MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El pueblo organizado debe de ir más allá de la tragedia causada por la covid

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Los efectos de la pandemia de la covid-19 iniciada desde marzo de 2020 trastocaron e hicieron más difícil la vida de miles de familias, que de por sí están llenas de trabajo, carencias, sacrificio y dolor. Esta situación extraordinaria mostró de manera admirable la solidaridad, la fraternidad y la capacidad que los pueblos tienen para sentir como propio el dolor ajeno y hacer algo para aliviarlo.

Sin embargo, también vimos cómo la ignorancia y el temor se han apoderado de muchas gentes que agreden físicamente a médicos y enfermeras que están en primera línea atendiendo a los enfermos, a pesar de que muchos de ellos no cuentan con el equipo mínimo necesario para atender. Pero también se ven imágenes de hospitales que cierran sus puertas y se niegan a atender a nuevos enfermos porque están completamente saturados, sin camas, con enfermos en el piso, sin respiradores y sin medicamentos.

Tampoco se nos olvidan las filas y filas que se forman para poder llenar un tanque de oxígeno, tan largas y desesperantes como las que se hacen en las funerarias donde creman a los muertos por covid.

Pero también hemos visto las pruebas de solidaridad y la capacidad de organización de la población, y no puedo dejar de elogiar a la organización popular espontánea que ha logrado aliviar de algún modo el dolor de las víctimas de la tragedia. Los relatos que han hecho los afectados por el desastre son desgarradores, familias enteras han fallecido ante la pandemia, cada vez es más frecuente escuchar que alguien de tu círculo cercano esta contagiado o ya murió, se le ha puesto rostro y nombre a esta tragedia, y han quedado en el desamparo muchas personas que han perdido a sus padres, abuelos, hermanos o hijos. 

Y pareciera que lo peor ya pasó, pero, lamentablemente no es así, ante la grave situación, los científicos del orbe han emprendido una carrera reloj para encontrar una vacuna que acabe con el mortífero virus SARS-CoV-2. Fue el "Centro Nacional de Investigación de Epidemiología Gamaleya de Moscú, quien registró la primera vacuna, denominada Sputnik V, desde el 11 de agosto de 2020 y a finales de octubre de ese mismo año, Rusia presentó ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) las solicitudes para el registro acelerado, hubo farmacéuticas que informaron sobre la producción de otras vacunas, como Pfizer-BioNTech, Aztra Zeneca, Moderna. Ante lo apremiante de las circunstancias, las autoridades mexicanas elaboraron su plan nacional de vacunación; sin embargo, sólo han aplicado 600,000 vacunas, se  ha inmunizando al 0.38 por ciento de la población con una sola dosis, falta la segunda, con esas vacunas no se alcanzó a vacunar ni siquiera a todo el personal médico, pues no está incluido el personal de hospitales privados, pero ya vacunaron a los siervos de la nación, -léase estructura electoral de Morena-, políticos de ese partido y hasta artistas encumbrados afines a AMLO ya fueron vacunados. A este ritmo, se necesitarían más de 20 años para poder inmunizar a los más de 127 millones de mexicanos.

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Pero la cosa no para ahí, vivimos en un país capitalista donde todo se convierte en mercancía; es decir, en un país en el que la salud y la vida de los mexicanos importa muy poco, un país en el que las vacunas también se convierten en mercancías y como toda mercancía, podrán adquirirlas quienes tengan los recursos suficientes para comprarla, sin embargo, para la inmensa mayoría de la población la vacuna va a ser moneda de cambio en las próximas elecciones. ¿Quieres la vacuna? Afíliate con Morena ¿Quieres la segunda dosis? Vota por nuestros candidatos.  

Por eso es importante que el pueblo mexicano saque también lecciones que lo ayuden a sobrevivir y a luchar por cambiar sus condiciones de vida, para exigir su derecho a la alimentación, a la salud, a una vivienda digna, a la educación de calidad, etc. 

Debemos tomar en cuenta la predisposición de ánimo que la pandemia ha dejado en miles de contagiados y en las personas que han perdido a sus familiares, es conveniente llamar la atención sobre la situación de desamparo en la que viven la mayoría de los mexicanos y los pobres del mundo, porque la covid ha afectado mucho más a los pobres, a los que viven en esas condiciones deplorables, debemos hacerles conciencia de que la pandemia no fue un castigo divino ni del diablo, sino culpa de un presidente de la República que no fue capaz de tomar las medidas necesarias y a tiempo para proteger a su pueblo. 

Todos los que perdimos a un ser querido, a un compañero, a un amigo, debemos recordar siempre que este gobierno de la 4T encabezado por AMLO dejó en el abandono más absoluto a los trabajadores, a los campesinos, a las amas de casa, a los niños con cáncer, pero, además, es importante no olvidar que es el causante de propiciar que una minoría de ricachos se llene los bolsillos con la compra, la venta y la reventa de las vacunas. 

Antes de confiar en la bonhomía de los morenistas y sus "siervos de la nación” frente a acontecimientos dramáticos como los recientes, hay que rescatar la capacidad de reacción, esfuerzo y organización solidaria que la población tiene en torno al bien común. Antes de volver a confiar en quienes les arrebataron los programas sociales que había para el pueblo, hay que pensar: ¿qué no podrá hacer el pueblo si se organiza también para aliviar su pobreza y no solo en situaciones extraordinarias? Ya se habrían eliminado las lacras de la indigencia, si el pueblo, con sus mejores elementos al frente, dirigiera su destino.

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