MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En México, las cosas se complican gravemente

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Hace unas semanas, el presidente Andrés Manuel López Obrador realizó un pacto con algunas empresas privadas para limitar los aumentos de los precios de los productos de la canasta básica y de esta manera evitar que los precios estén expuestos a la volatilidad de los mercados mundiales. 
 
Con ello pretendía contener la inflación que no cede desde los máximos de hace dos décadas; sin embargo, a poco más de dos meses de que se lanzó el Paquete Contra la Inflación y Carestía (PACIC), más del 60 por ciento de los 26 productos básicos previstos continúan con tendencia de incremento de precios. Solo a manera de ejemplo, el precio del pollo, en León, Guanajuato, ha incrementado entre 18 y 20 pesos, es decir, el kilo está en 190 pesos; la carne roja es la que más se ha disparado sus precios, pues el kilo de bistec está en 200 pesos, por lo que ambos ya no son una opción para las familias leonesas de escasos recursos económicos.
 
El Banco de México realizó un ajuste a sus pronósticos de inflación para los próximos meses y advirtió que el balance de riesgos presenta un considerable sesgo al alza, al tiempo que aplicó un alza histórica de 75 puntos base a la tasa objetivo, a 7.75 por ciento. 
 
Tras el anuncio, los analistas ajustaron sus pronósticos para la inflación al cierre del año a niveles de alrededor de 8 por ciento y prevén que la tasa de interés de fondeo podría alcanzar el 10 por ciento. Dicha situación repercutirá aun más de manera negativa sobre los hogares más pobres que tendrán que lidiar con la escalada de precios que contribuirán a una pérdida importante en el su nivel de bienestar, que se dejará sentir sobre todo en el incremento del precio de los alimentos, provocando que los mexicanos comamos menos y peor.
 
Todos recordamos el accidente en la línea 12 del Metro que ocurrió el 3 de mayo del año pasado, entre las estaciones Olivos y Tezonco, que tuvo como consecuencia la muerte de 26 personas y más de 80 heridos.
 
Hoy se sabe que el colapso se debió a una falla estructural asociada al menos a cuatro deficiencias en el proceso de construcción de la obra e intervenciones que se alejaron del diseño original, así como a problemas derivados del mantenimiento, de acuerdo con el informe final de Det Norske Veritas (DNV), que fue la empresa contratada por el Gobierno de la Ciudad de México.
 
Y cuando todo salió a la luz, la empresa que hizo el estudio paso a ser de “reconocimiento internacional y expertos del más alto nivel”, de acuerdo con la declaración de Claudia Sheinbaum, a ser una empresa tendenciosa que entregó un informe falso. A pesar de todo, hasta hoy ni a la jefa de gobierno ni al secretario de Relaciones Exteriores se les ha fincado ninguna responsabilidad por la tragedia.
 
También está registrado que el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió el 24 de junio de 2021, que a más tardar en un año se concluiría la rehabilitación de la Línea 12 del Metro. 
 
“Yo ya puedo decirle a la gente de Tláhuac y a la gente de Iztapalapa y de Chalco, los que utilizan este sistema de transporte que a más tardar en un año estará funcionando de nuevo la Línea, con toda la seguridad y es mi palabra”, sostuvo el jefe del Ejecutivo, pero una vez más nos volvió a mentir. 
 
Por si esto es poco, de acuerdo con el informe presentado por la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, el mes de mayo fue el más violento, ya que se registraron 2 mil 833 homicidios dolosos, 279 más que en abril de este año y son seis entidades las que concentran el mayor número de casos, Guanajuato, Michoacán, Estado de México, Baja California, Jalisco y Sonora y no se ve para cuando se vaya a terminar la violencia.
 
De nueva cuenta millones de mexicanos nos consternamos al enterarnos, hace unos días, del asesinato de dos misioneros jesuitas y un guía de turistas, el pasado 20 de junio, en la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique, en la Sierra de Chihuahua, lo que demuestra que la delincuencia ya no respeta a nadie. 
 
Es de llamar la atención la declaración del Monseñor Ramón Castro Castro, secretario general del Episcopado en México, quien recriminó al Gobierno federal: “¡Cuanta violencia en México!, tanta sangre inocente derramada a lo largo y ancho del país. Los índices de violencia y sus estructuras de muerte se han desbordado en las comunidades…, es responsabilidad de quienes nos gobiernan procurar la justicia y favorecer la paz. Nuestro México está salpicando sangre de tantos muertos y desaparecidos…”.
 
Y a pesar de todo, AMLO mantendrá su estrategia de abrazos, no balazos y rechaza cambiar su política de seguridad y nos vuelve a mentir al decirnos que vamos bien.
 
Mientras el país se cae a pedazos y millones de familias sufren con el incremento de la inflación, el Gobierno federal sigue protegiendo a los responsables de la tragedia de la Línea 12 y, además, les da cuerda a sus corcholatas para que hagan proselitismo para la elección del 2024; mientras sigue creciendo el número de víctimas por la violencia desatada y por la pandemia de covid-19, pesimamente manejada por la Secretaria de Salud, el presidente se va tranquilamente a jugar béisbol con sus amigos y hasta lo presume en redes sociales, en vez de estar atendiendo los múltiples problemas que agobian a la nación. 
 
Los mexicanos necesitamos tener memoria y no ser insensibles al dolor ajeno y estar dispuestos a no permitir que nuestro país lo terminen de destruir quienes ofrecieron trabajar por primero los pobres, antes de que sea demasiado tarde.

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