Cifras presentadas por el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas, señalan que durante los años 2017-2022 la demanda de atención a personas con problemas por el consumo de estimulantes, en los Centros de Atención Primaria en Adicciones (CAPA), los Centros de Integración Juvenil (CIJ) y los Centros No Gubernamentales, se triplicó en nuestro país.
Aunque no existen datos actualizados respecto al consumo de drogas en México, porque el Gobierno federal no ha hecho su trabajo, y los datos de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco sólo llegan hasta el 2016, la estadística sobre la demanda de tratamiento por consumo de sustancias es un indicador importante que permite apreciar la gravedad del problema.
Drogas de las llamadas Estimulantes de Tipo Anfetamínico (ETA) se incrementó su consumo en más del 200 %, durante el último sexenio, porque al ser más baratas por ser drogas sintéticas, se producen más rápido. Por ejemplo, la cocaína, requiere de un cultivo, cosecha y su preparación requiere de más tiempo antes de ser consumida; los ETA sólo requieren de precursores sintéticos que permiten que se puedan colocar más rápido en el mercado y sus efectos son mucho más fuertes.
Muchos menores de edad se suman a la filas del crimen organizado con la promesa de una vida mejor o en algunos casos al ser arrebatados de sus familias de manera forzada.
En relación con el estado de Guanajuato, un estudio realizado por Planet Youth señala que el 56 % de los menores de dieciséis años consume alcohol, marihuana y tabaco. El estudio señala que la inmensa mayoría de estos niños y niñas manifestaron enfrentar problemas de desintegración familiar y falta de cariño en el hogar.
El problema se presenta en los 46 municipios de la entidad y debe considerarse como grave y de urgente atención, ya que, de no hacerse, se continuará incrementando el número de niñas y niños que deserten de las instituciones educativas y el número de embarazos en menores de edad con todas las repercusiones que ello conlleva.
Y para agravar aún más la situación, recientemente el secretario de Seguridad Pública, Jorge Guillen Rico, reconoció que, en municipios como León, grupos delincuenciales están utilizando a menores de edad, entre los nueve y doce años para la venta de droga. Agregó que las corporaciones policiacas no pueden revisar a los menores de edad, razón por lo cual va en aumento esta práctica y que son en algunos casos hasta los propios familiares quienes involucran a los niños en estas actividades delincuenciales.
Ya anteriormente, medios de comunicación como Milenio habían señalado que muchos menores de edad se suman a la filas del crimen organizado con la promesa de una vida mejor o en algunos casos al ser arrebatados de sus familias de manera forzada.
Finalmente, cifras de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) registran que el estado de Guanajuato, de enero a julio de 2023, ocupó el segundo lugar a nivel nacional en asesinatos a menores de edad; los datos registran que en promedio cada 48 horas un menor es asesinado en la entidad. Y muchos de estos niños y niñas resultan ser víctimas colaterales del crimen organizado.
Una de las últimas masacres de jóvenes que cimbró a la entidad fue la ocurrida a mediados de diciembre, en el municipio de Salvatierra, donde un grupo de sicarios irrumpió en la hacienda San José del Carmen donde se realizaba un festejo navideño asesinando al menos a doce adolescentes y dejando a otros once gravemente heridos.
Este 1 de marzo comenzaron las campañas electorales de los partidos políticos que buscarán ganar la mayor cantidad de cargos de elección popular el próximo 2 de junio. Para el caso de Guanajuato son tres las candidatas que buscarán ganar la gubernatura del estado y serán millones de pesos, de todos los mexicanos, los que se derrocharán en sus campañas publicitarias en busca de convencer al electorado de que ellas son las más capacitadas para dirigir los destinos de la entidad.
Bien convendría a los guanajuatenses escuchar sus ofertas políticas y analizar quien tiene propuestas serias y claras para proteger y brindar una vida digna y decorosa a la niñez y juventud de nuestro estado y no conformarse con que le avienten algunas migajas o falsas promesas que simplemente no van a cumplir.
Ha llegado el momento de que aprendamos a votar de manera consciente y organizada, ya que sólo de esta manera será posible el día de mañana exigir que se cumpla la palabra empeñada.
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