El sector salud continúa resistiendo un recorte presupuestario en el llamado “gobierno de la transformación”. De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), entre enero y septiembre de este año, el gasto funcional en salud fue apenas de 615 mil 424 millones de pesos, lo que representa una caída del 4.1 % anual.
Los gobiernos que pugnan ser diferentes revelan siempre su incapacidad para convertir en realidad las promesas realizadas en campañas electorales.
Este ajuste es el mayor registrado para un periodo similar desde 2018, cuando la reducción fue de 4.2 %, y confirma una tendencia de debilitamiento en la inversión pública para el sector.
Pese a ello, Hacienda sostiene que el gasto hecho va conforme al calendario presupuestal y que las caídas son consistentes con otros rubros como medio ambiente, seguridad, cultura y vivienda. Sin embargo, esta lectura contrasta con la percepción de especialistas y pacientes que han señalado que la reducción presupuestal ya se refleja en el desabasto de medicamentos y el pésimo servicio que hay en los centros de salud.
El gasto público en salud representó apenas el 2.7 % del Producto Interno Bruto (PIB), cifra que se encuentra considerablemente por debajo del 6 % que sugiere la Organización Mundial de la Salud (OMS) para garantizar sistemas sanitarios capaces de responder a las necesidades de la población. Esta diferencia crece año con año.
El deterioro del sistema de salud está teniendo consecuencias directas. En varios estados del país, incluido Jalisco, persiste el desabasto de medicamentos oncológicos y otros fármacos esenciales, lo que ha obligado a pacientes, especialmente niños y mujeres con cáncer, a interrumpir tratamientos e incluso a perder la vida, pues, aunque los medicamentos existen en el sector privado, sus costos los hacen inaccesibles.

Esto pone de manifiesto, una vez más, que los gobiernos que pugnan ser diferentes revelan su incapacidad para convertir en realidad las promesas realizadas en campañas electorales.
Sus decisiones políticas contribuyen a la degradación estructural del sistema de salud, donde la conjunción de recortes, la falta de planificación y las deficiencias en la ejecución del presupuesto afectan directamente la salud pública.
Organizaciones de padres han denunciado la falta de quimioterapias y han desmentido a la presidenta Claudia Sheinbaum. “En Jalisco no han llegado los oncológicos, entre ellos 32 sumamente importantes para niños y adultos que luchan contra el cáncer, y para colmo también faltan antibióticos.
¡La vida de miles está en riesgo! ¿En Jalisco somos ciudadanos de segunda? Exigimos respeto. Ya descalificó la marcha de las familias por sus medicamentos; le recordamos que aquí defendemos la vida.
¡Le dejamos la lista de lo que no hay en vísperas de septiembre!”, publicó en X la asociación civil Nariz Roja AC.

El secretario de Salud de Jalisco, Héctor Raúl Pérez Gómez, confirma que el estado enfrenta un grave desabasto de medicamentos oncológicos debido a la falta de suministro por parte del Gobierno Federal.
Aunque Jalisco mantiene una cobertura superior al 90 % en medicamentos generales, el abasto para pacientes con cáncer, adultos e infantiles apenas alcanza el 30 %.
“Lamentablemente un alto porcentaje de los medicamentos oncológicos provienen de la Federación y ahí estamos haciendo gestiones fuertes para lograr que sean enviados”, señaló Pérez Gómez, quien aseguró que ya se ha contactado a ambos subsecretarios de Salud federal y que se espera que en los próximos días inicie una entrega más regular.
A esto se suma la insuficiencia en la distribución de vacunas, particularmente las del esquema básico. La disminución en la cobertura de inmunización ha permitido el resurgimiento de enfermedades prácticamente erradicadas.
El incremento reciente de casos de sarampión, así como los fallecimientos asociados a esta enfermedad prevenible, son considerados por especialistas como un indicador crítico de la fragilidad actual del sistema. El sarampión, controlado durante décadas, ha vuelto a convertirse en un riesgo real para comunidades con baja vacunación.

Hasta octubre se han reportado 23 muertes. México acumula 4 mil 915 casos confirmados de sarampión, distribuidos en 25 estados, además de 11 mil 776 casos probables, según el Boletín Informativo 28 del Sistema Especial de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedad Febril Exantemática (EFE), con corte a la semana 41 (17 de octubre de 2025). Los estados con más casos son: Chihuahua (1 mil 537), Sonora (101), Jalisco (80), Michoacán (77), Guerrero (62), Coahuila (55), Durango (40) y Zacatecas (21).
De cara a 2026, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) contempla un aumento para el sector, asignando 996 mil 254 millones de pesos, lo que representa un incremento de 5.8 % en comparación con el año anterior; sin embargo, a pesar de esta inyección el gasto en salud sólo alcanzará el 2.6 % del PIB, alejándose aún más de la meta recomendada por la OMS.
En otras palabras, aunque se disponga de más fondos, México seguirá operando con un gasto insuficiente para atender a una población en crecimiento, que enfrenta un aumento en enfermedades crónicas y desafíos epidemiológicos que exigen sistemas preventivos mucho más sólidos.
Mientras no se adopte un compromiso sostenido para elevar el gasto público a niveles comparables con los internacionales, el país seguirá lidiando con un sistema de salud debilitado, marcado por desabasto, carencia de vacunas y consecuencias sanitarias cada vez más graves. En suma, el pueblo seguirá pagando con su vida las malas políticas implementadas por sus gobiernos. No hay más.
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