Como con todo, en esto del regreso a clases presenciales en diversos estados, entre ellos Campeche, el Presidente Andrés Manuel López Obrador habla mucho y hace muy poco. Pero el contraste es no solamente entre lo que dice y lo que hace, sino entre lo que sí se pudiera hacer y lo que decide no hacer. Si no fuera porque hace mucho daño, pareciera cosa de mofa o material para caricaturas, pero, la verdad, no es graciosos que la gente esté muriendo, pudiendo ser diferente, mientras López Obrador se vanagloria de que el pueblo está feliz y que él es el mejor mandatario del planeta.
El Gobierno Federal y la mismísima Secretaría de Educación Pública, en voz de su titular Delfina Gómez Álvarez, prometieron recursos para acondicionar las escuelas, pero hoy se sabe que 130 escuelas fueron vandalizadas y están a la espera de 37 millones de pesos que servirían para acondicionarlas, y así poder abrir sus instalaciones a las clases presenciales. ¿Por qué no se ha hecho, siendo que ya se abrieron las otras escuelas?, ¿realmente no hay recursos para acondicionarlas?, las que ya abrieron ¿están realmente en condiciones y preparadas para enfrentar posibles nuevos brotes?, ¿eso es todo lo que puede hacer el gobierno para proteger a los estudiantes, a nuestros hijos, al futuro del país? Esos 37 millones de pesos son solamente el 0.02 por ciento de lo que va a costar en total la Refinería de Dos Bocas; lo que destina el Gobierno Federal para “acondicionar las escuelas, y hacer posible el regreso a clases presenciales de manera segura y que no haya rebrotes, contagios y víctimas fatales entre nuestros niños, es una verdadera burla. Además, en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), que propuso López Obrador y que ordenó a sus diputados levanta dedos que aprobaran “sin moverle una coma”, el gasto destinado a los menores de 18 años tendría un recorte de 65 por ciento y el destinado a la primera infancia disminuiría 91 por ciento, ¿sabía usted que el Presidente está castigando a sí a nuestros hijos?, ¿dónde está la preocupación por los niños y primero los pobres?
Un gobierno responsable debería modificar sus presupuestos para atender emergencias, como la sanitaria y demostrar así que se preocupa honestamente por la salud, la vida y la formación de los niños. Y eso si le agarra la emergencia después de haber hecho el presupuesto, sin haber considerado la emergencia, pero se pueden rehacer los presupuestos. Pues el Presidente y sus cómplices diputados del partido Morena, ahora podrían haber hecho un mejor presupuesto, sabedores de la emergencia y preocupados por los infantes. Pues no, al contrario, recortan en ese presupuesto a la atención de infantes y lo hacen de manera premeditada, alevosa, descomunal y ruin.
Ya son muchos y variados los sectores a los que descobija el Presidente, y es infame la forma en que, sin sentir ningún escrúpulo, carga los recursos a sus obras de relumbrón y un poco a los programas de entregas de dinero, que le aseguran votos, y los pocos recursos que si va a destinar para los pueblos, los concentra en los lugares donde gobierna la gente de su partido y abandona a los que no, como si de ese modo castigara a los políticos de la oposición, pero en realidad está castigando al pueblo.
Nadie se imaginó que pudiera recortar recursos a educación, o que se atreviera a desaparecer el Fonden o el Seguro Popular, o a dejar sin protección al sector salud cuando empezó la pandemia, y acaparar todos esos recursos para su política de corrupción y favoritismo, sin que haya poder capaz de denunciarlo o de contenerlo… es criminal cómo sus acciones se convierten en muertes innecesarias. Pues cuando pareciera que ya no se puede ser más miserable y canalla, ahora se ensaña con los infantes y hasta sin leche Liconsa los quiere dejar. ¿No es igual de criminal que para tener más ingresos en vez de cobrar más impuestos de manera progresiva, es decir que paguen más los que más ganan, decida obligar a los trabajadores informales a pagar, es decir a los más pobres entre los pobres?... ¿y los ricos?, ¿Este es el humanista y estadista que se atrevió a presentarse al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas para aventarse el hediondo eructo de pedir que los más ricos donen para darle a los más pobres? Hablar no empobrece, ¿por qué no ha hecho en México lo que le propone al mundo, siendo que aquí sí podría por lo menos intentarlo? No, lo que intenta en México es cargarle el peso de la carga impositiva a los más pobres y quitarles el gasto público; exactamente lo contrario. ¿No le da vergüenza a la poca izquierda que aún le aplaude sus crímenes?
Así las cosas, en la moral del Presidente, ¿usted cree que él se va a preocupar por la salud y la vida de su hijo? Pues ya vio que no, y por ello debemos aprender la lección y comprender que él no es el cambio que esperábamos. El cambio no hay que esperarlo, ya hay quienes nos dicen bien y de manera precisa lo que se debe hacer si realmente queremos cambiar al país para bien, y es asunto solamente de atender el llamado, de decidirnos a transformar de una vez por todas, de verdad y no estilo peje, a nuestra querida patria, ahorita que todavía es nuestra y que todavía se puede.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario