MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El metro colapsa; en riesgo la vida de trabajadores y sus familias

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El sábado 7 de enero, pocos minutos después de las 9 de la mañana, dos trenes del Sistema de Transporte Colectivo, Metro, de la Ciudad de México, chocaron por alcance, entre las estaciones La Raza y Potrero, de la línea 3, con dirección a Universidad, el saldo fue de una persona fallecida y más de 100 heridos, entre ellos cuatro prensados, según reportes de los servicios de emergencia. El accidente sucedió en un horario en el que la mayoría de los pasajeros se trasladaban a su trabajo o a la escuela, o a realizar sus actividades cotidianas.

En un primer momento, las autoridades informaron por medio de su cuenta de Twitter sobre la suspensión del servicio del sistema de transporte, en el tramo de Indios Verdes a Tlatelolco debido a un incidente, sin dar más detalles. Mientras tanto, los usurarios que viajaban en los vagones siniestrados, a través de redes sociales, dieron a conocer que permanecían atrapados sin poder salir del interior del túnel donde ocurrió el accidente. Fueron ellos mismos quienes, minutos antes de las 10 de la mañana, comenzaron a circular fotos y videos del choque de vagones, lo cual obligó a las autoridades a reconocer que uno de los trenes se detuvo y el sistema no alerto al operador del siguiente convoy para bajar su velocidad y detener su recorrido, provocando que se impactara por alcance contra el otro tren.

Como consecuencia de esa colisión, hubo una gran movilización de cuerpos de emergencia, de policía, elementos del ejército y de la guardia nacional, quienes coordinaron acciones para atender a los lesionados y desalojar a los pasajeros. Conforme pasó el tiempo se fueron actualizando los datos sobre las víctimas, las autoridades reconocieron una persona fallecida, cuatro prensados entre los fierros de los vagones chocados, además, 106 heridos trasladados a distintos hospitales de la CDMX.

Cuando se trata de dar a conocer las causas de accidentes, como el del pasado 7 de enero, las autoridades siempre prometen que se investigará hasta las últimas consecuencias y se castigará a los culpables. Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la CDMX, ha tenido que dar la cara ante los capitalinos, afirmando que la prioridad son las víctimas y que, según ella, está del lado de la justicia.

Sin embargo, no es la primera vez que sucede un accidente en este tipo de sistema de transporte público, han ocurrido por lo menos tres en los últimos años. Uno de los más graves por el número de víctimas fallecidas, ocurrió el 3 de mayo de 2021, alrededor de las 22:22 minutos, fecha en la que colapso un tramo elevado del Metro Línea 12, entre las estaciones Olivo y Tezonco, el saldo fue de 27 muertos, además de decenas de heridos.

No solo debemos condolernos de las víctimas y sus familiares, también debemos reflexionar sobre las causas que originan tan lamentables acontecimientos. El colapso de la Línea 12, motivó múltiples peritajes, no exentos de controversias, como el hecho de que Claudia Sheinbaum alardeó la contratación de la mejor empresa de peritajes de accidentes a nivel mundial, pero, una vez fue publicado el resultado del peritaje, ella misma lo rechazó, calificándolo de mal elaborado; sobre todo, porque concluía como una de las causas del accidente la falta de mantenimiento de este sistema de transporte, mantenimiento del cual el gobierno capitalino es responsable. En el caso del choque de los dos trenes en la Línea 3, no hay datos concluyentes sobre las causas, las investigaciones aún están en proceso.

El Sindicato Nacional del Sistema de Transporte Colectivo (Metro) señaló como posibles causas fallas en el pilotaje automático, señalización y sistemas de comunicación. Es muy probable que también sea falta de mantenimiento en el sistema. No es difícil concluir que la falta de mantenimiento sea consecuencia de falta de inversión de recursos, aunque quienes gobiernan la capital del país se apresuren a decir todo lo contrario.

No solo se trata de reflexionar las causas de tipo técnico y administrativo, sino las que subyacen más allá de lo aparente. Es necesario analizar este tipo de desgracias, desde una perspectiva, que ninguno de los medios abordará, porque es una verdad indiscutible, oculta con la cortina de humo de los detalles sensacionalistas. Veamos esa verdad oculta: El sistema de producción actual, conocido como sistema capitalista de producción, está basado en la explotación de la fuerza de trabajo humana. La fuerza de trabajo se convierte en una mercancía, en cuyo costo de producción además de la canasta básica, se contempla el gasto de transporte del trabajador, del lugar donde vive hacia su centro de trabajo; en ese contexto todos los sistema de transporte público, persiguen el objetivo de abaratar el costo del traslado del trabajador a su centro de producción, y el Metro de la CDMX, no es la excepción; ya que en la medida que dicho costo se abarata, en consecuencia también se abarata el costo de la mano de obra.

A los dueños de las fábricas, de los centros comerciales, de los bancos, no les quita el sueño invertir recursos para garantizar la seguridad de los medios de transporte, ellos y quienes los representan, actualmente los gobernantes salidos de la llamada 4T, tienen claro que el sistema de trasporte que moviliza millones de trabajadores y a sus familias todos los días, es un sistema que colapsa porque presenta contantes fallas en sus líneas más antiguas, fallas estructurales, fisuras, filtraciones, fallas eléctricas, trenes cuya vida útil esta rebasada, curvas peraltadas, exceso de carga. La Línea 1 rebasa cinco décadas, fue inaugurada en el año 1969 en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y, la última, la flamante Línea Dorada, inaugurada el 30 de octubre de 2012, bajo el gobierno de Marcelo Ebrard, con apenas 10 años de vida, se encuentra fuera de servicio desde el 4 de mayo de 2021, un día después del derrumbe de dos trenes en un tramo elevado, mencionado líneas arriba.

A quienes detentan el poder económico y político de México, no les queda duda de que el Metro colapsa, pero no tienen ni la más mínima intención de evitarlo, de todas maneras, aunque ocurran más accidentes con más víctimas mortales, tienen millones de seres humanos a los cuales seguir explotando. A los trabajadores no les queda otro remedio que seguir utilizando este sistema de transporte para ir a trabajar, porque si no trabajan sus familias no tendrán alimento que llevarse a la boca.

La clase trabajadora mexicana debe tomar conciencia de que es necesario un modo de producción distinto al actual, en el cual su mano de obra no sea considerada una simple mercancía, sino la parte más valiosa de la sociedad porque es la que produce la riqueza. Y esa riqueza debe ser utilizada para garantizarle alimentación, vivienda, educación, salud, cultura, deporte; incluido un transporte que no ponga en riesgo su vida y la de su familia.

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