La pandemia llegó para cambiar, renovar y desarrollar los medios de comunicación. Esto fue sin duda un gran cambio, pero también un golpe a los estratos sociales más bajos de todo el mundo, incluyendo a los mexicanos. Se cambiaron las actividades cotidianas que se realizaban en áreas de trabajo y escuela, limitándolos al hogar y se confinó una de las más importantes, motor de desarrollo del país: la educación.
De forma drástica, ha cambiado la acción de recibir y acceder al aprendizaje para prepararse de manera secular o profesional; la educación que actualmente se imparte en los centros educativos del nivel que sea, se ha encontrado con nuevos retos, pero uno de los más grandes ha sido llevar el aprendizaje a miles de niños y jóvenes que tuvieron que acuartelarse en sus casas para cumplir con las medidas sanitarias, medidas que sin ser previstas provocaran a largo plazo un retroceso tanto en el aprendizaje, la calidad y el acceso de las clases en línea.
Hasta el momento, las clases virtuales han jugado un papel importante para recibir educación. Sin embargo, aunque se escuche muy “moderno” el aprender de esta manera, fue un modelo de educación que ya se utilizaba desde hace unos años; su aplicación se desarrolló como alternativa para permitir que los estudiantes por cuestiones de distancia, actividades laborales e incluso comodidad, pudieran llevar desde su propio hogar, alguna licenciatura, curso, diplomado, etc., y así de manera virtual llegar a concluir dicho curso, en menos tiempo y en horarios flexibles para el estudiante. Además, la complejidad de esto, solo radica en tener una buena señal de internet y tratar de cumplir el plan educativo.
Todas estas características, fueron la clave para que la Secretaria de Educación Pública (SEP) pusiera en marcha el ciclo escolar, las clases en línea y a través de canales como la televisión para no dar por perdido el semestre. A su vez, con previo aviso, se realizó la capacitación de docentes en esta nueva modalidad para no resultar improvisadas las clases; fue así como todos los niveles educativos, con la firme intención de disminuir la incidencia de casos positivos de la covid-19 dieron inicio, esta decisión fue “aparentemente” sensata.
Sin embargo, esto no ha resaltado dos grandes problemas sobre la educación mexicana, la calidad educativa y el acceso a los aparatos tecnológicos para acceder a las clases en línea. La realidad nos demuestra de nueva cuenta nos hagamos la siguiente pregunta ¿realmente todos pueden acceder a las clases? ¿Realmente todos están aprendiendo de la misma forma? la respuesta es no, agregamos también en retrospectiva los problemas que está dejando la pandemia en México: la falta de empleos, despidos, despidos injustificados, recorte al ingreso a las familias, entre otros tantos problemas que son una barrera para cumplir con el objetivo.
Ahora con la intención del nuevo regreso a clases este 30 de agosto, es necesario darse cuenta que el gobierno federal, continúa sin atender los problemas reales, sin dar un servicio de internet gratuito para toda la población, que pretende iniciar el ciclo escolar sin un plan estratégico para evitar el aumento de contagios y decesos que esto implica, mucho menos ha pensado en la vacunación masiva a este sector estudiantil y desgraciadamente, la SEP de nueva cuenta no mide las consecuencias, ni pone atención a este gran detalle.
Este actuar se suma a una deficiencia más del gobierno federal y se traduce en el regreso a las aulas, como una falsa medida de aprendizaje, porque nos puede llevar a un elevado número de contagios y muertes. Todos sabemos que México no es principalmente un país con el mejor aprovechamiento escolar, aun teniendo la asesoría directa de los docentes en las aulas, pero aquí es importante conocer cuál es la verdadera intención del gobierno y sus consejeros al mandar llueve, truene o relampaguee a los alumnos a las aulas, si desde un inicio la educación no fue prioridad para ellos.
Las clases virtuales, nacieron por una necesidad y ahora contribuye a mitigar el problema de salud que actualmente vivimos. Sin embargo, su implementación trae y está resaltando los verdaderos problemas del pueblo. Esto es un recordatorio para que el gobierno de la 4T que juró apoyar a los más pobres, cumpla. Pero debemos darnos cuenta que hasta el momento sus acciones son muestra indiscutibles del desinterés que tiene no solo por la juventud estudiantil, sino por todos los mexicanos en general y solo se limita a lamentos, dimes y diretes que no salvaran a la población de un contagio masivo o de una cuarta ola más agresiva como la que atravesamos.
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