Como cada año, el Presupuesto de Egresos de la Federación fue aprobado en la Cámara de Diputados, quien tiene la facultad exclusiva de velar por encontrar un balance entre un gasto público razonado y la estabilidad económica del país, el cual, al mismo tiempo, debe encontrar las vías óptimas de crecimiento y desarrollo; sin embargo, para el año 2022 no tendremos ni lo uno, ni lo otro, como ya es costumbre desde hace cuatro años.
México enfrenta el enorme reto de que la recuperación económica del país la puedan sentir todos los ciudadanos y no solo a través de la asignación de programas del bienestar (mismos que no llegan a todos los sectores de la sociedad), sino con empleos formales, dignos y productivos, y a su vez, dotando de servicios básicos (luz, agua, pavimentaciones, drenaje, etc.) a aquellas comunidades que se encuentran en el cinturón de pobreza urbana.
Para 2022, la propuesta de MORENA contiene reducciones fundamentales a rubros esenciales que impiden pensar en un proyecto de recuperación y crecimiento económico, dándole mayor presupuesto a los magnos proyectos de AMLO, como lo son: el Aeropuerto “Felipe Ángeles”, la Refinería “Dos Bocas”, y el “Tren Maya”, que son proyectos altamente cuestionables.
De acuerdo con el PEF 2022, habrá una reducción de 94% con respecto al año anterior en financiamiento a microempresas familiares; 93% menos de presupuesto para el Programa de Apoyo al Empleo; reducción de 11.2% al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, así como 22% menos para el Desarrollo Agrario del país. La Secretaría de Economía, la encargada de producir estímulos al desarrollo, la inversión y el crecimiento de México, tendrá una reducción del 45% con respecto al 2020.
Además, el Tren Maya abarca el 95% del presupuesto total de Turismo. México que se encuentra entre los diez países más visitados del mundo con un 9% del Producto Interno Bruto (PIB); pero, según datos de la Organización Mundial de Turismo, sigue a la baja en la recepción de visitantes internacionales.
La aprobación del PEF 2022 manda un mensaje muy claro; impulsar los proyectos prioritarios del berrinchudo AMLO, quien dice que sus obras serán eje rector de la economía nacional hacia futuro. Pero, ¿y si la apuesta sale mal?. Habremos entonces puesto todas las esperanzas en cosas que probablemente no funcionen como han sido planeadas, y si es así, se está comprometido el futuro del país.
¿Cómo es posible que no tengamos estudios detallados sobre la razón de desaparecer los programas mencionados o de la reducción presupuestal en entidades fundamentales para México? ¿Dónde queda la responsabilidad de estructurar un gasto público pensado en el beneficio de la mayoría, no solo presente, sino futura?
Se está cometiendo una grave irresponsabilidad política e histórica al impulsar que la mayor parte del gasto público esté pensado como botín y no como un instrumento que impulse el crecimiento económico y desarrollo de México.
Pensar en el bienestar exige que, ante las situaciones críticas como la que vivimos desde 2020, se busquen todos los medios posibles para combatir la pobreza extrema en que muchas familias mexicanas viven, y no analizados desde el reduccionismo absurdo, pues de otra forma, seguiremos comprometiendo el futuro del país.
Lo que resulta increíble e irracional es la amenaza sobre los jóvenes mexicanos al quererlos incorporar, en el momento en el que cumplan 18 años, al Registro Federal de Contribuyentes. Eso es terrorismo fiscal sobre mexicanas y mexicanos que todavía no inician su vida laboral y cuyos proyectos de vida van sobre su preparación y estudio a esa edad. No cabe duda, las prioridades del gobierno federal están muy mal enfocadas. Se refugian en la crisis provocada por el Covid-19 y pasan por alto que la crisis de México comenzó mucho antes de que el primer caso llegara al país.
El peor riesgo de México no es la pandemia, es la ineficiencia y la incapacidad, de un presidente que quiere hacer lo que se le viene en gana con la economía del país, misma que pone en riesgo a todos. Al tiempo.
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