Cada vez se acerca más la fecha para renovar el gobierno del estado y los 39 ayuntamientos de Durango y, como siempre, los ánimos se calientan cada vez más. Esto sucede, como ya lo sabemos, cada que se acerca un período electoral.

También es normal que en estas fechas la gente se sienta emocionada y atraída por los candidatos porque estos llegan ofreciendo hasta lo imposible y, la gran mayoría de las veces, ofrecen, lo que la gente necesita y quiere escuchar. Este sentimiento surge, a pesar de que la gran mayoría sabe que todo lo que prometen los candidatos se queda en promesas y que estos son como las golondrinas que llegan en la primavera y se van para regresar en la siguiente primavera, bueno, los candidatos y sus promesas regresan cada tres primaveras.

Además, acompañado de esos ofrecimientos vemos toneladas de propaganda que van a la basura una vez pasada la elección, así también, miles de spots en la radio, televisión y las redes sociales, todo pagado con el dinero de los trabajadores mexicanos. Y para endulzar su alocución y convencernos de que en realidad quieren trabajar por nosotros, nos “adelantan una probadita”, de lo que tendremos una vez que lleguen a tomar posesión, y nos entregan una despensa caducada, una gorra mugrosa, o una playera corriente que solo aguantará una lavada, también todo ello pagado con el dinero de los trabajadores; y nos quedamos con la esperanza, que es lo único que nos dejan, pasada la primavera.

Para soportar lo dicho pongamos dos ejemplos vivos: el del hoy presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el del alcalde del Mezquital, José Osbaldo Santillán Gómez, que, por cierto, hoy ambos caminan en la misma fila. AMLO prometió bajar el precio de la gasolina a 10 pesos el litro, apoyar a los campesinos más que en otras administraciones, atención médica gratuita y de calidad, crecimiento económico al 4%, acabar con la corrupción, la inseguridad, la impunidad, el huachicol, entre muchos compromisos. ¿Y qué tenemos ahora, a más de tres años del gobierno federal? Todo lo contrario. ¿Y qué prometió Osbaldo Santillán? Regresar el programa Prospera, trabajar para todos los mezquitalenses sin distingos de partidos y organizaciones, atender a todos los grupos, etc., ¿lo ha cumplido? Hasta la pregunta ofende.

Por lo anterior, mi llamado a todos los mezquitalenses bien nacidos, de todos los grupos e ideologías, a que no hagamos caso a los cantos de sirena, y a que hagamos un frente común, en pro de los pueblos de las distintas zonas de nuestro municipio (valle, sierra y zona baja). El pueblo tiene que aprender a analizar bien los problemas que nos aquejan, identificar quiénes son los culpables de tales y cómo debemos enfrentarlos. Si el pueblo se organiza, estaremos a un paso de cambiar el rumbo de nuestro municipio. El pueblo organizado es capaz de grandes transformaciones. Si queremos que las cosas cambien, la tarea es unirnos para ponernos de acuerdo sobre la senda que debemos tomar. Los candidatos no nos van a resolver la vida, lo haremos nosotros mismos, pero organizados.