En mi colaboración de la semana anterior daba cuenta de la política centralista emprendida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que a pesar de que se empecina en acuñar frases estridentes dignas de una campaña mercadológica, tales como: “por el bien de todos, primero los pobres”, “no somos iguales” y “ya no es lo mismo”, lo cierto es que han resultado dichos sin sustento que no cambian la terrible realidad que aqueja a la mayoría de los mexicanos.
Ejemplo de lo anterior es que se desaparezcan programas como les Estancias Infantiles, Prospera, Procampo y se eliminen partidas presupuestales como el Fondo Minero o el Ramo 23, y con una simpleza propia de quien detenta el poder, sólo se argumente que obedece al frontal combate a la corrupción, aunque por ningún lado presenta la prueba de la presunta desviación de los fondos públicos.
A tal circunstancia no escapan los municipios a los que se les ha constreñido a ser pagadores de nómina y aunque en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) se anuncia un incremento significativo a las participaciones federales, se ha insistido en reiteradas ocasiones que ello está en función del incremento de la recaudación, o sea que es una promesa poco fiable.
Por ello resulta importante recordar el tratamiento que se le ha dado a las demandas populares expuestas por mis compañeros antorchistas a los alcaldes de diversos municipios; vale dejar asentado por principio que se trata siempre de solicitudes de carácter elemental que perfectamente empatan en los programas institucionales.
La gestión enarbolada, en tiempo y forma, constituye un derecho consagrado en la carta magna, y que al protestar al cargo las autoridades juran respetar y hacerla efectiva, pero en la práctica acontecen cosas distintas. Veamos.
Cito primero los casos donde priva la sensibilidad y la inclusión; la lista resulta bastante corta, y es Fresnillo, encabezado por el presidente municipal Saúl Monreal, donde ya se han dado pasos concretos para atender obras de índole educativa, como el domo del CECYTEZ La Estación, la pavimentación de calles o apoyos de orden asistencial.
También sobresale desde su primer período como alcalde de Valparaíso, Eleuterio Ramos, realizando diversas acciones como obras de energía eléctrica y pavimentación. En el mismo sentido podemos traer a cuenta el ejemplo de Rogelio González de Villanueva, quien la semana pasada comprometió acciones de orden social y obras de pavimentación, y el otro caso verdaderamente significativo es el de Refugio Avitud en Vetagrande, quien a pesar de las limitaciones presupuestales estableció compromisos precisos a efecto de atender solicitudes de orden social.
Sobre lo anterior, conviene destacar que no se vulnera el derecho de organización, ni tampoco pretenden que la gente acuda de forma individual, pero también resalto que se establecen compromisos precisos dentro del alcance presupuestal, cierto que en la mayoría de los casos se trata de promesas a efectuarse en días próximos con el riesgo de quebrantarse, pero el primer paso está dado.
Desgraciadamente, en el segundo bloque se suma la mayoría de los alcaldes, en muchos casos la respuesta ha sido expresamente a favor de la solución pero se ha pedido tiempo para la atención, y en otros, como en Loreto, administración a cargo de Gustavo Aguilar, quién en los primeros días del año 2021, en un acto de evasión de su responsabilidad y escapismo, nos remitió a las oficinas de la Secretaría del Bienestar y del DIF municipal, pues confesó no contar con recursos para las solicitudes expuestas.
En esta postura hay otros casos, como el de Omar Téllez, en el municipio de Pinos, donde dicen que se valorarán las peticiones, pero el tiempo pasa y nada se atiende, incluso se presume la entrega de programas y apoyos sociales bajo marginación del gobierno estatal, pero en la práctica aplican la misma política a grupos organizados como los antorchistas. Baste citar estos casos a título de ejemplo, pero la lista de negativas por parte de las autoridades municipales es bastante prolija.
¿Qué hacer ante ello? ¿Debemos admitir las excusas y abandonar la lucha?
Nada de eso, sigo convocando a mis compañeros para que en próximos días asistamos a recibir respuesta, pero en caso de persistir la negativa denunciaremos el sectarismo y el desdén ante las necesidades sociales, acto seguido debemos prepararnos para que el próximo año 202e demos la pelea de ser necesario en las calles.
La respuesta a la pregunta inicial es clara, la diferencia radica en que hay alcaldes que entienden que su misión no es dar excusas desde la esfera gubernamental, saben que su tarea es ofrecer respuestas, por ello no hay otro camino ante la cerrazón que el pueblo organizado y valiente se haga oír, que levante la voz cuantas veces sea necesario pues las necesidades apremian de solución verdadera.
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