MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En “Gobierno de los pobres”, millonarios se enriquecen aún más

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Nuevamente, las noticias nos sorprenden con información que refleja la frágil economía de nuestro país. Como todos sabemos, no hay semana en la que no nos enteremos de que tal o cual producto de la canasta básica subió de precio, o que el gas o el transporte se encarecieron. 

Esta semana le correspondió el alza a las frutas y verduras que una ama de casa utiliza diariamente para preparar sus alimentos: el jitomate, la cebolla, el aguacate, el chayote y hasta el huevo que día a día se utiliza en la cocina. 

Cada día que pasa, la gente más pobre se va dando cuenta de que una vez más ha sido engañada; que la supuesta cercanía con los pobres que pregona la 4T no ha sido más que una estrategia publicitaria para adormecer su conciencia.

También se habló de un aumento en el precio del gas, la electricidad y la gasolina. Algunos medios de comunicación, como El Universal del 24 de julio de este año, con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), señalaron que la inflación en México llegó a 5.61 % a tasa anual en la primera mitad de julio, es decir, un aumento de 0.76 % respecto a la última quincena de junio; lo cual representa la tasa más alta para dicho periodo desde 1996. Algo que, de acuerdo con la nota, no sucedía desde hace 28 años.

Tal vez una madre de familia no sepa mucho o no sepa nada de economía, pero se da cuenta a la hora de ir a la tienda o al mercado de que su dinero ya no le alcanza para comprar sus alimentos; en ese momento, tiene dos opciones: o compra menos de lo que necesita o compra un producto de peor calidad, con tal de no regresar a su casa con las manos vacías.

Porque resulta que el jitomate tuvo un aumento mensual de 27.97 %; la cebolla, 16.72 %; el chayote, 13.41 %; el aguacate, 10.0 %; la naranja, 7.09 %; el huevo, 3.61 %; y el gas doméstico, 4.74 %. Tal vez no todos nos dimos cuenta, pero también subió la electricidad 2.1 %; la gasolina de bajo octanaje, 0.63 %; y el transporte aéreo, 12.03 %.

El problema de todo esto es que, mientras por un lado se da el fenómeno de la inflación que afecta directamente al bolsillo de quienes viven con el salario mínimo, por otro lado, el presidente presume sin ningún recato que a los banqueros les fue bien.

Y es cierto, porque, de acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, tan solo en 2022 tuvieron jugosas ganancias por arriba de los 236 mil 743 millones de pesos. A los banqueros, ni el covid-19 ni la inflación los ha afectado.

Pero no sólo a los banqueros, también a los cinco hombres más ricos de México les fue de maravilla; ellos incrementaron su riqueza no 50 ni 100 por ciento, sino 226.6 % durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. 

El periódico La Jornada del 23 de julio, por cierto, un día antes de que se diera a conocer el alza de los precios que enumeramos más arriba, dio a conocer que la riqueza de Germán Larrea, director ejecutivo de la minera más grande del país y concesionario de la mayor extensión de las vías del ferrocarril, acrecentó su riqueza en 944.2 %, casi mil por ciento. Junto a Carlos Slim, Ricardo Salinas, Alejandro Bailléres y Juan Beckman Vidal, suma una fortuna de 158 mil 630 millones de dólares; cerca de la quinta parte de la deuda pública de México hasta mayo de este año.

Es cierto que a los trabajadores en general, difícilmente podrán retener porcentajes y números que tienen que ver con el fenómeno de la inflación o del aumento de las grandes fortunas de los magnates más influyentes y poderosos de nuestro país, pero se dan cuenta cuando un Salinas Pliego, o un Germán Larrea protagonizan pleitos y dimes y diretes con el presidente, aparentando estar confrontados, al mismo tiempo que sus grandes fortunas no paran de crecer; mientras que, del lado de la gente más pobre, el alza de los precios es imparable, haciendo que el tan cacareado aumento del 20 % al salario se haya desvanecido como humo, dejándolos igual o peor que antes, por tanto incremento de los precios de los alimentos y demás productos de consumo diario.

Cada día que pasa, la gente más pobre se va dando cuenta de que una vez más ha sido engañada; que la supuesta cercanía con los pobres que pregona a los cuatro vientos el Gobierno de la 4T no ha sido más que una estrategia publicitaria para adormecer su conciencia.

Se da cuenta de que mientras en los medios de comunicación, igual que en la lucha libre, se escenifican manotazos entre los “potentados” —como les llama AMLO—, y el Gobierno federal, pero por debajo del agua les otorga todas las facilidades para que florezcan los negocios y su riqueza se eleve como la espuma.

El pueblo entiende que, por más que se diga lo contrario, este gobierno no es para los pobres. Hay que aclarar que no se trata de oponerse al crecimiento de la riqueza de quienes tienen la suerte de estar en el lado de los afortunados; de lo que no podemos estar de acuerdo es que se engañe a la gente con pequeñas dádivas monetarias y no se haga absolutamente ninguna inversión en la mejoría de las condiciones de vida de quienes padecen las peores calamidades sociales como el desempleo, los bajos salarios y la insalubridad.

Ha llegado el momento de abrir los ojos a la realidad, de darnos cuenta de que la liberación del pueblo debe ser obra del pueblo mismo, no de autodeclarados redentores, que, abusando de la falta de politización de la gente, la engañan una y otra vez bajo diferentes argucias, y se esconden detrás de diferentes caretas que solo se cambian cada seis años.

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