Ha finalizado el cuarto mes del año 2024. El pueblo mexicano tenía la esperanza de que mejorarían su economía familiar después de reponer los gastos de fin de año de 2023. Sin embargo, esto no ha sido así.
Resulta que en pleno mes de abril llevamos tres quincenas seguidas con una tasa de inflación que presenta un incremento del 4.63 % y va en ascenso; es la tasa de inflación general, pero nada más en el sector agropecuario es de 6.98 %.
La inflación nunca se ha ido en realidad y, aunque se desaceleró a finales de 2023, nunca llegó al 4 % después de haber estado cerca del 10 % en 2022, por lo que ahora nos parece menor, pero la mala noticia es que está nuevamente acelerando y esto es antes de que enfrentemos nuevas “presiones inflacionarias”.
Los ricos se hicieron más ricos con AMLO y los pobres se hicieron más pobres, pese a su promesa de “primero los pobres”: una cosa es hacer campaña y prometer, y otra muy distinta es cumplir.
El pueblo mexicano debe aprender la lección, dejar de basar su esperanza en la fe y tomar medidas para corregir, pues él es el afectado. Las familias humildes son quienes sufren las consecuencias de la inflación y son las únicas interesadas en hacer algo para corregirlo.
Es evidente que, en estos tiempos electorales, lo que menos les preocupa a nuestros gobernantes es el problema de la inflación. Los candidatos y gobernantes se han gastado todo el dinero que les asignó el Instituto Nacional Electoral y todavía más, con el objetivo de ganar la silla presidencial, las gubernaturas, las presidencias municipales, diputaciones y senadurías, donde quienes se aprovechan del erario son los ganadores de estas elecciones.
¿Y qué ofrecen? Nada.
Para escoger a quien ocupe la silla presidencial hay que pensarlo 20 veces, puesto que las propuestas de los partidos políticos son muy pobres y suenan a demagogia. Pero como hemos escuchado en los debates, lo importante de esto, para quienes sólo piensan en el poder, es dar un buen espectáculo, desprestigiando al oponente, para ganar y seguir tomando los recursos que son del pueblo.
Pero ese no es el principal problema, aunque nos hagan pensar que lo único que importa es acabar con la corrupción y, por ello, basta con poner en el poder a políticos que prometan honestidad y castigo a los corruptos aunque toda su vida política anterior esté marcada por la corrupción y ya en el poder lo sigan haciendo, solo que ahora presumiendo una pureza y “moralidad” que están muy lejos de tener.
El principal problema es que no se atacan las verdaderas causas de la pobreza, de la injusta distribución de la riqueza, de manera que en nuestro país se sigue agrandando la brecha entre ricos y pobres, y esto sólo quiere decir más inflación, más hambre, más miseria y más injusticia.
Lo que nosotros les hemos dicho es que esto no es casualidad ni accidente, sino que tiene sus causas y que quienes nos han gobernado no las atacan, porque no pretenden y nunca van a corregir el problema.
La política actual es buscar el mecanismo para no afectar a los grandes capitalistas y, más bien, buscar que sigan acrecentando su riqueza, tal como ha ocurrido en el periodo de Andrés Manuel López Obrador, como con los anteriores, pero más con AMLO.
En este periodo presidencial se han alcanzado récords históricos de las utilidades de la banca nacional e internacional en México.
Así como lo publicó la revista Forbes, México tiene 14 millonarios, cuya riqueza combinada suma 184 mil millones de dólares. Al inicio de la administración de AMLO, estas personas acumulaban una riqueza de 125 mil millones de dólares. Esto representa un aumento del 47 por ciento, casi la mitad de lo que ya tenían.
En tan solo seis años, Carlos Slim, el hombre más rico de México, ha visto su fortuna crecer en un 50 %, pasando de 67 mil a 102 mil millones de dólares. Todo esto demuestra que Morena y su representante, López Obrador, han cumplido con la burguesía.
A Slim lo benefició con los contratos millonarios que le dio a través de su gobierno, como el tren maya, perforaciones de petróleo, infraestructura marina y un contrato de comunicación logística.
Así pues, los ricos se hicieron más ricos con AMLO. Y esto quiere decir que los pobres se hicieron más pobres: la 4T ha cumplido con la burguesía y les ha fallado a los pobres de México que le dieron su voto con la ilusión de que cumpliera el “primero los pobres”. Con esto podemos decir que una cosa es hacer campaña y prometer, y otra muy distinta es cumplir.
Yo le digo a mis compañeros y a todos los mexicanos: tenemos que abrir los ojos, comprender que ni los anteriores Gobiernos, ni el actual, ni ninguno de todos esos que hoy siguen prometiendo que, ahora sí, son los portadores del cambio, o de la continuidad de un cambio que no se dio, y nos siguen prometiendo un paraíso de promesas, aunque gobiernen en los hechos para favorecer a los poderosos, ninguno de ellos es la verdadera opción para el pueblo trabajador.
Lo que tenemos que hacer ya es unirnos para formar un partido político de nuevo tipo, del pueblo verdadero, que pelee el poder y lo gane con el pueblo y para el pueblo, para que en los hechos verdaderamente pueda haber un cambio en nuestro país.
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