1. Acceso a Alimentación Saludable: Los comedores escolares proporcionan acceso a comidas saludables y equilibradas, lo que contribuye a la nutrición adecuada de los estudiantes.
2. Apoyo a Familias en Situación de Vulnerabilidad: Los comedores comunitarios y públicos ofrecen raciones a bajo costo o de forma gratuita, lo que beneficia a las personas que habitan en zonas de marginación y a aquellas con recursos limitados.
3. Promoción de Hábitos Saludables: Los comedores escolares promueven hábitos alimentarios saludables entre los estudiantes, lo que contribuye a su bienestar general y a la adquisición de buenos hábitos alimentarios a largo plazo.
4. Fomento de la Convivencia y Participación Comunitaria: Los comedores escolares, al ofrecer un espacio para compartir comidas, fomentan la convivencia entre padres, maestros y estudiantes, promoviendo así la participación comunitaria y fortaleciendo los lazos familiares y sociales.
Las familias se han involucrado de diversas maneras en el contexto del cierre de comedores escolares en la Ciudad de México. Se ha reconocido la importancia de fortalecer el vínculo entre las escuelas y las familias, especialmente en un contexto de estrés, incertidumbre y miedo debido a la pandemia.
Para lograr esto, se han propuesto estrategias como la creación de oportunidades para que las familias puedan conectarse con la comunidad, organizar días de servicio comunitario y promover la participación familiar de maneras significativas para ellos.
Además, se ha destacado la importancia de trabajar en novedosas estrategias para involucrar más a los padres en el ámbito educativo de sus hijos, reconociendo que el inicio de la educación es en casa y que las familias desempeñan un papel fundamental en la educación y el bienestar de los estudiantes.
En resumen, el cierre de comedores en escuelas de la Ciudad de México ha tenido un impacto significativo en la alimentación, el bienestar y el desarrollo de los estudiantes, especialmente aquellos que dependen de estas comidas como una de sus principales fuentes de alimentación diaria.
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