Las cifras cambian vertiginosamente en la medida que incrementa la pandemia. El número de contagios, hospitalizaciones y consecuentemente la cantidad de muertes por coronavirus en México se da a conocer en las cantidades que convienen. Los datos de las tres variantes de ninguna manera se acercan a la dimensión real de la tragedia de salud que vive el país, pues la Secretaría de Salud a modo, y de acuerdo al termómetro político, a la alza o baja de la “popularidad” de López Obrador, varían las cifras, o de plano las eliminan los fines de semana. Al sábado 15 de enero el número de contagios era de 44 mil 293, los casos confirmados 4 millones 257 mil y de muertes acumuladas 301 mil, mientras Inegi reporta casi 500 mil.
La opinión de verdaderos científicos, no como López-Gatell, confirman el desastre sanitario. “Uno de cada 13 mexicanos tiene covid-19 activo en este momento”, estiman. La doctora en ciencias médicas Laurie Ann Ximénes-Fyvie, jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la Facultad de Odontología de la UNAM y directora general de la organización Salvemos Conciencia y autora de “Un daño Irreparable”, en referencia a la criminal gestión de la pandemia en México, advierte que los récords de casos nuevos de covid-19 se pueden estancar en dos semanas si el número de pruebas para detectar oportunamente la enfermedad no se incrementa.
El pasado viernes 14 de enero el país alcanzó el cuarto récord de casos de covid-19. En las calles, las personas se volcaron en los kioscos públicos, en los laboratorios privados y farmacias para intentar, no siempre con éxito, conseguir una prueba para detectar la enfermedad respiratoria. “México parece haber llegado a su capacidad máxima de pruebas. Sí no es así, que las autoridades expliquen por qué lleva tres días estancada la curva de casos”, expresó Ximénes-Fyvie.
En el mismo sentido, el Dr. Alejandro Macías, especialista en Medicina Interna e Infectología, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 3 y autor de más de 100 publicaciones nacionales e internacionales en el área de infecciones y excomisionado contra la influenza en el país, señaló que la mitad de la población de México se infectará en las siguientes semanas, debido a la alta propagación de la variante Ómicron de covidad-19, “las vacunas no evitan la infección evitan la muerte y el colapso de la economía y las instituciones”.
Ante datos y opiniones que alertan al gobierno federal para corregir de una vez por todas el rumbo que ha tomado la pandemia en México, uno esperaría que las aceptara en una actitud responsable y seria, dado que se trata de vidas humanas y no de simples números que se anuncian cada día. Lejos de ello el titular de la Secretaría de salud, Jorge Carlos Alcocer Varela recomienda adaptación ante covid-19, uso racional de pruebas diagnósticas para asegurar su provisión de vigilancia y atención médica a quienes verdaderamente lo necesitan, apegarse a los lineamientos sobre la vigilancia epidemiológica, metodología del semáforo de riesgo y guías de tratamiento médico, es decir generalidades que no concluyen en el control de la pandemia.
Ni que decir de la actitud del propio López Obrador ante su segundo contagio, simplemente anuncio que era una gripa, continuó con sus actividades además de sus recomendaciones chuscas, burlonas y cínicas que hacen alarde de soluciones mágicas como Vaporub, tés, estampitas, o considerar al coronavirus como un “covidcito”. Acentúa la finalidad de continuar con la campaña de desinterés de los mexicanos para que no le exijan cuentas como presidente por el número de muertes por el coronavirus, ésta bien calculada y exaltada para dejar abierta la puerta del “garlito” que la culpa de todos los males del país es de los gobiernos anteriores y quitarse la responsabilidad del cinismo y la ineficiencia que lo caracteriza.
Una simple comparación de datos demuestra que en México la pandemia no está controlada. Mientras China con más de 1,400 millones de habitantes, reporta 104,580 casos confirmados y 4,850 muertes por coronavirus. La diferencia con México es abismal.
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